El autor desde este artículo, Alejandro Serrato es de Arriate (Serranía de Ronda). Es sindicalista del SAT y miembro del Área de Soberanía Alimentaria del Sindicato de Obreros del Campo, también es delegado internacional por el SOC en la coordinadora europea de La Vía Campesina. La ilustración corresponde a un cuadro del pintor jiennense Rafael Zabaleta, "Campesinos".
Tenemos que volver a ser lo que fuimos, hombres y mujeres capaces de unirnos entornos a proyectos colectivos, levantarnos, pedid tierra y libertad, para demostrar a las administraciones, al poder, que consiguió separar a la población en el medio rural, a dividirnos en jornaleros o productoras, que tenemos el mismo objetivo, luchar por el futuro, por los pueblos y la humanidad.
La capacidad de los pueblos de Andalucía, la valía de su gente, las luchas por la tierra, la soberanía alimentaria, o la agroecología, como futuro de la sociedad andaluza, vamos a poner en valor lo que nos une, para poner en práctica toda la sabiduría del pueblo, la imaginación, la capacidad adquirida por los trabajadores y trabajadoras en el medio rural, y la formación académica de nuestros jóvenes, y les vamos a demostrar, como trabajar para la gente.
Las organizaciones agrarias, y las formaciones políticas que se impliquen en el medio rural, tienen que pelear juntas, para recuperar el testigo y la iniciativa que la clase parasita terrateniente domínate en las comarcas andaluzas nos han robado, para desarrollar políticas junto a la administración, donde prima el interés y el enriquecimiento personal, a costa de los trabajadores y trabajadoras.
Recuperar la política, desde la gente y para la gente, y ponerla en manos de productores, jornaleros y jornaleras. Dotar a los ayuntamientos de medios económicos, y poner las administraciones, en manos de la gente corriente, que quieren hacer política, junto a las organizaciones que trabajan de primera mano con los trabajadores y productoras, por el desarrollo de los pueblos, para poder, llevar a cabo políticas en favor del medio rural, y no enriquecer a empresarios agrarios, multinacionales alimenticias y grandes corporaciones que posan sus garras sobre el campo andaluz. Corporaciones que dirigen sus cortijos en Andalucía, desde Madrid, llevándose el valor añadido de los frutos de nuestra tierra, a costa del sudor de nuestros jornaleros y jornaleras. Tenemos que unir las fuerzas de los trabajadores agrícolas y las productoras, caminar de la mano, para recuperar todas las tierras que nos fueran arrebatadas, la tierras que mediante el odio, nos fueron usurpadas al pueblo trabajador.
Nos une el vivir de la tierra, quererla y cuidarla porque de ella dependemos, tengamos o no su propiedad, eso es lo que nos convierte en campesinos y campesinas. Tanto debe temer al agronegocio los pequeños y medianos propietarios como el jornalero. Los últimos por que la mecanización expulsa cada vez a un mayor número de personas de los tajos, especialmente mujeres, y los primeros porque una agricultura dependiente condena a la ruina a quienes menos tierra tienen, produciéndose una concentración de la tierra en cada vez menos manos, como de hecho está ocurriendo en Andalucía.
Creo que tenemos que dividir el progreso de nuestros pueblos y comarcas, en tres pilares fundamentales, industrializar Andalucía, la renta garantizada, y una agencia pública o banco de tierras. Está claro que la única salida al subdesarrollo es crear industrias de transformación, donde no solo recojamos el fruto, si no que el producto, se trasforme en Andalucía, dejando el valor añadido en los pueblos de nuestra tierra. ¿Cómo es posible que Andalucía, denominada por las organizaciones mundiales agrarias, “el continente de la agricultura”, donde se produce, desde aguacate, aceite de oliva, naranja o castaña, no seamos ese continente de la trasformación, ese continente, donde directamente o indirectamente, la población se enraíce a los pueblos, aumentando su capacidad económica, y llenando de vida las zonas rurales, en las que a día de hoy, solo hay tristeza y pobreza?
Crear la renta garantizada, es fundamental, para no depender de esos 35 jornales, que arrastran a los trabajadores y trabajadoras, a dejar a un lado la dignidad, para poder comer, o poder vestir a sus hijos e hijas y para acabar con un negocio, la venta de peonadas, que fomentan las administraciones por motivos electorales y esa clase parasitaria terrateniente, para seguir exprimiendo a la clase trabajadora. Es de carácter prioritario esa renta, para que los trabajadores y trabajadoras del medio rural reciban un salario digno, y no tengan que agachar la cabeza, para trabajar por 20€, 10 horas al día.
Y por último, una agencia de la tierra pública o un banco público de tierras, donde los jornaleros y productoras, junto a las organizaciones agrarias, diseñen planes de inclusión y de incorporación de los jóvenes a la agricultura, poner en valor la tierra, como columna vertebral de nuestros pueblos, cambiar los monocultivos por cultivos sociales que generen mano de obra y posibilidades de desarrollo y futuro en los pueblos y comarcas, esa combinación entre productoras y jornaleros, tienen que controlar esa agencia pública de la tierra, y juntos trabajar para el desarrollo de un medio rural vivo. Solo si conseguimos esa simbiosis entre los dos colectivos más plurales de la sociedad andaluza, jornaleras y productores, podemos construir una Andalucía libre de transgénicos, de tratados de libre comercio, de monocultivos, de terratenientes, de explotadores que solo busca el interés particular en detrimento del colectivo.
Volver a tener ilusión, ver ese brillo de esperanza en los ojos y llenar las fuentes de nuestros pueblos de vida, pasa por la gente, por una sociedad, donde el pueblo andaluz y el medio rural, conduzcan su propio destino, de la mano, de jornaleras y productores, de campesinos y campesinas.
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Pensar la tierra es un espacio abierto de reflexión, debate y análisis del contexto de las luchas sociales rurales y los movimientos de transformación desde el campo en Andalucía. Pensando desde el sur, junto al resto de luchas y pueblos que entienden sur como rumbo de emancipación. Construyendo nuestra Andalucía desde sus luchas, sus latidos y sus sueños de tierra y libertad, sabiendo que hay ya un mundo que nace a cada paso de un pueblo que camina.
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