El espacio cuántico de las redes también tiene sus propios rastros de carmín. Senderos que no aparecen en las grandes crónicas de datos ni en la historiografía oficial de los hechos vencedores en la batalla por la visibilidad y la hegemonía informativa. Y que así sea. Conforman territorios hostiles a la determinación, códigos difusos en los que brota algo de guerrilla inconsciente o de error altamente productivo. Materia oscura. Y hacia allí nos dirigimos. Que tengan un buen viaje.