Saberes
Análisis y propuestas para una transformación democrática
22
May
2014
11:21
El régimen: sin remedio
Por Fundación de los Comunes

 


Foto Enrique Dans

 

 

Si el país lo necesita, vería con buenos ojos una gran coalición
de gobierno: un Ejecutivo del PP apoyado por el PSOE, o al revés.

 

Lo decía hace unos días Felipe González. «Felipe», antes que González. ÉL, que hasta que no caiga definitivamente el tinglado transicional pasará por ser el gran estadista español. ÉL, hijo poco aplicado de un empresario sevillano, conocido en las milicias universitarias por ser el único que llegaba en coche cada verano. ÉL, cuyo único mérito en el antifranquismo fue el de haber sido detenido apenas unas horas. ÉL, que, con sus clánicos compañeros de la «tortilla», supo hacerse con las siglas de un partido hecho jirones, despilfarrando lo que todavía quedaba de herencia. ÉL, que, al fin y al cabo, codirigió el cambio sin traumas de la transición del tardofranquismo a la postransición, ambos anclados en la misma clase media timorata y modernizante. ÉL, que en un solo año cambió la pana de oposición por la seda de gobierno; y que en ese mismo año nos llevó del «OTAN de entrada No» al sencillo e impúdico «Sí». ÉL, que mientras apretaba el botón de la reconversión, de los GAL, del encarcelamiento de los insumisos, daba pábulo y prebenda a la jet bancaria y su escaparate marbellí.

Que quien tan serenamente trajera semejante montaña de mierda tenga todavía predicamento en los media, muestra la naturaleza invariante del régimen, su natural continuidad. Pero que el capo del partido que se ha sostenido en el gobierno durante 25 años básicamente por medio de su distancia con «la derecha», hable de Große Koalition, apunta a las claras que algo crucial ha cambiado. Poco importa que luego se desdiga. Lo decía también Ramón Jáuregui cuando convocaba a constituyentes para 2015 y al tiempo invitaba a CiU y al PP a aceptar la reforma constitucional. Y es que los resultados del próximo domingo mostrarán sin ambages la crisis de régimen: un nuevo récord de abstención en la historia del país (puede que el 60 %), una caída de entre 12 y 18 puntos del bipartidismo y entre dos y cuatro formaciones nuevas con representación.

Quien todavía no se crea lo del «proceso constituyente» y que esta es la formulación estratégica del cambio político en el país, que sepa que tras estas elecciones entraremos de lleno en uno. Solo que desde arriba. Un nuevo arreglo que permita a las élites recobrar lo perdido tras el 15M. Lo decía también Jáuregui, con ese cinismo templado que le crece a uno tras haber vivido del gobierno durante los años duros en el País Vasco: «Se equivocan quienes piensan que el soufflé puede ir descendiendo con la recuperación».

Sin sorpresas, los partidos del régimen (PSOE, CiU, PP) están obrando en consecuencia. Nos preparan la Transición Segunda Parte y, como todas las segundas partes, esta no se promete buena. Desgastado el rey: monarquía con principito. Para las élites catalanas: la única autonomía que en Europa no se debería descentralizar, al menos si se quiere reparto de la riqueza –esto es, democracia–: la autonomía fiscal. Para el bi-sindicalismo, unos nuevos Pactos de la Moncloa hechos de más precariedad, pero con su representación garantizada y su buen chorreo de pasta en formación y monopolios varios. Para todo lo demás: cal y canto.

La cuestión radica en saber cuánto margen tienen las oligarquías para componer este nuevo apaño. ¿Todo/ninguno? En los corrillos de izquierda, como de costumbre, las interpretaciones basculan entre la realidad y la fábula. Así, se estima sinceramente la potencia de los movimientos, su capacidad destituyente como la fuerza mayor del cambio. Pero enfrentados a la tarea de organizar (política, teórica, organizativamente) la alternativa «constituyente», la mayoría caen rápido en posiciones reactivas, o bien en atajos improbables (oportunistas, populistas, etc). Igualmente se apunta a la «crisis catalana» como elemento crucial de la desestabilización interna. Pero cuando se trata de analizar y componer el autogobierno real y efectivo de la sociedad catalana (que, por cierto, será supracatalana o no será) se le devuelve rápido la capacidad de iniciativa a unas élites apenas desbordadas.
 

Hay, sin embargo, un dato que no puede dejar de remar a favor del cambio. Llegado un cierto umbral de corrupción –y el sistema institucional español lo ha rebasado ampliamente– la reforma interna se vuelve imposible. El país tiene una larga experiencia en este tipo «de agonías de régimen», lentas, dolorosas, pero irreversibles. La más cercana, la de la Primera Restauración –estamos en la Segunda–. La Restauración de Cánovas llegó tras un periodo de experimentación política y movilización social: el llamado sexenio revolucionario (1868-1874). Empezó con las frustración de la Primera República, para instaurar rápidamente un régimen oligárquico. Su nombre, caciquismo, describe bien su naturaleza: bipartidismo concertado, concepción de lo público basada en el expolio a «turnos» y política invariablemente dirigida a hacer la vida bonita a los dueños de la finca (terratenientes, industriales y financieros).
 

Contra el «sistema» –ya se decía entonces– se levantaron distintas fuerzas: un republicanismo de clase media, a veces democráticamente sincero, a veces exagerado y demagógico (el lerrouxismo); un socialismo obrero tan honesto y parco en moral como en ideas y prácticas; y un anarquismo también proletario, aunque más plural y rico, pero cuyo mayor acierto –el sindicalismo revolucionario– tendió a desparramarse en el insurreccionalismo más estéril. Estas fuerzas llegaron lentamente a hegemonizar el país, dando curso a otra breve experiencia –la Segunda República– de resultados también desastrosos.
 

La crisis de la Restauración duró más de tres décadas, de 1898 a 1931. Seguramente demasiado para nosotros.
 

***
 

Nos esperan años intensos. El modelo de crecimiento español (el capitalismo inmobiliario-financiero) es irrepetible en sus éxitos de los años noventa y dosmil. La trayectoria económica esperable dentro del marco espacial que importa (Europa) es de largo estancamiento, lo que llevará a la erosión del edificio del bienestar hasta su inminente derrumbamiento. El sistema de partidos seguirá degenerando sin remisión, dando lugar alternativamente a amagos de reforma y opciones más o menos perversas.
 

En apenas tres años, hemos pasado de descubrir que el cambio político y social es posible a que puede llevar una vida llevarlo a cabo. No cabe el desánimo. Si la revolución (según vieja jerga) democrática es posible, lo será porque se haya articulado una alternativa política sólida y un movimiento-organización capaz de sostenerla. La tarea puede ser lenta pero quizá sus primeros resultados aparezcan a la vuelta de unos pocos años. Basta ponerse a ello.

 

Emmanuel Rodríguez @emmanuelrog

comentarios

4

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    manhuel
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    Jue, 05/29/2014 - 17:25
    La democracia a la española funciona cuando la economía va bien y hay para todos, aunque desigualmente... ¿funcionará cuando hay escasez y crisis? Esa es la cuestión.
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    Ptqk
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    Vie, 05/23/2014 - 22:21
    Fantástico. Pero una duda: entre los partidos del régimen, ¿se te ha olvidado el PNV o no lo consideras partido del régimen?
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    RESISTENCIA ANTIESPAÑOLA
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    Vie, 05/23/2014 - 12:10
    <div class="cont"> Ante el comienzo de la campaña electoral para las elecc.europeas , desde la Resistencia hacemos un llamamiento para que los pueblos voten por las opciones que representan un avance sustancial hacia la libertad y la instauración de una plena democracia. Estas formaciones, las que luchan por los nobles ideales de libertad, independencia de las naciones ocupadas por el estado español, y por la consecución de una democracia plena en el contexto de una libertad verdadera de las naciones, son las que tienen nuestro apoyo como base fundamental para construir un futuro que se presenta difícil por la situación de cerrazón de los gobiernos fascistas españoles del pp, o las políticas neofascistas de la supuesta oposición , liderada por un psoe autocomplaciente , anclado en las tesis neoliberales y excluyentes ,como lacayo del pp,con lo que buscan obstruir el intento de alcanzar nuevas cotas de libertad que propugnan naciones como la catalana, que está en pleno Proceso Constituyente, y que entre las formaciones de la extrema derecha española ( psoe,pp,upyd,ciudadanos,etc.) están intentando hacer descarrilar este tren hacia la independencia en el que se ha subido con gran entusiasmo el Pueblo Catalán , que espera con ilusión y poniendo todo su empeño y entrega, que el 9 de noviembre sea el inicio de un nuevo tiempo ,de dejar atrás todos los lastres y obstáculos que se han encontrado en el camino emprendido. Por ello,desde la Resistencia,pedimos que la gente salga a la calle a votar a formaciones nacionales de los pueblos ocupados,muy válidas y con gran capacidad para llevar a cabo nuevos proyectos que sirvan para alcanzar los objetivos de los pueblos y naciones. Pedimos el voto ,pues , para formaciones que defiendan la independencia de los pueblos,como ERC,Bildu,Aralar,Nova Esquerra Catalana,Ciu, BNG,etc. que han demostrado a lo largo de su historia un alto grado de compromiso con las libertades y con la causa por la transición hacia la independencia de sus respectivos países. Esperamos,y deseamos, que estas elecciones sean una fiesta de las naciones que luchan por una nueva Europa compuesta por nuevos territorios liberados del colonialismo español. Viva la libertad y la Independencia de las naciones y de los pueblos ocupados por el estado español !! Viva la libertad y la plena democracia de los pueblos !!! Pueblos,no desmayéis !! Lucharemos hasta conseguir la victoria !! </div>
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    Bertrand
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    Jue, 05/22/2014 - 21:55
    Muy de acuerdo. Además, una de las características principales de las dos restauraciones es su incapacidad crónica, que es la de la clases dirigentes españolas (centrales y periféricas), para integrar en un marco político, social y económico a amplias franjas de la población y sobre todo a las clases populares. De hecho, a la segunda restauración (con todos los importantes matices y diferencias de la situación actual), le crecen casi los mismos enanos o, mejor dicho, se le abren el mismo tipo de frentes que a la primera: la fractura territorial, la fractura política (bipartidismo caciquismo, monarquía), la fractura social&nbsp;laboral (precariado) y de género (machismo estructural de las instituciones y la cultura). Y la solución que se busca es parecida, un arreglo puramente institucional y político que de salida a unas pocas reivindicaciones populares y que frene las manifestaciones más radicales del cambio. Es decir, un arreglo institucional que permita la llamada modernización, esto es la adecuación de la estructura socioeconómica española a la fase correspondiente del capitalismo y el mercado mundiales. Ayuda mucho que la mayor parte de la clase dirigente española haya sido fundamentalmente la misma durante la Edad Contemporánea, es decir, toda la caterva de burguesitos y aristócratas ennoblecidos durante la llamada &quot;revolución liberal&quot;. Han cambiado sus maneras y su aspecto, incluso sus principales nichos de negocio, pero todavía existen líneas, familiares incluso (que le pregunten a la dinastía caciquil de los Fabra) entre los que compraban bienes eclesiásticos y comunales en las desamortizaciones del XIX y los Aznar Jr y demás nuevos buitres bursátiles.
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