30
Oct
2013
11:20
De nuevo al Agora99. Algunas consideraciones desde la Fundación de los Comunes
Por Fundación de los Comunes

Taller de trabajo en el Centro Social Eko, durante el Agora99 de noviembre 2012

¿Qué es Agora99?

Agora99 es un encuentro de movimientos europeos que se organiza a través de la red transcollab. Su primera edición se celebró en Madrid en noviembre de 2012 y este año 2013 tendrá lugar una segunda edición. Será el próximo fin de semana, es decir, del 1 al 3 de noviembre, en Roma.
 

¿Cuál es la coyuntura en este nuevo encuentro?

Volvemos al Agora99. Hace un año nos vimos en Madrid, con experiencias de toda Europa, para avanzar en el proceso de constitución material de redes y procesos de organización europeos. Algunas cosas han cambiado desde entonces: por una parte, el ciclo europeo de luchas se encuentra en un momento que cabría calificar de menor orientación, por lo que hace a las tácticas, pero mayor claridad en relación a los objetivos. El momento insurreccional que se abrió en septiembre de 2012, justo antes del primer Agora99, dibujó un contexto idóneo para el encuentro: las revueltas en Atenas contra la visita de Merkel el 9 de Octubre y la huelga general de diez días más tarde, y los asaltos de los parlamentos en Portugal y España, los días 15 y 25 de Septiembre, respectivamente. Aquel terreno idóneo sobre el que aterrizó el Agora99 de 2012 se ha vuelto hoy en día un poco más complejo. La fuerte determinación y direccionalidad de estos episodios insurreccionales desembocó en un cierto agotamiento respecto a cierto tipo de tácticas, que ahora necesitan ser reinventadas.

¿Cuál es la situación actual? Los episodios de tipo insurreccional se han calmado debido a dos factores: por una parte, a causa del agotamiento de ciertas dinámicas y formas de protesta, por otra, debido al impacto de las revueltas y a los malos resultados económicos de las políticas de austeridad sobre la no-estrategia del gobierno neoliberal. En el Sur de Europa, los Planes de Ajuste Estructural han seguido su curso, pero a una velocidad más lenta en razón de estos dos elementos aquí citados. Si bien no hay momentos insurreccionales, sí hay consolidación de experiencias, de instancias de lucha y de nuevas instituciones de movimiento. Hay sedimentación de prácticas, nuevas alianzas y experimentos que crecen con los pies firmes. En España, el más importante de estos experimentos es, sin duda, la PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca), que ha alcanzado recientemente alrededor de 200 nodos en todo el Estado y que muestra unos niveles de organización y potencia en constante crecimiento. La PAH se ha convertido de alguna forma en el vector destituyente del gobierno político-financiero y de su estrategia de relanzamiento del ciclo inmobiliario -y de su legitimidad- por medio de una socialización de las pérdidas y deudas de los bancos -a través de la creación del Banco Malo, la SAREB-.

Queremos anunciar, en este sentido, la organización desde la Fundación de los Comunes del encuentro “El nuevo rapto de Europa: deuda, guerra, revoluciones democráticas”. Este encuentro se llevará a cabo en Madrid del 28 de febrero al 2 de marzo y uno de sus objetivos principales será, precisamente, reunir a gran parte de las experiencias europeas de organización surgidas durante estos tres últimos años de luchas.

Finalmente, otro elemento a tener en cuenta respecto a la situación actual es la continuidad de lo que podríamos llamar la hipótesis tecnopolítica como expresión de una nueva forma de movimiento-red que crece de forma exponencial e inesperada y se presenta como un nuevo paradigma de la acción colectiva y de las nuevas formas de movilización en la sociedad-red.
 

¿Cómo ganar?

Desde el 15 de Mayo de 2011, en la provincia España nos hacemos constantemente una pregunta: ¿cómo ganar? No tenemos aún la respuesta, pero sabemos de algunos elementos que no cabe pasar por alto. Señalaremos aquí cuatro de ellos:

(1) Escuchar/observar los movimientos: la respuesta a la pregunta “¿cómo ganar?” no vendrá de discusiones intelectuales ni de análisis teóricos a priori. La respuesta solo la tienen los movimientos y se encuentra inscrita en su cuerpo, en sus prácticas, en sus formas de hacer. Hoy tenemos una miríada de prácticas interesantes de las que aprender, de nuevos experimentos, y es necesario escucharlas y observarlas, siempre desde una posición interna a dichas prácticas. A la pregunta “¿Qué hacer?” podemos responder con otra pregunta “¿Qué es lo que ya se está haciendo -desde las luchas-?”. Esta práctica de escucha y discusión es la que queremos poner en funcionamiento en el encuentro “El nuevo rapto de Europa”.

(2) La cuestión europea: nuestro espacio es Europa. No se trata de una cuestión de escala, como si pudiera haber transformación social a pequeña escala y transformación social a gran escala. Consideramos que nuestro terreno de juego es Europa porque este es el espacio de mínimos donde y a través del cual se puede imprimir una transformación radical. Este es el espacio donde opera la trampa de deuda, el gobierno de las finanzas. Esta es la pista de baile de los gigantes multinacionales, donde se hace efectiva la competencia entre territorios y la división continental del trabajo. En definitiva, es en el espacio europeo donde pueden reformularse radicalmente las reglas del juego, donde es posible hacer efectivo un gobierno realmente democrático de la economía y las finanzas, y una verdadera distribución de la riqueza. Es, finalmente, el espacio a partir del cual se puede romper con el chantaje que nos condena a la deuda, a la escasez, a la precariedad y al dumping social y fiscal. Sin embargo, Europa no tiene que ser entendida como un territorio exclusivo. Transformar Europa es transformarla desde los márgenes y transformar la relación del continente con el resto del mundo. Europa como territorio a partir del cual cambiar el rumbo de la globalización y la relación con el resto de territorios del planeta -ejerciendo, entre otras cosas, una transformación de la región mediterránea en los términos de revolución democrática que imprimieron las revueltas árabes-. La UE como una institución porosa que emerge de sus márgenes exteriores e interiores, así como de sus regiones -que no son “pueblos” ni “naciones” puras, sino espacios híbridos y complejos-, a partir de las cuales construir las unidades mínimas de un gobierno federal entendido en términos de radicalización democrática.

(3) La innovación tecnopolítica: del ciclo iniciado en 2011 hemos aprendido que la revolución será también en y a través de la red o no será. Los movimientos que han ido surgiendo durante los últimos tres años -y que cabría calificar como sistemas-red o movimientos-red- apuntan a un nuevo paradigma de la acción colectiva. Si bien hay culturas de Internet y grados de alfabetización digital y acceso a la red muy distintos, los nuevos movimientos apuntan a una nueva forma de hacer política y de llevar a cabo procesos destituyentes e instituyentes. Sociedades globalizadas, finanziarizadas y fragmentadas, ¿cómo transformarlas si no es mediante la reapropiación de las tecnologías de la información y la comunicación? La red hoy no es solo una necesidad política, sino una posibilidad de cambiar nuestras formas de hacer así como de expandir, difundir y profundizar las revoluciones democráticas en curso. Después de los casos de Bulgaria, Eslovenia y, sobre todo, de Turquía y Brasil, vemos no solo que esta hipótesis sigue viva, sino que se dibuja tendencialmente como un modelo traducible, un patrón en variación continua en todo el globo, un nuevo paradigma de la revolución en la sociedad-red.

(4) El envite institucional: la cuestión del proceso constituyente se ha convertido hoy en una suerte de manierismo. Con esto no invitamos a descartarla, sino a revisarla a raíz de los procesos constituyentes que se están desarrollando durante estos últimos tres años -en Islandia, Túnez o Egipto, por ejemplo-. De ellos extraemos un par de conclusiones: que no hay proceso constituyente si solo se cambian las normas explícitas pero no se transforma la subjetividad; que no hay proceso constituyente si no se producen nuevos modelos institucionales y constitucionales abiertos, que permitan una revisión constante de la norma constitucional y de las mismas instituciones. Más que de proceso constituyente habría que hablar de nuevos modelos institucionales y constitucionales o, en definitiva, de lo que cabría entender por democracia real. Operar en este campo requiere estar políticamente maduras y preparadas para afrontar acontecimientos como el derrocamiento de un gobierno o la crisis definitiva de un régimen político determinado. Los peligros de no hacerlo se están viendo tanto en el mundo árabe con la emergencia del islamismo moderado, como en Islandia con la reelección de la derecha. En el caso español, la Red Ciudadana/Partido X se presenta como un experimento para hacer frente al envite institucional. Las posibilidades de que sea capaz de participar en una efectiva transformación de las instituciones están por ensayar.

¿Por qué Agora99?

¿Cómo profundizar y reorganizar los procesos de organización de los movimientos-red a escala europea? ¿Cómo practicar nuevos acontecimientos-aumentados-15m que se desarrollen a escala transnacional? ¿Cómo poner en práctica nuevas formas de liderazgo distribuido que permitan derrocar los regímenes políticos existentes en la UE -tanto a escala continental como de los distintos Estado-nación- y sean capaces de gobernar una transición? ¿Cómo generar nuevas instituciones de movimiento a escala transnacional, que permitan romper las fronteras artificiales e impuestas de los Estados-nación y entablar un conflicto de clase trasnacional? ¿Cómo ir más allá en el proceso que abrimos hace 3 años con la #globalrevolution? Una vez más, las respuestas a estas preguntas están inscritas en los procesos de lucha ya existentes. Pero para hacerlas efectivas parece imprescindible la apertura de espacios europeos de discusión y organización. Tras el ciclo MayDay y a lo largo de estos últimos tres años han aparecido distintos espacios de organización europeos: Agora99, el HubMeeting o el Alter Summit. A nuestro juicio, Agora99 es un espacio poroso capaz de impulsar el crecimiento y fortalecimiento de las redes europeas, suficientemente abierto como para evitar el “convocatorismo”, suficientemente fuerte como para escapar del “opinionismo”. Convertir Agora99 en un espacio de transversalización de experiencias y de puesta en común de modos de hacer es fundamental, como lo es la producción de una subjetividad europea y la discusión táctica y estratégica en torno a las luchas. Agora99 puede ser un espacio clave precisamente en razón de los cuatro elementos considerados anteriormente.

La Fundación de los Comunes es, al menos de momento, una red de ámbito estatal. Pero no podemos prescindir de un espacio europeo que cada vez consideramos más importante -aún más a raíz del conflicto cerrado entre los nacionalismos españolistas y antiespañolistas y de las inminentes elecciones europeas-.

Nos sentimos atravesadas por el espacio y las luchas europeas y queremos atravesarlos y aportarles lo mejor que podamos.

Adriá Rodríguez

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