Artículo escrito por el Equipo de Investigación del Grupo de Estudios Campesinos Juan Díaz del Moral: Ana Martínez, Javier García, Néstor Salvador, Víctor Rodríguez y Curro Moreno. Ilustración de Abel Fernández.
Los pasados días 3 y 4 de octubre se celebró en Gilena (Sevilla) el II Congreso del Sindicato Andaluz de Trabajadores/as (SAT). El acto contó con más de 300 delegados procedentes de todas las uniones locales que componen el SAT en Andalucía junto a una delegación de representantes de formaciones sindicales, afines ideológicamente, de otros territorios del Estado español como el sindicato LAB de Euskal Herria, la Intersindical Alternativa de Catalunya, la Intersindical Valenciana, la CUT de Galicia, la CNT y la CGT y a nivel europeo, el sindicato Solidaries de Francia. La importancia histórica de este congreso se debe ponderar a la luz de los cambios que se han producido en el seno de la organización, pues se ha elegido al sucesor del portavoz nacional, Diego Cañamero Valle, una referencia sindical central para explicar la lucha jornalera de la historia reciente de Andalucía y su dignificación como colectivo social.
La vinculación de Diego Cañamero con el activismo social hay que remontarla al tardofranquismo, cuando se formaron las primeras Comisiones de Jornaleros que posteriormente darían lugar al Sindicato de Obreros del Campo de Andalucía, del que es miembro desde el Congreso Constituyente de Morón de la Frontera de 1977. En este periodo, figuras como Francisco Casero, Gonzalo Sánchez, Antonio Gómez, Diamantino García, Pepi Conde, Juan Manuel Sánchez Gordillo y Diego Cañamero, entre otros, articularon una herramienta de organización sociopolítica para el mundo jornalero que entroncaba con las luchas campesinas que han tenido lugar durante la historia contemporánea andaluza. La defensa de la reforma agraria y su apuesta por la acción directa no-violenta se convirtieron en señas de identidad de este nuevo sindicato, impulsando así la democratización social y política del mundo rural andaluz en la década de los setenta del pasado siglo. Posteriormente, en el III Congreso del SOC en Villamartín (Cádiz), Diego Cañamero, pasó a ser su nuevo secretario general.
La importancia del SOC reside en su capacidad de supervivencia y consolidación tras el periodo conocido como transición política a la democracia, cuando se produjo la crisis de las organizaciones sociales y políticas alternativas y de izquierda que apostaron por la ruptura democrática. Esta particularidad se explica, a nuestro juicio, por la capacidad autorreferencial y de reconstrucción continua del SOC o, lo que es lo mismo, por ser esta organización un catalizador y difusor de nuevas sensibilidades dentro de los movimientos sociales andaluces. Es el caso del ecologismo, pacifismo, feminismo, nacionalismo andaluz o internacionalismo que nunca antes había confluido con el movimiento jornalero. También, esta supervivencia del SOC tiene como aspectos nodales de explicación su apuesta continua por la acción directa, dada la cohesión interna que provoca, y el anclaje a los problemas históricos del medio rural andaluz evidenciados por el latifundismo. En esta línea se debe destacar la lucha histórica de Marinaleda por la tierra y el papel del dirigente Juan Manuel Sánchez Gordillo, referencias simbólicas y materiales para los militantes del SOC y de todas las organizaciones anticapitalistas y soberanistas del Estado español.
Con la creación del Sindicato Andaluz de Trabajadores en el año 2007 se recogía todo este conglomerado histórico de lucha social que representaba el SOC y el mundo rural andaluz y, al mismo tiempo, se abría un espacio sindical para nuevas áreas (género, juventud y migrantes), sectores laborales (administración pública, hostelería, enseñanza, construcción, metal...) y territorios en los que no había estado presente el SOC. En estos ocho años de historia del SAT, la organización ha encabezado e impulsado gran parte de la movilización social que se ha desarrollado en la esfera pública andaluza. Aún así, este carácter de movimiento social que históricamente estuvo asociado al SOC acarrea debilidades de estructuración y organización interna, en una formación cuyo territorio de anclaje se ha ampliado sustancialmente. Por esto, es necesario pensar Andalucía desde el SAT y el SAT desde Andalucía, sin perder la autonomía de las uniones locales y su conexión con su territorio y, por supuesto, sin que esa consolidación organizativa suponga la burocratización y profesionalización del sindicato.
Este es el reto del nuevo portavoz nacional elegido en el II Congreso del SAT, Óscar Reina Gómez, un militante joven, pero experimentado tanto en la lucha social de este sindicato en los últimos tiempos, como en el conocimiento interno de la organización, pues ha sido portavoz territorial de Sevilla. El nuevo portavoz debe intentar conjugar la doble vertiente característica de la organización, esto es, el sindicalismo de movimiento social y la articulación de una herramienta sindical útil para resolver los problemas laborales de la clase trabajadora andaluza. La práctica del sindicalismo de movimiento social, que tantos éxitos ha reportado a la organización en los últimos tiempos, ha situado al SAT dentro de Andalucía, como un traductor de los problemas globales de la realidad y así se vislumbró con las acciones de expropiación de alimentos y material escolar o con el impulso de las Marchas de la Dignidad bajo el lema: "Pan, Trabajo, y Techo". Frente a esto, la construcción de un sindicato de clase atento a los problemas laborales y cotidianos de la clase trabajadora andaluza se torna el gran reto de la organización en estos momentos, pues el SAT, pese a crecer en ciudades como Sevilla, Granada, Jaén o Almería todavía no es una realidad con suficiente peso político en el resto de ciudades andaluzas. De este modo, las tareas que se deben incorporar a la nueva agenda de la organización serían: acceder a los comités de empresa, ampliar la base de delegados sindicales sin perder su estilo de sindicalismo asambleario y de acción directa y, por último, construir un discurso que una en el mismo sindicato la visión urbana y rural.
Por otra parte, es un hecho constatable el divorcio de la juventud con los sindicatos tradicionales debido principalmente a sus estructuras jerárquicas pero también, a la nueva realidad económica y laboral. La naturalización del desempleo, emigración, temporalidad laboral y la precariedad más absoluta, sumado a la política de negociación y defensa de la paz social conlleva una ruptura con el sindicalismo imperante. Así, el SAT como movimiento sociopolítico debe ser para la juventud andaluza una herramienta útil para la transformación de la realidad.
El discurso de género estuvo presente en prácticamente todos los debates de las jornadas del II Congreso del SAT, teniendo como demanda la incorporación de más compañeras a los distintos órganos del sindicato así como la puesta en marcha de un espacio propio. En este sentido, es básico, construir un feminismo propio, que tenga como marco de análisis la realidad de nuestros pueblos y las vivencias de las andaluzas. Necesitamos repensar el feminismo partiendo de las experiencias de lucha de las jornaleras andaluzas y de la importancia de lo rural. No debemos asumir un feminismo predeterminado, sino construir uno propio compartido por todas desde la experiencia de las luchas actuales. Debemos ponernos las gafas violetas para entender las problemáticas de la educación, vivienda, sanidad, cuestión agraria, migración y la exclusión social, y sobre todo para dar respuestas a dichos problemas.
Si tenemos presente el contexto político, social y sindical en el que vivimos, el SAT debe convertirse en un verdadero catalizador para Andalucía, que cree espacios y prácticas políticas, sindicales y culturales donde el pueblo andaluz se empodere como sujeto histórico, con nuevos liderazgos colectivos y herramientas organizativas para poner en barrena este nuevo ciclo del capitalismo, donde se le impone a nuestra gente la disyuntiva de la precariedad o el paro. Sólo así, el SAT puede articularse como un contrapoder del régimen sobre las bases de la soberanía alimentaria, el antiimperialismo, el feminismo y la soberanía andaluza.
comentarios
2
Pensar la tierra es un espacio abierto de reflexión, debate y análisis del contexto de las luchas sociales rurales y los movimientos de transformación desde el campo en Andalucía. Pensando desde el sur, junto al resto de luchas y pueblos que entienden sur como rumbo de emancipación. Construyendo nuestra Andalucía desde sus luchas, sus latidos y sus sueños de tierra y libertad, sabiendo que hay ya un mundo que nace a cada paso de un pueblo que camina.
Otros blogs
Archivos
- Diciembre 2016 (3)
- Octubre 2016 (3)
- Agosto 2016 (5)
- Julio 2016 (2)
- Mayo 2016 (1)
- Abril 2016 (3)
- Marzo 2016 (10)
- Febrero 2016 (4)
- Enero 2016 (8)
- Octubre 2015 (3)
- Septiembre 2015 (5)
- Agosto 2015 (6)
- Julio 2015 (8)
- Junio 2015 (10)
- Mayo 2015 (2)