
Sindicalismo social: producción cultural, cuidados, derecho a vivienda
1. En el mundo de la producción cultural encontramos tentativas de un sindicalismo a la altura de la complejidad del sector profesional, de las ciudades que habitamos y de nuestras propias vidas. Queremos explorar las posibilidades abiertas, asumimos el reto de impulsar procesos de organización para la conquista de derechos y condiciones dignas: de modo específico en nuestros entornos laborales pero también, en alianza con otros dispositivos de sindicalismo social.
2. El sector de los cuidados tanto en lo privado como en lo público –empleadas de hogar, servicio a domicilio, limpieza en los hospitales, hoteles, etcétera–, experimenta actualmente una dinámica con enormes potencialidades movimentistas y con amplias capacidades de desarrollarse aún más. El cruce de las luchas de las mujeres en este sector está permitiendo visibilizar que los trabajos imprescindibles para la vida de todas las personas deben ser una parte central de la agenda municipalista.
3. El sector de vivienda es quizá a día de hoy, en términos de articulación, la expresión más madura de sindicalismo social gracias al recorrido de la PAH. Salimos con una visión reforzada de que urge potenciar estrategias de contrapoder frente a las instituciones, con las miras puestas en un parque público de vivienda que garantice el acceso efectivo al derecho. Una de las claves políticas del ciclo son los mecanismos de reapropiación de los pisos de los bancos rescatados en contraposición con lo que ha sido pagado de más con la hipotecas abusivas y los rescates, o fomentando nueva construcción en el país que acumula la mitad de vivienda vacía de toda Europa. Tratándose del problema de los alquileres imposibles y el rentismo inmobiliario, un parque público produciría un primer alivio, al descender los niveles de demanda privada. Sin embargo la gentrificación y las dinámicas centro–periferia que la acompañan, nos obligan a abrir nuevos frentes de lucha en forma de sindicatos de inquilinos.
4. Uno de los problemas a debatir es la dificultad de generar estructuras permanentes. Otro radica en que aunque las estructuras se mantienen, no se acumula experiencia debido a la rotación de personas. En este sentido, queremos hacer hincapié en la cuestión de la sostenibilidad de la lucha como transversal al sindicalismo social: sin recursos materiales e inmateriales que sostienen el compromiso vital de cada miembro, no hay comunidad. Sin comunidad, no hay sindicalismo social en movimiento. Los espacios comunitarios culturales y de cuidados pueden compartirse entre sindicatos de diferentes sectores, ofreciendo así un entorno orgánico de alianzas. O bien, pueden darse movilizaciones que unan distintos ejes de trabajo (como la próxima movilización respecto a vivienda, precariedad y turismo en Barcelona). En este sentido, ponemos en valor las formas que toma el sindicalismo social actual y cómo están imbricadas de su relación con el 15M. Albergan formas más móviles en la organización, y tienen como valor una enorme diversidad –como la que encontramos en el MAK2–, difícilmente presente en congresos de un solo sector.
Municipalismo Internacional
Como se vio durante las jornadas del MAC1, en los últimos tiempos se ha producido un auge en Europa de la extrema derecha y de los consiguientes movimientos racistas y xenófobos. A su vez, la EU mantiene unas políticas de austericidio que anteponen los intereses económicos y financieros a los intereses sociales, lo cual favorece el crecimiento de los discursos basados en el miedo y el odio. Esta situación no ha mejorado y explica porque el número de movimientos a nivel europeo que se interesan por el municipalismo esté creciendo. En el taller, esto se tradujo en una mayor presencia de organizaciones internacionales que buscan nuevas vías de trabajo y movilización.
Dirección de la propuesta
La consolidación de las relaciones de los movimientos municipalistas a nivel internacional es una necesidad para construir una nueva realidad a nivel europeo y apoyar a movimientos municipalistas que están surgiendo en distintas regiones. A su vez, un modelo de relaciones flexibles entre los distintos movimientos facilita la organización de respuestas contundentes a nivel territorial ante políticas supraestatales.
De cara al MAC3, y a la hora de determinar los próximos pasos a seguir en la creación de estas redes se ha visto necesario profundizar en el entendimiento de las situaciones específicas en las que se mueven los distintos movimientos, comenzar a introducir la visión internacionalista a nivel local y facilitar la colaboración entre organizaciones de contrapoder de los distintos territorios europeos.
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