Harry Houdini en The grim game (1919)
Si tuviésemos que pensar cada uno de los movimientos que hacemos a lo largo de un día, nos quedaríamos posiblemente al borde de la cama sin recordar cuál era el siguiente en la serie antes de recuperar la posición vertical; preguntándonos cómo lo habíamos hecho los últimos treinta y dos, cuarenta o sesenta años; cómo habíamos conseguido levantarnos día tras día durante todo ese tiempo sin temer ni un instante que el suelo se hundiría bajo nuestros pies. Esta mañana no lo pensé. Logré esquivar ese vértigo.
Ningún Estado abandona el control de lo que deben recordar y lo que no deben recordar los ciudadanos. Elige qué y cómo hay que enseñar en la escuela: el orden cronológico, la línea del tiempo, línea de preferencia recta, como un surco, una zanja. Mírate, como la raya en el pelo con la que la peluquera acaba de separar en dos tu cabeza mientras lo piensas.
Fotograma de la película Persona (Igmar Bergman, 1966)
Varios espectadores sufren desmayos viendo lo imposible. Más exactamente: Lo imposible, una película dirigida por Juan Antonio Bayona, que recrea la experiencia de una familia durante el tsunami que anegó la costa del Sudeste Asiático en 2004, causando la muerte a cientos de miles de personas y dejando dos millones de desplazados.
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Una vez escuché a alguien decir que si todos sacásemos nuestro monstruo se haría innecesario seguir hablando de monstruos. Pues bien, me siento cerca de este huésped al que nadie ha invitado. Una fría tarde de invierno ve una luz encendida y decide entrar. Sin más.
En un momento en el que no se espera de nosotros otra cosa que obediencia y miedo, intentar pensar al margen de los discursos oficiales es para muchas un modo de resistencia. Por supuesto, no esperamos una invitación.
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