Global
Pensando desde el sur, construyendo nuestra Andalucía
06
Abr
2016
14:23
Las luchas que germinarán
Por Pensar la tierra

 

Sergio Almisas Cruz es historiador, miembro del SAT-Cádiz y del Colectivo Resistencia, habiendo participado en diferentes movimientos sociales de Sevilla y Cádiz. Actualmente, está contratado como investigador pre-doctoral en formación en la Universidad de Cádiz.

Desde el nacimiento del Colectivo Resistencia, en el otoño del año 2015, hemos tenido una preocupación política de primer orden: no podremos cambiar estructuralmente esta sociedad si los esfuerzos se vuelcan exclusivamente o principalmente en el ámbito electoral-institucional. Por el contrario, hay que centrarse en fortalecer y (re)construir los tejidos organizativos obreros -laborales, vecinales, de mujeres, estudiantiles, en suma, populares, que permitan sentar las bases de dicho cambio. Por su parte, nacimos con la convicción de que estas bases deben sentarse con el fin de la creación de un poder popular que aglutine la suficiente fuerza como para aspirar a la sustitución del modo de producción capitalista por otro comunitario, socialista, única forma de modificar de forma efectiva y estructural las condiciones de vida de la sociedad. El texto que aquí se presenta no tiene la intención de ser un exhaustivo texto político, sino que posee una orientación de documento de trabajo a nivel local, si bien enmarcado en un debate que trasciende al ámbito andaluz. Por supuesto, a pesar de ser fruto de discusiones e intercambio de ideas con compañeras/os de luchas a nivel andaluz, local y del propio Resistencia, el texto final manifiesta una opinión política personal.

Comenzaremos con un apunte. El presente texto nace fruto de una reflexión: el convencimiento de que la militancia de izquierdas en Cádiz debe dar un giro a su actividad política, para superar la actual situación en la que se encuentra. En concreto, esta situación se caracteriza por una gran contradicción (a riesgo de simplificar): existe una actividad militante de base que está huérfana de reflexión política, objetivos o guía estratégica clara; lo cual se contrapone con una actividad enmarcada en los ritmos institucionales y político-electorales, normalmente asociada a ideas reformistas del cambio social. Con este texto se pretende deslindar qué trabajo tenemos por delante aquellas personas y colectivos que somos conscientes de la necesidad de dotar a la militancia de base de una estrategia para lograr modificaciones estructurales del sistema en que vivimos, más allá de las urgencias electorales y las ilusiones institucionales.

LA LUCHA DE CLASES Y EL EXPOLIO CAPITALISTA EN ANDALUCÍA

Los datos son escandalosos, trágicos, preocupantes. La realidad social, económica y política que hay tras ellos, aún más. El 1 de marzo del 2016 salieron a la luz los datos estadísticos del Estudio Urban Audit, en el que se destacaba cómo de las 15 ciudades españolas con mayor tasa de desempleo, 12 son andaluzas; podemos asimismo destacar que 7 de ellas son ciudades situadas en la provincia de Cádiz: Sanlúcar de Barrameda (42,3%), La Línea de la Concepción (40,1%), Jerez de la Frontera (39,4%), Cádiz (36,1%), San Fernando (35,2%), Algeciras (34,3%) y  El Puerto de Santa María (34,2%). Andalucía se destaca, así, como primera región europea en lo que a tasa de paro se refiere (29,83%), estando Cádiz en los primeros puestos a nivel provincial (36,73%). Estos datos chocan con la realidad de Estado Español, con unos valores del 21% de tasa de desempleo. En Andalucía, esta realidad de desempleo se suma a una emigración cuyos datos en lo referente al extranjero sí son fácilmente rastreables (260.000 andaluces residen en el extranjero en el primer trimestre del 2016, según datos del INE), mientras que de la emigración dentro del estado español no tenemos datos fiables. Sí vemos de forma cierta el estancamiento en el crecimiento poblacional en toda Andalucía, con una reducción drástica de la población en ciudades como Cádiz. La supuesta recuperación económica en base a la disminución de la tasa de paro debe contextualizarse, atendiendo, no sólo al maquillaje que de ciertos datos estadísticos realiza el INE (1), sino también al estancamiento de la población activa y una disminución en los últimos años de la población ocupada (algo que en las grandes ciudades del área metropolitana de Cádiz y Jerez se observa muy bien), así como al aumento de la emigración que hace disminuir las tasas de paro.

Debemos rastrear cómo estos niveles de desocupación son amortizados por trabajo no remunerado, en negro, doméstico, etc. generando una masa poblacional que no cotiza y que, a medio plazo, estará en una situación de desamparo económico y social. Asimismo, se pone de manifiesto cómo la disminución del paro en términos generales del estado español, se debe a la aplicación de la reforma laboral de febrero del 2012 (2), que flexibiliza el despido, la contratación y, consiguientemente, incentiva la contratación en un formato temporal y precario. A nivel laboral, asistimos a una pérdida de puestos de trabajo y destrucción del tejido empresarial (EREs), a una consolidación del desempleo estructural, con el aumento de las subcontratas y las Empresas de Trabajo Temporal (ETT), la multiplicación de los contratos temporales, la precarización de las condiciones laborales (más si cabe con la última reforma laboral), el aumento de los contratos “basura”, irregularidades en las contrataciones, trabajos sin contrato (“en negro”) o subempleo (en forma de prácticas laborales). Estas son solo algunas de las condiciones laborales que se están normalizando y que afectan a una mayoría de la clase trabajadora andaluza, con especial incidencia en la población migrante e indocumentada, así como en la mujer y la juventud, como ha salido a principios de año publicado en un estudio del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España (3). Como veremos, la mujer sufre la brecha laboral y salarial existente y la relegación a trabajos (reproductivos) no remunerados ni tenidos en cuenta a la hora de acceder a derechos laborales. Asimismo, asistimos a una desaparición del tejido empresarial industrial, a un aumento de las deslocalizaciones y a una apuesta por el sector servicios (terciario) en Andalucía, siendo el caso de la Bahía de Cádiz paradigmático al respecto. Esto no hace más que fragmentar el tejido obrero, y desactivar la posibilidad de luchas sindicales, lo cual también se pone de manifiesto por el descenso de la conflictividad laboral y el número de huelgas en el estado español. Aunque no tenemos datos concretos para Andalucía, la realidad refleja que no es una excepción.

En suma, se recrudece la presión del capital internacional por aumentar el margen de beneficios empresariales, a costa de reducir salarios y precarizar a la población trabajadora. El neoliberalismo ha acabado con el espejismo de las clases medias y en territorios como Andalucía, periféricos y con una débil burguesía que no desarrolla nichos de empleo, aun más: la terciarización de la economía se ha hecho estructural, creando una polarización económica entre estas zonas donde se apuesta por el sector servicios -como la Bahía de Cádiz- y las zonas con un predominio del sector primario: el latifundista campo andaluz. Este modelo económico, desarrollado por el PSOE andaluz a nivel político, no trae más que desigualdad y pobreza, un desempleo y emigración estructural y la externalización de los tramos de producción donde se consiguen mayores beneficios: las industrias de transformación se encuentran fuera de nuestro territorio. La pobreza es patente de nuevo en el Informe del Urban Audit: encontramos los barrios más pobres del Estado Español en Andalucía (Sevilla o la costa de Málaga), pobreza y excusión social que sufren más la juventud y las mujeres. Esto se ha visto reflejado en los datos que confirmaban la polarización económica en las comunidades del estado español, situándose Andalucía como la segunda comunidad con menor PIB per capita del estado (4).

Tenemos, por lo tanto, una primera reflexión: la lucha de clases (que es internacional) es peculiar en Andalucía, introduciendo el factor de pueblo explotado. Andalucía se ha perpetuado como territorio marginal, periférico y dependiente en lo económico (5), tal y como acabamos de ver. La lucha de clases y el avance del capitalismo toma en Andalucía unas características que le otorgan una naturaleza cualitativa diferente. Hay que pensar en andaluz. 

Pero si algo aprendemos de la historia del capitalismo y el patriarcado es que no sólo vive de explotar a la clase trabajadora y a los pueblos, sino que se ha basado y se basa, desde su orígenes, en la explotación y el expolio de las mujeres (6) y de los recursos naturales. Los datos, de nuevo, son tozudos. A lo largo de la crisis, las mujeres han vuelto al hogar debido a la imposibilidad de conciliar la vida laboral y familiar (7): el patriarcado sigue funcionando. Este dato no debemos desligarlo de la realidad expuesta anteriormente, sino que se ve enriquecida. No sólo la existencia de un desempleo estructural o la precarización del empleo, sino que se perpetúa un trabajo doméstico y de cuidados no remunerado ni reconocido que realiza la mujer trabajadora y que la condena a una dependencia del marido no sólo durante el periodo en activo de la mujer, sino en un futuro por la ausencia de cotización y, por lo tanto, la imposibilidad de percibir ayudas por paro o por jubilación (8). A esto debemos sumar la brecha salarial existente entre la población trabajadora femenina y masculina en las empresas privadas o el desigual acceso a puestos intermedios o directivos en las empresas (techo de cristal)(9). El reportaje presentado el 8 de marzo por la Asociación Feminista de El Puerto de Santa María Las Tres Rosas, supone un buen documento para mostrar toda esta realidad en una localidad de la Bahía gaditana (10) y abre toda una línea de trabajo aún por explorar. El patriarcado no sólo se expresa en el mundo laboral, evidentemente, sino que se manifiesta en una perpetuación de los roles de género machistas y un terrorismo que mata a decenas de mujeres al año. Sin feminismo no habrá revolución.

Por su parte, el capitalismo se ha asentado sobre la explotación de los recursos naturales, atentando contra las bases medioambientales de la humanidad a no tan largo plazo. El capitalismo es una amenaza para las generaciones futuras. Esta realidad, que se puso sobre la mesa desde el siglo XIX por autores anarquistas y marxistas, hoy en día es más vigente que nunca y no podemos olvidar que las tasas de ganancia del capital también se sustentan sobre la explotación despiadada de la Naturaleza, fundamentalmente en el Tercer Mundo, aunque no sólo. En Andalucía, hemos visto cómo el modelo del ladrillazo ha destrozado buena parte de nuestra biodiversidad y riqueza natural litoral, mientras que el latifundismo agrícola y el monocultivo ha arrasado los modelos de agricultura sostenibles locales y de horticultura tradicionales, por no hablar de la destrucción de biodiversidad y del tejido biológico e hídrico que rodean al mundo del cultivo que han supuesto las semillas transgénicas, el monocultivo extensivo o los agroquímicos. La explotación de minas o las industrias contaminantes y peligrosas para la salud, son otros de los resultados de esta lógica de la máxima ganancia capitalista, que en nuestra tierra tiene claros exponentes en áreas como el campo de Gibraltar, la bahía de Cádiz o el polo químico de Huelva. De nuevo, todo un campo de acción política que no debemos minusvalorar, debiendo situarlo en el centro de nuestra actividad política.

La lucha de clases en Andalucía, el enfrentamiento, que nunca ha terminado, entre los intereses del capital, de los empresarios, del heteropatriarcado, y los intereses de las clases trabajadoras, de las mujeres y de las generaciones futuras, está más activa que nunca, si bien la conciencia sobre su existencia haya que activarla. Por lo tanto, pasemos ya a la esfera del “¿Qué hacer?”.

LOS OBJETIVOS: REFORMA VS REVOLUCIÓN

En el seno de la izquierda andaluza -y estatal- asistimos a un potente debate en torno a la cuestión electoral e institucional, centrado en los límites y potencialidades de la lucha política de tipo institucional y su imbricación con los movimientos sociales. Bajo este debate subsisten diferentes enfrentamientos dialécticos, como las distintas interpretaciones teóricas sobre el estado (11) o la naturaleza de la lucha de clases en Europa; no obstante, me gustaría centrarme en las discrepancias en torno a los objetivos y la estrategia política. Iñaki Gil de San Vicente ha expresado que se debate sobre la estrategia sin visibilizar los objetivos (12). Es decir, que se debate sobre qué hay que hacer a medio plazo (estrategia), sin debatir a fondo sobre qué fin buscamos (objetivos) y cuales son los escollos que tendremos que superar. El planteamiento de nuestros fines nos permitirá objetivar las dificultades existentes y poder plantear una estrategia adecuada para atravesar el tortuoso camino hasta nuestra meta.
¿Cual es nuestro objetivo? Acabar con el sistema de explotación capitalista y patriarcal en Andalucía, conscientes de que en nuestro marco de lucha, Andalucía, se da una expresión singular del capitalismo internacional en forma de territorio periférico del estado español, y que no habrá liberación social sin la nacional. El capitalismo y el patriarcado, como hemos visto, son los grandes enemigos de las clases populares andaluzas: de la mujer, de las clases trabajadoras, de esa población sin trabajo y sin futuro que debe emigrar una vez más... La materialización de esta eliminación debe ir unida a la construcción de una nueva realidad socio-política, que permita la autodefensa del pueblo andaluz y sus nuevas bases socio-económicas. Sin estado socialista andaluz, toda experiencia revolucionaria caerá en saco roto en Andalucía. No sólo por los intereses económicos andaluces y españoles en juego: riqueza del campo andaluz, importancia de la actividad comercial -puerto de Algeciras-, y extractiva; sino por los intereses geoestratégicos europeos, estadounidenses y españoles, al ser un territorio fronterizo con África y puerta del Mediterráneo. Así, para reflexionar sobre cómo construir un futuro libre de explotación, debemos tener claro que las clases dominantes -andaluzas o no- y el capital español e internacional -imperialista- tras ellas, utilizarán la violencia y potenciarán la reacción y la represión (como hemos visto recientemente con el encarcelamiento del jornalero y sindicalista del SAT Andrés Bódalo (13)), minarán nuestras bases sociales, torpedearán el proyecto, alimentando las contradicciones y buscando puntos débiles. La experiencia de Venezuela, pero antes Chile o los países africanos -por poner sólo algunos ejemplos recientes- nos demuestra que la reacción es siempre dura y que, como expresan los compañeros de Red Roja, “hay victorias que anticipan derrotas” (14).

Por lo tanto, para alcanzar nuestros objetivos, no bastan las fórmulas rápidas, ni pequeños parches o paños calientes. En concreto, quedan de manifiesto las limitaciones de la vía institucional y electoral -reformista- en el seno de la Unión Europea. Con esto no queremos negar la necesidad de intervenir en las instituciones, sino de no ponerlo en el centro de la estrategia política. Asistimos a una ilusión colectiva acerca de la necesaria democratización de Europa pasando por la transformación de las instituciones comunitarias.  No obstante, consideramos dicha democratización imposible si no se rompe con la unión Europea como marco, igual que ha sido imposible democratizar el estado español sin romper con el aparato de estado y régimen franquista. Nos enfrentamos a la ilusión de la posibilidad de resolver los problemas estructurales por medio de vías ¿democráticas? sin un respaldo popular y sin una estratega política. A nivel estatal, ésta debe ir dirigida a romper con la Unión Europea, el Euro y la deuda, bases imprescindibles para la construcción de cualquier alterativa política en cualquier territorio del Estado Español y, en nuestro caso, Andalucía (15). Debemos volver a rescatar la visión de que el estado -o las instituciones políticas- no son un mero mecanismo neutro que se pueda transformar al antojo de los grupos políticos en el poder, sino que responde a un proyecto de clase que hay que enfrentar, creando un proyecto nuevo. Debemos volver a denunciar el fetichismo que esconde la democracia burguesa. Repetimos. Hoy, más que nunca, es imposible ningún cambio estructural bajo vías exclusivamente electorales, reformistas.

LAS LUCHAS Y EL PODER POPULAR

Según el marxismo clásico, el movimiento revolucionario debe basarse en tres formas de lucha: la teórica, la política y la económico-práctica. Estas ideas, vertidas por Engels y difundidas por Lenin (16), han sido actualizadas, en el sentido de que debemos añadir la lucha la ideológica -subjetiva, cultural o identitaria-, teniendo presente su conexión con las otras tres formas. Asimismo, podemos reinterpretar la lucha práctica-económica como una lucha que atiende a las esferas del mundo asalariado o del empleo -obreras, sindicales- así como del mundo del trabajo no remunerado -trabajo en negro y, fundamentalmente, el trabajo domestico o de cuidados, como parte central de la lucha feminista, sabiendo que el feminismo desborda ampliamente la esfera meramente económica-. Sin caer en esquemismos, seguiremos esta división porque permite visibilizar lo que no estamos haciendo. Así, comenzaremos viendo el desarrollo de estas formas de lucha en Andalucía.

Actualmente, nos encontramos con una profunda crisis de la lucha teórica. Es necesario recordar la importancia dada por los autores clásicos por el refinamiento teórico del marxismo en el seno del movimiento obrero para avanzar hacia una estrategia política revolucionaria triunfante. Así, la lucha teórica nunca es abstracta, sino que se enmarca en las necesidades políticas del propio movimiento: asociadas a una praxis política. Este énfasis por la lucha teórica y política tienen que ver no sólo con la importancia -que es innegable- de “conocer para transformar”, sino de no actuar de forma espontánea o con teorías prestadas según otros intereses, y de avanzar hacia un cambio efectivo del sistema capitalista. Hoy en día, en una parte de la militancia, se vive de ideas políticas y teóricas prestadas de otros lugares y otros tiempos, sujetos a otros fines e intereses. La lucha teórica debe redoblarse en Andalucía en base a los intereses del pueblo andaluz y bajo la finalidad de la construcción de una sociedad nueva en Andalucía libre de explotaciones: en estas reflexiones y debates hay que centrar los objetivos, estrategia y tácticas. La aportación de organizaciones andalucistas ha sido clave en este sentido, como vemos en la obra de multitud de autores y militantes (17). Asimismo, me gustaría destacar la importancia de este tipo de trabajo y formación en la juventud, donde podemos apuntar a nivel andaluz los ejemplos y la inquietud mostrada por militantes de organizaciones como Jaleo!!!, la sección SAT-Juventud o el dinamismo en torno al blog donde se publica este texto: “Pensar la tierra” de Diagonal por parte de integrantes del Colectivo de Estudios Campesinos Juan Díaz del Moral.

En lo que respecta a la lucha económica o práctica, nos encontramos en una situación radicalmente diferente a la analizada por los teóricos del marxismo y por los revolucionarios socialistas -anarquista y marxistas- del siglo XIX y buena parte de XX. Mientras gran parte de estos teóricos vivieron en momentos en que se desarrollaban ciclos de lucha y el problema estaba en cómo orientarlas de forma revolucionaria; hoy en día nos encontramos con un panorama desolador de falta de luchas “económicas”, de luchas sociales, de rebeldía “espontánea” o, al menos, se encuentra en un bajo nivel y, en parte, desconectada del movimiento político existente. Para analizar por qué ocurre esto y cómo combatirlo, es necesario pasar a valorar las condiciones de la lucha en Andalucía a día de hoy.

Para ello debemos abordar los condicionantes objetivos y subjetivos que, en última instancia, explican el surgimiento de las luchas. En cuanto a los objetivos, debemos apuntar como un primer factor la consolidación en términos generales en Europa del “estado del bienestar” y de garantías sociales durante varias décadas, que han permitido asegurar unas condiciones de vida dignas -a costa, eso sí, de la explotación del Tercer Mundo, de las agresiones imperialistas y de una acumulación de capital colonial y neocolonial- y una concepción amable del capitalismo; otro factor, que ya hemos apuntado, tiene que ver con la reorganización de los tramos productivos, que se ha caracterizado, en Europa, por la deslocalización de las grandes empresas y por una fragmentación de la producción y el mundo laboral, con la consiguiente atomización de los espacios de trabajo y una reducción de los lugares de encuentro y contacto entre trabajadoras/es, disminuyendo el potencial de crítica, rebeldía y lucha. Esta transformación de la organización del trabajo ha sido una estrategia de la burguesía durante todo el siglo XX y ha tenido como finalidad desactivar la lucha obrera (18).

Por su parte, hay unas condiciones subjetivas por las cuales, la clase no existe para sí. Las décadas del “estado del bienestar”, del chovinismo y etnocentrismo han ido ligadas a una ofensiva ideológica y cultural que han abonado el individualismo, consumismo, conformismo, etc. en los pueblos europeos. Esta ofensiva ideológica, de la mano de la neoliberal en el plano económico, ha desactivado, en parte, los mecanismos de resistencia colectiva y ha introducido el germen del conformismo y la alienación (en unos términos estrictamente marxistas de enajenación). En la línea del individualismo y la alienación, debemos añadir algo sobre lo que volveremos: la degradación de identidades colectivas que permitan desarrollar luchas conjuntas y empatía entre iguales. La teoría del fin de la historia (19) sigue vigente, pues.

En lo que respecta a la lucha política, ya hemos denunciado su desarrollo, fundamentalmente, de tipo institucional y electoral, subordinando la lucha práctica a la conquista por parte de un determinado movimiento político de los mecanismos del estado. Asimismo, hemos de señalar la inexistencia en Andalucía de un movimiento político aglutinador y revolucionario que siente las bases de una estrategia y tácticas para orientar el trabajo de la militancia. ¿A qué estamos esperando?

Por último, en lo que respecta a la lucha ideológica, ésta debe estar centrada en la reivindicación de una identidad de clase trabajadora (20) y de nación -andaluza-, que en nuestra realidad supone una defensa del andalucismo que puede convertirse en el mejor vehículo posible de la revolución, por su naturaleza popular y rebelde. De nuevo, poseemos una rica tradición a este respecto, que se concretiza en diferentes colectivos, organizaciones y movimientos socio-políticos, entre los que destacan: CUT, Nación Andaluza, Jaleo!!!, Asamblea de Andalucía, Andalucía Comunista... Nos interesa señalar cómo el trabajo en torno al Sindicato Andaluz de Trabajadores/as -SAT- ha mostrado cómo es posible ir prendiendo en el pueblo andaluz trabajador esa identidad colectiva andaluza combativa que había minado la institucionalización del andalucismo en la Junta y su acaparamiento político por parte del PSOE y del PA con nefastas – y premeditadas-  consecuencias para Andalucía. Asimismo, muestra cómo la vinculación de ideales con luchas concretas y “prácticas”, con intereses colectivos, es la fórmula más fructífera de difundir ideales e identidades.

Ante este panorama, en la estrategia de construcción de un poder popular andaluz, fuerte y consciente, es fundamental reactivar de forma unitaria todas las luchas: no sólo la lucha teórica o la lucha política -alejada de visiones electorales y reformistas-, tampoco quedarnos sólo en hacer una defensa de un andalucismo abstracto, ni participar en luchas prácticas de forma cortoplacista. Es necesario activar todas de forma coherente; pero para que nuestro proyecto prenda en la sociedad y para evitar la ilusión institucional, hoy más que nunca urge la reactivación de las luchas prácticas, de las luchas populares (21).

La actividad revolucionaria en Andalucía debe ser capaz de desarrollar las luchas populares. Éstas, forman parte de lo que aquí hemos denominado luchas prácticas y van más allá de la lucha sindical o económica, surgiendo de las contradicciones concretas que el sistema genera: luchas vecinales (22), por la vivienda, contra la exclusión social, contra la privatización de servicios públicos, contra la especulación urbanística, contra leyes machistas y la violencia patriarcal cotidiana, contra el expolio natural, etc-. Las luchas populares tienen la ventaja de proponer soluciones concretas a problemas concretos, siendo semilla de la sociedad del futuro; y, con una buena orientación política, es posible que enfoquen la resolución de sus problemas no sólo a un nivel inmediato, sino a medio plazo, cuestionando el origen de dichas contradicciones: el sistema capitalista, patriarcal y la naturaleza dependiente de Andalucía (23). Las luchas populares, por lo tanto, no deben entenderse ni como trampolín o plataforma electoral (algo en boga en los tiempos que corren), ni como meras luchas concretas y desconectadas, de bajo nivel político; sino como experiencia de aprendizaje mutuo: de enseñar, ya que supone elevar la conciencia del pueblo, acompañándolo en su lucha y en su toma de conciencia, motivando la reflexión y revelando las contradicciones. Y aprender, ya que en el pueblo está verdad, el pueblo es fuente de enseñanza y semilla de futuro. Asimismo, las luchas populares son el germen del poder popular. Son esa maquinaria que, bien engrasada de estrategia y valores revolucionarios y humanistas, augura una victoria futura, una defensa contra la reacción, contra el anquilosamiento, la burocratización o la partitocracia de la sociedad que está por construir.

En suma, debemos abogar por un trabajo teórico y, de forma urgente, práctico, que ponga énfasis en la necesidad de reconstruir redes de lucha y apoyo populares, centrados en los aspectos económicos (tanto clásicos sindicales, como aquellos de la esfera doméstica y de cuidados), vecinales, antipatriarcales, por los derechos básicos de vivienda, educación, sanidad, contra el expolio natural...con una finalidad rupturista con la situación actual. Estas luchas son algo fundamental sin lo cual ninguna estrategia política dará frutos. Defendemos la necesidad de recuperar en Andalucía el hilo rojo de lucha que el individualismo, el ilusionismo reformista, que el fin de la historia, dejó enterrado.

Sólo el pueblo salva al pueblo

Cádiz, 2 de abril del 2016

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Notas:

(1) http://javiersevillano.es/EPA.htm
(2) http://www.expansion.com/economia/2016/03/07/56dd4a08ca4741f62c8b4575.html
(3) http://www.sevillaactualidad.com/andalucia/35593-un-46-5-de-jovenes-anda...
(4) http://www.eleconomista.es/economia/noticias/7456346/03/16/La-crisis-agr...
(5) Isidoro Moreno y Manuel Delgado Cabeza (2013): “Andalucía: una cultura y una economía para la vida”. Atrapasueños Editorial y Autonomía Sur. Sevilla.
Carlos Arenas Posadas (2015): “Poder, economía y sociedad en el sur. Historia e instituciones del capitalismo andaluz”. Fundación Centro de Estudios Andaluces.
(6) Silvia Federici (2010): “El calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria”. Traficantes de Sueños.
(7) http://www.diariodecadiz.es/article/economia/2157332/las/mujeres/vuelven...
(8)  Sin entrar a valorar el carácter asistencialista y apaciguador de algunas ayudas, como la de viudez, que no resuelven el verdadero problema: la falta de trabajo remunerado de la mujer.
(9) http://feministailustrada.com/2016/02/22/la-brecha-salarial/
(10) http://asambleafeministapuerto.blogspot.com.es/2016/03/cuando-la-precari...
(11) Podemos ver un reciente texto publicado en Viento Sur sobre uno de los teóricos actuales más influyentes sobre el socialismo democrático y el estado, como es Nico Paulantzas: http://www.vientosur.info/spip.php?article11117
(12)  https://rebelion.org/noticia.php?id=192026
(13)  http://www.eldiario.es/andalucia/Detenido-Andres-Bodalo-ingreso-prision_...
(14) Recientemente, publicaron un comunicado en esta línea http://redroja.net/index.php/comunicados/3921-plan-b-una-ilusion-que-ant... y, debo apuntar la coincidencia en el sintético análisis personal (“De ilusiones e ilusionismo”) desarrollado por el compañero de Sevilla Manuel Navarrete hace escasos días.
(15) A día de hoy, ningún partido estatal representado en el Congreso apoya estas premisas políticas.
(16) V. I. Lenin (1902): “¿Qué hacer? ”
(17) A  modo de ejemplo, podemos citar el libro recopilatorio de textos editado por Bandolero de Antonio Torres “Antón”: “De un país en lucha”.
(18) Karl-Heinz Roth y Angelika Ebbinghaus (2011): El otro movimiento obrero, 1880-1973. La represión capitalista en Alemania. Traficantes de Sueños.
(19) Nos referimos a la obra de Francis Fukuyama que se extendió como ideología neoliberal tras la caída del Muro de Berlín y del bloque socialista, en la que se afirmaba que la lucha ideológica había terminado, como triunfo de la economía (capitalista).
(20) https://atalayaroja.wordpress.com/2016/03/23/derechos-sociales-quien-obl...
(21) http://www.matxingunea.org/media/pdf/g_120323_tareas_del_movimiento_popu...
(22)  Una experiencia de trabajo en el ámbito vecinal de gran potencialidad la encontramos en el colectivo “Barrio en Pie”, localizado en el Distrito de Macarena en la ciudad de Sevilla.
(23) Reflexiones reciente acerca de la necesidad de reactivación de las luchas populares en Andalucía y pensando en andaluz lo tenemos en el artículo de Borja Romero https://www.diagonalperiodico.net/blogs/grupo-juan-diaz-del-moral/poder-...

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