04
Oct
2016
17:57
¿Hay alternativa a que la industria corrompa a los profesionales sanitarios?
Por Médico crítico
 
 
Que la industria (farmacéutica, alimentaria, de tecnologías sanitarias, etc) paga a lxs profesionales sanitarixs de diferentes formas (congresos, viajes, regalitos que exceden en mayor o menor parte lo que dice el código AUTO-regulatorio de Farmaindustria, conversión en líder de opinión con charlas bien remuneradas a cambio de leer un powerpoint preparado por la empresa en cuestión,...) es algo que ya sabíamos.
 
Que la industria (farmacéutica, alimentaria, de tecnologías sanitarias, etc) paga a las so/uciedades científicas para que éstas avalen desde galletas hiperglucémicas hasta yogures líquidos que te mienten a la cara sobre tus defensas o para que admitan en sus congresos tenderetes de Coca-Cola, McDonalds u Oscar Mayer (todo esto es verídico) también es algo que ya sabíamos.
 
Que las justificaciones tanto de profesionales como de so/uciedades científicas para (auto)justificar esto son variadas y peregrinas tampoco nos pilla de sorpresa, pero el otro día leímos una (auto)justificación que nos maravilló especialmente, y que se puede encontrar en este texto de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y de Atención Primaria (SEPEAP).
 
 
No vamos a detenernos a analizar el razonamiento porque creemos que se hace solo (y porque es algo que hemos comentado hasta al náusea en el blog en la serie de artículos sobre industria farmacéutica), pero sí queríamos hacer 9 breves aportaciones para sociedades científicas y otras 9 para profesionales sanitarios y 9 para las instituciones públicas que hacen que nuestro nivel de autocrítica pueda elevarse algo más allá de decir "si no me lo paga el Estado pues que corra la pasta y ¡VIVA LA INDUSTRIA!".
 
Son aportaciones parciales y no mutuamente excluyentes... y con alguna puede que no estemos nosotrxs de acuerdo, pero son un pasito a un lado dentro del discurso de "NO HAY ALTERNATIVA" que parecen haber asumido parte de las sociedades científicas, profesionales e instituciones.
 
 
9 aportaciones para sociedades científicas.
 
1. Revisar qué cosas hacen imprescindible la participación de la industria en las actividades que se organizan.
2. No convertir la asistencia a congresos en un certamen de "¿quién congrega a más asistentes?" sino en un intento por aglutinar la mejor calidad formativa y la mejor transferencia de conocimiento.
3. Acudir a las direcciones de formación de los Servicios Regionales de Salud y ofertar la posiblidad de llevar a cabo colaboraciones en materia de formación.
4. Fomentar la colaboración entre colectivos profesionales.
5. Abandonar el posibilismo que posiciona la realización de actividades por delante de los planteamientos éticos y elaborar un posicionamiento de valores relacionados con la formación crítica e independiente que no deberán traspasarse bajo ningún concepto en la relación con ninguna entidad externa a la organización.
6. Plantear itinerarios formativos libres de humos industriales dentro de la oferta formativa de la organización, de modo que lxs socixs de la sociedad científica que quieran huir de la contaminación empresarial pero que crean que aún hay algo rescatable dentro de cada sociedad científica puedan demostrar que se puede llevar a cabo.
7. Revisar la evidencia disponible y ver qué tipo de encuentros formativos son los que han demostrado una mayor efectividad a la hora de generar cambios en la práctica clínica. Una pista: los macrocongresos NO, y los cursos de 2 horas en restaurantes de hoteles tampoco.
8. Desarrollar planes formativos que no dependan de las instituciones ni de la industria, disminuyendo el tamaño de los eventos, mutiplicando la cercanía a lxs asistentes (y multiplicando el número de ediciones) y potenciando la generación de grupos y comunidades de práctica dentro de lxs profesionales que trabajan cerca [los colegios profesionales podrían tener algo que decir en esta independencia de doble cara industria-instituciones].
9. Disminuir la estructura económica superflua de las sociedades científicas que hace que sea necesaria la realización de grandes eventos promocionales (aka congresos) para la obtención de fondos [el medio millón de euros que su congreso dejó a SEMERGEN es una muestra de esto]
 
 
9 aportaciones para profesionales sanitarixs.
 
1. Solicita (por vía más o menos oficial -no vale twitter ni barra de bar-) a la institución en la que trabajas que organice cursos sobre las materias que consideras necesarias para tu formación continuada.
2. Busca personas o colectivos en tu entorno (geográfico y de interés profesional) libres de humos industriales.
3. Teje redes de formación con personas de tu entorno.
4. Busca fuentes de información independiente cuyos conflicto de interés sean menores que los de las fuentes habitualmente suministradas por la industria.
5. Haz cursos online (coursera o edX te pueden ayudar) que posteriormente puedas replicar o enriquecer en tu entorno.
6. Dedica el tiempo equivalente a recibir a comerciales farmacéuticos o a ir a charlas-comidas de laboratorios a tu formación.
7. Sal de los límites de tu entorno físico y busca gente con la que colectivizar las actividades que lleveis a cabo mediante el uso de las redes sociales y otras plataformas similares.
8. Comparte con tus pacientes tus decisiones en relación a la independencia de la industria farmacéutica.
9. Reclama que en tu centro de trabajo y en el servicio en el que trabajes no se lleven a cabo actividades formativas organizadas por la industria.
 
9 aportaciones para instituciones públicas.
 
1. Incrementar la financiación de los planes de formación continuada, de modo que ésta se pueda llevar a cabo de forma sencilla sin necesidad de financiación por parte de la industria farmacéutica.
2. Conformar grupos de trabajo independientes de la administración (sin filiación política directa) para detectar las necesidades formativas y diseñar los planes docentes.
3. Exigir un número determinado de horas de formación por profesional para periodos concretos (trienios, quinquenios,...) realizadas por entes independientes de las industrias relacionadas con la salud (farmacéutica, alimentaria, diagnóstica,...) -y que fueran realizables con la oferta formativa de fuentes públicas-.
4. Prohibir la asistencia de cargos de libre designación a encuentros formativos con patrocinio industrial siempre y cuando la financiación de dicha asistencia se realice con fondos de la industria.
5. No reconocer como interlocutores válidos a las sociedades científicas que presenten patrocinio de industria que firmen contratos con las administraciones públicas.
6. Prohibir la realización de actividades publicitarias en centros sanitarios públicos.
7. Incrementar la transparencia en relación a las relaciones entre la industria farmacéutica y los dirigentes públicos, especialmente en materia de puertas giratorias, aprobación de medicamentos y fijación de precios.
8. No aceptar como válidas para el cómputo en las bolsas de empleo las actividades formativas organizadas por la industria farmacéutica.
9. Generar incentivos no monetarios (en forma de fomento de la docencia e investigación) para actividades libres de humos industriales.
 
 
Por último, dejamos a continuación la presentación utilizada en un taller sobre "Formación crítica e independiente" dentro del encuentro de SEFSE-AREDA de Badajoz de la semana pasada. 
 

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Somos un grupo de médicos (jóvenes que van dejando de serlo) de diferentes lugares de España que, tras compartir pasados comunes de asociacionismo utilizamos este blog como espacio de reivindicación y toma de conciencia para hablar sobre medicina, sanidad, salud y sus determinantes sociales y económicos.

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