Frente a la situación de oligopolio y decadencia del modelo energético mundial expuesta en la anterior entrada, aparecen una serie de alternativas que se enmarcan en el concepto de soberanía energética.La soberanía energética reside en la capacidad de una comunidad de gestionar la producción de la energía que consume. En este sentido, la soberanía energética se contrapone de manera inevitable a cualquier modelo de producción centralizado y en manos de pocas personas o empresas y que, en su mayoría, utilizan combustibles fósiles, caros y poco accesibles para la ciudadanía.
El desarrollo de las renovables ha permitido que estas se conviertan en un elemento que permite que la ciudadanía se convierta en agente activo de producción de energía. Esta es la base de la soberanía energética, que cualquier persona o colectivo pueda convertirse en productor de energía, que conozca su coste y pueda, de esta manera, gestionar su consumo de forma más eficaz y eficiente.
Autoconsumo
El autoconsumo es la capacidad que tiene el consumidor de producir una parte o la totalidad de la electricidad que precisa para cubrir sus propias necesidades. Se empieza a denominar a este nuevo agente como prosumidor.
El autoconsumo implica un cambio radical en nuestra cultura de generación y consumo eléctricos. Se trata de transitar de un modelo centralizado en manos de un oligopolio a un modelo energético distribuido y conformado por una multiplicidad de plantas de generación ligadas al consumo. Las energías renovables a pequeña escala como la minieólica o la minihidráulica son adecuadas para el autoconsumo pero la fotovoltaica y su capacidad modular al instalarse sobre tejado es especialmente apropiada para este objetivo. Existen varias modalidades de autoconsumo:
· Aislado: Instalaciones sin conexión a la red eléctrica que utilizan batería para suplir las necesidades de energía cuando no exista recurso renovable.
· Instantáneo o parcial: Regulado en el Real Decreto 1699/2011. Abastece de la electricidad que se consume en el momento y permite vender a precio mayorista el excedente o instalar un inversor que impida inyectar el excedente a la red. El primer caso implica costosas obligaciones legales y fiscales y el segundo es una opción claramente ineficiente. Sólo es viable en casos con un alto consumo eléctrico durante el día, como comercios, restaurantes o gran industria por lo que su impacto en el modelo energético es muy escaso.
· Autoconsumo con Balance Neto: Esta modalidad permite al usuario utilizar la red eléctrica como una gran batería, es decir: se hace un balance final entre la energía volcada a la red de forma excedentaria y la consumida fuera de las horas de producción (por la noche en caso de la fotovoltaica, por ejemplo). De esta manera, el prosumidor puede ahorrar en la factura de la luz entre un 70 y un 80%. El Gobierno lleva meses posponiendo la publicación del Real Decreto que permita esta modalidad de producción.
El autoconsumo es un pilar imprescindible, junto con la eficiencia y el ahorro, de la soberanía energética y permitiría a gran parte de la ciudadanía establecer mecanismos de producción y consumo independientes de las compañías eléctricas. Sin mencionar los impactos positivos para el medioambiente al reducir de forma drástica las emisiones de CO2 derivadas de la generación de energía con combustibles fósiles.
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Somos un grupo de personas, organizadas en torno a Ecooo, preocupadas por las consecuencias sociales, económicas y ambientales derivadas de un modelo energético basado en un oligopolio que sólo tiene en cuenta los intereses de unas pocas empresas por encima de la ciudadanía. Desde este blog trataremos de poner un poco de luz sobre la situación de la energía en España y ofrecer alternativas, siempre abiertos al diálogo, a comentarios y críticas.
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