Saberes
Análisis y propuestas para una transformación democrática
28
Mar
2015
11:24
Madrid: ¿por qué Ahora? ¿por qué en Movimiento?
Por Fundación de los Comunes

Foto del vídeo "En Movimiento que no es poco"

 

Del porqué de Ahora Madrid y de la ilusión de apoyarlo

Ahora Madrid invita a aprovechar una oportunidad de cambio de la que no parece sensato sustraerse. Por un lado, por responsabilidad, por otro, por una tremenda ilusión de construir otro modelo de ciudad.

Por responsabilidad con una ciudad en la que vivimos y que, pese a sus muchas dificultades, muchas también amamos.

Responsabilidad de rescatar Madrid de quienes hacen de ella ocasión de negocio para unos pocos, a costa de las vidas de la mayoría de sus habitantes. De esa mayoría que tenemos que pelear cada día para defender nuestras casas de los abusos de la banca o de los fondos buitre; para organizar el cuidado de nuestros peques con espacios infantiles cada vez menos numerosos y más caros; para que los espacios urbanos, públicos o privados, abiertos o cerrados, sean accesibles a todas las personas, independientemente de su origen, sexo, preferencias sexuales, color de piel o diversidad funcional: o para, simplemente, respirar más sano.

Una ciudad donde, pese a los muchos esfuerzos individuales y las múltiples iniciativas de organización colectiva que se baten el cobre por mejorar las condiciones de lo presente, vivimos muchas veces con impotencia los inmensos obstáculos que se interponen a nuestro intenso deseo de transformarlas.

Pero el deseo sigue ahí y no vamos a renunciar a él.

 

Del porqué de las primarias y de la importancia de participar en ellas

Muchas y muchos os preguntaréis: vale, pero si para respaldar estos objetivos de cambio bastaría con votar a Ahora Madrid cuando se presente a las elecciones municipales del próximo 24M, ¿para qué participar ahora en las primarias?

Pues porque estas primarias son un momento fundamental por, como poco, cuatro razones, todas ellas atravesadas por un hilo conductor que cabría resumir en dos palabras: más democracia.

La primera razón es que esta nueva oportunidad de implicarnos en procesos de elección directa de las personas candidatables nos brinda la posibilidad de disfrutar de un gran banquete de ideas, de un festín de debates entre diferentes diagnósticos y propuestas. Más democracia, por lo tanto, porque aumenta nuestra capacidad de informarnos sobre las alternativas existentes así como de formar parte de un debate político en el que dejamos de ser solo objetos para convertirnos en agentes activos, mejor preparados para la confección de unas listas en cuyo diseño podemos participar: cabe la posibilidad, por ejemplo, de desordenar su jerarquía primera, deseleccionando a las personas que nos convencen menos para seleccionar a otras que nos convencen más, trenzando, de este modo una lista a la medida de nuestra confianza.

En segundo lugar, porque se trata un proceso de participación abierto a todas las personas a las que nos importa nuestra ciudad. Es decir, a todas las que habitamos Madrid, independientemente de nuestra situación administrativa y de nuestra procedencia geográfica. Más democracia, entonces, porque estas primarias se rebelan contra las discriminaciones étnicas, racistas, xenófobas, que priman el derecho de sangre sobre el de suelo a la hora de acceder a derechos. El suelo es lo que compartimos, sobre el que queremos y debemos tener acceso a edificar lo común.

En tercer lugar, porque esta nueva forma de hacer política que se va demostrando e, incluso, inventando a sí misma en su propio hacer, incorpora igualmente un sistema de cremallera que, de momento y por desgracia, sigue siendo necesario para que las desigualdades de género tengan el menor impacto posible en la composición de las listas. Más democracia, en consecuencia, porque estas primarias se rebelan, en la medida de lo posible, ante el sexismo.

Y en cuarto y último lugar, porque cuantas más participemos en este proceso de primarias, más representativa del espacio de confluencia que es Ahora Madrid será la candidatura de unidad popular resultante. Y esto es así porque, de acuerdo al Reglamento de Primarias de Ahora Madrid, cuantas más personas voten, más desciende el porcentaje mínimo de sufragios requeridos para que un candidato o candidata concretos entren a formar parte del recuento final. Por mencionar solo los extremos del reglamento en este aspecto: si votan solo 6.000 personas, la barrera de acceso al recuento final es del 10%. Es decir, un candidato necesita haber sido votado por al menos 600 personas para formar parte del recuento final. Sin embargo, a partir de 14.000 sufragios, esta barrera desaparece. Lo cual significa que todas las papeletas se validan, que todas las candidatas y candidatos pasan, en consecuencia, a formar parte del recuento final. Más democracia, en este caso, porque esto contribuye a que la composición de la candidatura de unidad popular resultante sea finalmente más heterogénea, es decir, mejor reflejo del espacio diverso y de confluencia que es Ahora Madrid.

 

Del porqué de mi respaldo a Madrid en Movimiento

Hasta el domingo 29 a las 00:00, todas y todos tendremos la ocasión de participar en este proceso de una manera muy sencilla: votando a través del portal https://vota.ahoramadrid.org/#/election/10023/public/register.

El periodo de votación comenzó el jueves 26 y en cuanto se puso en marcha, voté, sin dudarlo, al equipo de Madrid en Movimientoencabezado por Pablo Carmona. Podría exponer aquí las razones objetivas por las que las personas de esta lista merecen toda mi confianza y mi apoyo. Podría, porque a muchas las conozco bien, exaltar las virtudes y experiencias que les capacitan para hacer de forma ejemplar el trabajo exigente que les aguarda. Pero no me parece lo más importante. Porque más allá de los conocimientos concretos e incluso de las propias trayectorias de las personas singulares —que, por supuesto, no son baladíes—, en la vida y, muy especialmente, en el ámbito de lo político, lo realmente relevante son, a mi juicio, las condiciones colectivas que favorecen que saquemos lo mejor de nosotras mismas y obstaculizan nuestras, siempre en potencia, peores tentaciones. Me refiero a las condiciones o las reglas del juego.

Y en todas las escalas del juego, desde el pequeño colectivo o asociación, a las escalas institucionales europeas, pasando por las instituciones locales, autonómicas, estatales. No creo en las personas intachables, no creo en los políticos o políticas honestos, no creo en la moral infalible de tal o cual individuo o individua. No creo, en suma, en los políticos profesionales. En lo que realmente confío es en una ética de lo colectivo, en una ética de lo político. Una ética no natural, sino apuntalada por mecanismos colectivos de información, formación, propuestas, acuerdos y decisiones. Una ética normativa, o una normativa ética, que impulse la implementación de unos dispositivos de transparencia máxima, capaces de engrasar una maquinaria política que desindividualice y desprofesionalice esta herramienta, la herramienta poder-político —poder de hacer, poder de transformar, poder de generar autonomía y emancipación, individual y colectiva—, para ponerla en manos de la ciudadanía. En nuestras manos.

En los tiempos de las redes sociales y de los avatares, donde los mimados y calculados perfiles de representación de sí se convierten en escaparates de puesta en escena de lo que una misma quiere representar para un otro masivo, esta apuesta por la desindividualización puede resultar anacrónica y hasta suscitar desconfianza. ¿Pero cómo? ¿No pensar que en último término lo importante es la capacidad individual? ¿Los saberes expertos de fulanita? ¿La trayectoria sin tacha de menganito? ¿El todopoderoso individuo?

Pues a mi juicio, no. Mis disculpas a quien pueda ofender pero en mi opinión lo realmente relevante es pavimentar los caminos de realización de la democracia, de una democracia en la que la representación —individual y colectiva— sea lo anecdótico, y el pensamiento y estructuras colectivas de toma de decisión la norma. Una realización que, a escala municipal, significa generar las condiciones de implicación de los más en las decisiones que nos incumben a todas y todos.

Esto es, pienso yo, lo sustantivo y lo que ha hecho que, por primera vez en mis 47 años de vida, haya votado con ilusión. La primera vez que voté fue en marzo de 1986, estrenando los 18, en el referéndum de la OTAN. Referéndum, por lo tanto, de la primera traición del PSOE, cuya siempre autosatisfecha conciencia socialdemócrata nos ha traído hasta aquí, hasta el mundo de las burbujas, los desahucios, las fronteras afiladas y una desigualdad social cada vez más insoportable. El PP solo ha tenido que recoger los frutos de las políticas neoliberales legisladas por su pareja de hecho desde el fatal maridaje bipartidista del régimen del 78 —hoy, por fin, en franco declive—, amargándolos más, si cabe, con el tinte sexista, clasista, racista y fundamentalista religioso de sus políticas conservadoras.

En mi vida, las papeletas han sido, por lo tanto, en el campo de la política institucional, el único medio —en general, escasamente efectivo, por aislado de cualquier otro vehículo para proponer, decidir, u oponerme— de decir “NO”.

Ahora puedo, por fin, decir SÍ: sí a un equipo, el de Madrid en Movimiento, que apuesta por el desarrollo de una democracia de base. Que cree que, con las estructuras adecuadas y los recursos para impulsarlas y fortalecerlas, la democracia puede practicarse como realidad, empezando por lo cercano. Es preciso tener en cuenta que hasta las mejores ideas y lo más deseable de la pata programática de Ahora Madrid se darán seriamente de bruces —al igual que cualquier otro programa que trate de poner en el centro el bienestar de las personas en vez de la acumulación de renta por parte de las elites políticas y financieras— ante la frontera de la deuda.

Vivimos en una ciudad endeudada a causa de la avaricia y la falta de escrúpulos de unos pocos que, sin posibilidad de control democrático de sus desmanes por parte de la ciudadanía, se han enriquecido —y lo siguen haciendo— a costa de la mayoría.

Por eso, para quienes de verdad creemos que la democracia empieza por lo cercano, como reza el subtítulo del libro La apuesta municipalista, de OMM, del que forma parte Pablo Carmona, lo principal tanto en estas elecciones primarias como, en general, en Ahora Madrid, es consolidar el proceso de democratización asimismo conocido como movimiento municipalista.

¿Y cómo? Pues para empezar, generando, como dice este mismo libro, “candidaturas de movimiento […], expresión del fermento vivo de una ciudadanía propensa a generar nuevas demandas, proyectos e iniciativas, y ello también, de una forma muchas veces conflictiva y contradictoria con los propios gobiernos municipales”.

Este es el latir de la candidatura de Madrid en Movimiento.
 

Marisa Pérez Colina
Fundación de los Comunes

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