Saberes
Historia de historias
20
Dic
2013
18:18
La Historia no es un misterio, es una Ciencia
Por Javier F. Negro

Hoy saco la navaja en vez de la pluma, por tanto, la tinta que corre por el papel se torna roja, y no negra. La razón, dos personajes que han dañado la pirámide de Keops, en aras de demostrar que dicho espacio fue obra de los extraterrestres o algún ente supremo (aquí la noticia), pues tantos años de investigación histórica en clave de ciencia se les hace poco y, prefieren optar por corrientes envueltas en misterio y teorías que versan sobre conspiraciones.

Al que escribe estas líneas le apasionan las películas de Indiana Jones y la saga de videojuegos Tomb Raider y no por ello va con dos pistolas, buscando objetos procedentes de la Antigüedad cuyo interior alberga mágicos poderes. Permítanme la nota de humor, pero la introduzco por una cuestión de matices. Todos sabemos a lo que nos podemos enfrentar con el cine o el mundo de los juegos, su mensaje e intencionalidad. La problemática aparece en el momento que el mensajero se cree voz autorizada. En este caso, la mala divulgación del Canal Historia ha provocado la actuación de los dos individuos anteriormente citados. Parece ser, que la línea editorial aboga por marcar el origen de las sociedades antiguas en los “alienígenas ancestrales”. (Fig 1)
 

Son diversos los medios de comunicación que contienen espacios de dicha índole, seguramente las palabras más utilizadas recaigan en “misterio” “secreto” y “annunakis”. Pero, ¿cuál es la raíz del problema? La necesidad del ser humano en no creer en sí mismo, ni en sus capacidades, tender a construir entidades con poderes especiales y, otra cosa más importante; la idea de mejora y perfección de las capacidades de las sociedades según transcurren los siglos. Nos creemos el máximo exponente de la evolución humana.

Estas voces “autorizadas” sólo siguen un patrón, el dinero. Mientras, los equipos de investigación se ven sin medios económicos, siendo cada vez más denigrado y apartado el oficio del historiador. Figura imprescindible en la sociedad, cuyos mecanismos, a la hora de tratar un problema histórico, exigen una gran complejidad. No sé qué pensarían las cuadrillas de obreros que trabajaron en la construcción de las pirámides, si les dijese que ellos no tuvieron nada que ver en el asunto, que fueron extraterrestres del planeta “Conspiranoia” los que con la mente, realizaron tales trabajos.

En fin queridos lectores, parece mentira que una tarea tan necesaria como la “divulgación” rigurosa y de calidad, tuviera un mayor proyección en el siglo XIX con publicaciones periódicas como “El museo de las familias” o el “Semanario pintoresco”, realizadas por especialistas en la materia. Pero ya saben, manda el dinero y la necesidad de embotellar las mentes, por ello ponen la mordaza y apagan los focos a una gran cantidad de historiadores con valiosos proyectos sobre la mesa.

comentarios

1

  • |
    Nacho Monzón
    |
    Mié, 07/16/2014 - 20:39
    Saludos:         Como reza la frase popular: "tienes más razón que un santo" y encima lo explicas muy bien (permíteme el tuteo). Yo mismo me he dedicado a la divulgación histórica (siendo titulado en Historia y Arqueología) y he aprendido que a ciertas personas da lo mismo que les ofrezcas una cornucopia de datos y evidencias, prefiriendo sus fantasías galácticas. Las explicaciones científicas y lógicas son para ellos incomprensibles y ridículas, lo que es un síntoma de la gente con la que uno trata, que cree más normal ayuda extraterrestre que la simple evolución tecnológica humana, dando la impresión de que nuestra especie es completamente inútil (eso sí, no sé quién enseñó a esos extraterrestres, ¿o quizá eran "listos" y lo aprendieron ellos solitos?). Como dice un amigo mío, son personas que van a ver "Mars attack" y en lugar de una película de ficción creen ver un documental.         El dinero como combustible de estos fenómenos es, tristemente, muy cierto, pero me temo que hay más. Algunas personas de este mundo de "vendedores de humo", como me gusta calificarlos, tienden, automáticamente, a negar cualquier explicación de la "Ciencia oficial" u "Ortodoxa" (términos que suelen aplicar de forma peyorativa), viendo a los científicos que desmienten sus historietas como una suerte de inquisidores del saber (encasillándolos como “pesudoescépticos”). Eso les da una sensación de "perseguidos" o mejor de "mártires" de la "Ciencia heterodoxa", como la llaman ellos, que es muy difícil de combatir pues creo que es una actitud infantil y patológica contra la que hay que utilizar a psicólogos y psiquiatras. Otras personas, que no tienen por qué ser ajenas al gusto por el pecunio y el rechazo de lo oficial, desarrollan la necesidad, también patológica y pueril, de ir “más allá” (va con segundas, sí), superando a cualquier especialista en su campo y llegando a “digievolucionar” en pioneros de la Nueva Ciencia, como émulos de Schliemann o A. Evans, por citar dos ejemplos. Eso sí, lo pretenden sin estudios ni formación algunos, carentes de método o técnica (excepto el corta y pega, claro) y solamente algunos con un léxico y discurso digno de teletienda para picar a los incautos. Escriben artículos y libros (algunos presumen de tener una docena o más) sin comprender que cantidad no es lo mismo que calidad y que si la primera es de cero “patatero” da igual que se multiplique por infinito.         Resumiendo, desde mi perspectiva y experiencia, el problema (al menos en España) se origina por una trinidad impía, hija del “analfabestialismo” de estos tiempos: dinero, inmadurez y soberbia, siendo las dos últimas más importantes de lo que puede suponerse, a veces igualando o superando a la primera. Mil perdones por extenderme y ánimo con esas reflexiones y ese café tan bien servido en las ondas. Pax
  • Javier F. Negro

    La cuestión es navegar entre los mares del conocimiento pretérito, surcar la Historia y sus ramas de pensamiento. Reflexión crítica y algo punzante, mostrar que el presente ya fue antes. Recuperar voces empolvadas, pues el ser humano es repetición consonante y cae en espirales anteriormente dadas. Conocer, aprender y no volver a tropezar.

    Javier F. Negro / @JFeNegro

    Tienda El Salto