Parece que en las próximas elecciones del 26 de Junio la derecha ganará de nuevo aunque dicen los rumores que la unión de la izquierda puede cambiar los resultados. Por ahora, no estoy segura de cuál es la estrategia más rápida y eficaz para la democratización del País Vasco (además de la construcción de un estado independiente y feminista, ya en marcha).
Tengo la sospecha de que la victoria de la izquierda en España no va a acelerar el proceso de democratización aquí y, por tanto, de emancipación o independencia, ni aquí ni en Cataluña. Es cierto que será beneficioso para el pueblo español, pero tengo también la sospecha de que la izquierda, en caso de ganar, no durará más de una legislatura (dos máximo) con lo que no tendrá tiempo para re-estructurar el sistema productivo de España y su sociología, entre otras cosas, porque andan muy justos de materia prima, es decir, capital humano y económico, y porque las tendencias globales, neoliberales y Europeas, entiéndase la oligarquía financiera, no se lo va a permitir. Por último, la población que vota a los partidos agrario-especulativos, nacional-católico-monárquicos y anti-democráticos, no va a desaparecer. Y son muchos.
La picaresca española dice que la debilidad del sector agrario y la miseria industrial que recorre la mitad meridional de la península, nada tiene que ver con lo que vota la gente y, por tanto, con el gobierno de España. Es más, la picaresca española dice que la sequía productiva centenaria no tiene relación con su falta de recursos y capital humano, ni con su sistema de educación y cuidado, menos aún con la falta de dinero e inversión estratégica. Todo el mundo sabe, y para muestra el caso vasco, que tener una clase empresarial industrial nada tiene que ver con tener una clase trabajadora industrial, un país industrial y unos partidos industriales.
Por eso ganan siempre los LandLords españoles en la Comunidad Autónoma Vasca, no así en la Comunidad Foral de Navarra …¿Cómo va a estar relacionado lo que la gente vota con el hecho de tener una España católico-monárquica, nacionalista-jacobina y anti-industrial? Por favor… Esta es la moraleja de la picaresca española. Y su picaresca, nuestra tragedia.
La población española está dividida, pero no como lo está la sociedad canadiense, inglesa o alemana. Tampoco como lo está la vasca o la catalana. Su tragedia es armada y estatal, infinita y legal, cruel, sangrienta y originaria. Tenemos, por un lado, el odio mutuo de la clase trabajadora (los que votan a la ultra-derecha - PP o C's - por un lado, y los rojos, por resumir, por otro). En medio, poca cosa, y sobre todo, muy poca articulación y estructura. Quizá sea por ello que España no tiene, nunca tuvo, un proyecto de Estado. Antes de la dictadura guerra, antes de eso (quitando un par de años de democracia) de nuevo dictadura, antes otra guerra, previamente dictadura, y así hasta el siglo XVI…
¿Qué es un proyecto de Estado? Lo que Noruega, Canadá, Alemania tienen. ¿En qué consiste? En que los acuerdos, por mayoría cualificada, sobre el sistema de producción, empleo, sanidad, formación y educación no se cambian cada vez que el gobierno cambia. En España, cada gobierno desmantela lo del anterior (reproduciendo sólo lo peor) e impone su propio proyecto. Como un país no puede funcionar de este modo, la oligarquía española (incluido el socialismo) han inventado su propio sistema de producción: la corrupción.
Andalucía-España podría haber sido una potencia Europea, incluso mundial, en el sector Agroo-Food, en cambio, el feudo de los socialistas tiene una de la mayores tasas del mundo (del mundo) de desempleo. ¿Qué han hecho durante los últimos 40 años? Lo mismo que los anteriores siglos: empobrecer a su pueblo, torturarlo, dejar que muera de hambre o soterrarlo en cunetas.
Pero lo más trágico no es que tras terminar el franquismo, España regaló su banco central al lobby Europeo y las tierras de su población a la mafia rusa. Lo más trágico no es que el Gobierno de España comparta con BBVA, Bankia, Santander e Iberdrola el monopolio legal de la violencia, mediante el cual te dejan morir de frío, hambre o enfermedad si no les pagas, como a la mafia, el impuesto requerido.
La tragedia no es que vendan armas a Arabia Saudi y le rasquen con la lengua el trasero al Pentágono a cambio de hacer desaparecer nuestros derechos y riqueza.
La tragedia no es que en el estado español vivan cuatro o cinco naciones y comunidades lingüísticas mientras que los dirigentes (incluida la izquierda) sólo hablan español y que en las instituciones centrales y públicas esté prohibido hablar en nuestro idioma o que sea imposible que dichas naciones vivan de forma normalizada en su propio idioma.
Lo más trágico no es que en un Estado de Derecho el estado no cumpla las leyes, ni siquiera los Estatutos, que son como mini-constituciones para nosotras, además de ser leyes orgánicas. Lo trágico no es que la ‘nueva’ izquierda surgida tras el 15M no sea tan nueva para las que no somos españolas.
La tragedia no es que la OCDE se lleve las manos a la cabeza (la OCDE!!) por los trucos, trampas y picaresca histórico-estructural de los dirigentes españoles. Lo más trágico no es que el estado español se siga construyendo mediante la subordinación de los diversos pueblos de la península. Lo más trágico no es que España haya aplastado a su pueblo y se haya quedado sin nación. Lo más trágico es lo que, década tras década, vota gran parte de su población.
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Nací posicionada, en el terreno de lo políticamente dudoso, y cuando me dijeron que la dominación mediante el discurso razonado se llamaba conocimiento una sobredosis estructural me convirtió en actualidad. Las que nacimos con la guerra perdida de antemano no luchamos para ganar, sino para transgredir, y la transgresión contiene dentro de sí técnicas milenarias practicadas desde el origen con la mayor disciplina.
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