Culturas
Comentarios de un estilita
02
Mar
2013
11:49
De la televisión y la seriedad de las cosas poco serias
Por Gonzalo Abril

Este humilde estilita que te habla, delicado lector/a, desde un elevado capitel, pero sin pretensiones de superioridad profética alguna, escribió hace más de diez años, en pleno aznarato, que el PP sabe darle a lo presuntamente insustancial, a la frivolidad, al cotilleo, la importancia estratégica que tiene. La derecha no ignoraba que los géneros televisivos de la llamada “neotelevisión” (reality shows, talk shows, programas de impacto, videovigilancia, etc.) configuraban el contexto cultural, psicológico, moral, sobre el que venían a adquirir sentido y tener eficacia los telediarios, y el discurso único al que servían y sirven. Y es así como los piadosamente llamados “informativos” de la tele, ya por entonces reducidos a mugre, llegaron a ser el terminal escatológico, el vertedero audiovisual del ecosistema completo de la telebasura.
Hoy, en las diversas cadenas de la televisión única, es plato obligado del menú del día el acoso a un tesorero del PP a quien los reporteros-paparazzi suelen reclamar que confiese en la calle cosas que ni ante el juez ni ante dios ni ante la historia parece está dispuesto a declarar... por el momento. Mientras los tics, titubeos, anacolutos y otros freudianos lapsos y signos de pánico acometen a miembras/os del gobierno en la pieza “informativa” siguiente. Justo antes del aparatoso accidente de camión que se despeña por acantilado, o de la enésima nevada que no acaecía desde al menos una semana. El asalto callejero a Bárcenas sería inconcebible e inadmisible si la audiencia no se hubiera hecho el estómago a los inacabables acosos a Paquirrín y a otros centenares de personalidades televisivamente equivalentes.  Prácticamente todas a las que se suele llamar “públicas”, vaya usted a saber por qué.
¿Son irrelevantes estos formatos periodísticos? ¿Lo es que una Corinna zu Sayn-Wittgenstein (perdóname, maestro Ludwig, por invocar en vano tu apellido) hable y solloze en el territorio aterciopelado y minado de corazones de la prensa rosa, entre lo falazmente público y lo falsamente íntimo, precisamente porque la prensa seria la considera “amiga entrañable”, aun sin llegar a constituir un accidente connubial, de este rey tan perseverante en la accidentalidad? Y sobre todo ¿sería admisible en el marco de una información no escatológica que esta señora diese a conocer que ha manejado asuntos de gobierno y secretos de estado como si tal cosa? Ahí lo tiene mi delicada lectora/lector: el que yo llamaba “contexto cultural, psicológico, moral” de la neotelevisión ha contribuido a normalizar semejantes aberraciones del mundo público. Como cantaba Jerry Lee Lewis: “Corrine, Corrina, where you been so long?”, dónde has estado tanto tiempo, criatura. Si hubieses andado por alguna corte o por algún parlamento de la Europa democrática de la guerra fría habrían caído gobiernos y hasta dinastías. ¿O no?

comentarios

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    Sáb, 03/02/2013 - 19:55
    <p>&iexcl;Ah! Las cosas poco serias... como el nuevo anuncio de Tuenti. Queda muy bien explicado en esta crítica&nbsp;http://golpeganador.blogspot.com/2013/03/publico-objetivo.html</p>
  • Gonzalo Abril

    Gonzalo Abril es el seudónimo literario de Paulino el Estilita, un anacoreta que se mandó mudar a lo alto de una columna después de ver cierta película de Buñuel, de estudiar el Libro de Job y de caer en la cuenta de que llevaba ya mucho tiempo habitando en medio de un desierto, el desierto de lo real. No vive aislado ni atrapado en red social alguna. Se mantiene en contacto con otros hermanos estilitas, como Wenceslas el Severo, su único lector conocido, que frecuentemente discrepa de sus opiniones. Se mantiene también, en el sentido alimenticio, de pura lechuga. Sobra decir que aborrece el mundo del que, por ello mismo, se considera contemporáneo.

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