La fundamentación de las bases de datos es la misma que la de la memoria: ambas anhelan fijar el pasado. La memoria mediante el recuerdo, entiende anclar el sujeto para revelar lo que acontece como perteneciente a él-mismo. Las BBDD son una fotografía del instante de su constitución que pretende enmarcar todo lo sucedido después dentro de su estructura de datos (lógica de datos). Pero la memoria actúa sobre un objeto vivo inmerso en un entorno vivo; las BBDD, lo hacen sobre un entorno al que matan desde el mismo instante de su constitución. Por eso una necesita “engañar”; mientras que las otras permanecen estables e inalteradas. La memoria es el resultado diacrónico de la interacción sujeto/objeto-entorno: las BBDD niegan toda dialéctica.
La ocultación del trabajo. En los espacios públicos el trabajo se oculta. Todo el trabajo que hay que realizar para mantener esos espacios, desde la logística de objetos hasta las tareas de mantenimiento se hacen fuera del horario de atención al público. Los camiones se descargan por las noches y las reformas se hacen o en vacaciones o con el local cerrado. No se enseña el trabajo. El trabajo, que es lo que produce la realidad, no se muestra. Sólo se enseñan esos trabajo de atención al público, como el despachar de la dependienta o el de las oficinas de atención al cliente. Los demás, todos, permanecen ocultos.
Autor: Luis Montero
Una imagen.
Una rueda de roedor.
Uno de esos artefactos que se colocan en las jaulas para roedores domésticos. El ratón se sube y comienza a correr. Y, corre que te corre, no se desplaza. Tras un par de minutos, agotado, el roedor se lanza a la fuente en busca de agua.
Pero no nos hemos quedado ahí. Hemos conectado una pequeña dinamo a esa rueda. Almacenamos la energía que genere el roedor. ¿Qué pasaría si también conectamos la cantidad de energía producida a la alimentación del animal? ¿Si, cuanta más energía genere, más remuneración recibe?
Recientemente, una clienta brasileña, recién llegada a España a hacerse cargo del área de investigación de una agencia de publicidad, me preguntó sorprendida: “¿Dónde puedo ver datos sobre consumo y clases sociales en España? ¿Por qué en España en los estudios no se utiliza nunca la clase social?”.En Brasil, como en otros países de Latinoamérica, es impensable analizar los fenómenos de consumo (¿Quién compra qué?, ¿Por qué motivo? ¿Cómo valoran mi marca? ¿Y la del competidor?) sin incorporar la clase social como variable central a analizar. Cuando las compañías envían briefing (descripción del proyecto para concursar, en el que describen “la pregunta” que quieren estudiar) prácticamente siempre definen a su público incorporando la clase (o el nivel socioeconómico, como dicen en México).
Las ruinas eran la prueba, la manifestación del colapso de una civilización. Las ruinas de esta civilización se esparcen por mares, la atmósfera e, incluso, las personas.

El consumo configura nuestro estar en el mundo. Cómo nos relacionamos con nosotros mismos, con los demás y con el planeta. Analizar nuestra relación con marcas y productos nos ayuda a comprender qué lugar ocupamos en la sociedad de consumo.
Felipe Romero. Psicólogo. Investigador de mercados. Luis Montero. Novelista y ensayista. Etnógrafo.
Otros blogs
Archivos
- Octubre 2016 (1)
- Agosto 2016 (1)
- Mayo 2016 (1)
- Abril 2016 (2)