Saberes
Destituir Occidente, Construir Comunismo
27
Jun
2016
11:26
Solo el Pueblo apoya y defiende al Pueblo

Después de pasar meses mirando hacia arriba buscando la salvación. De estar atentas a las pantallas, a los periódicos, a las redes sociales, algunos incluso a los mítines, queda el retorno a lo real. Y no decimos a las asambleas, decimos a lo real. Queda responder a las preguntas que hieren, por que nos devuelven esa responsabilidad que pretendíamos delegar. Las preguntas que nos arrojan frente a nuestra propia responsabilidad política:

¿De que manera estás generando el cambio? ¿De qué manera tú y la gente que te rodea construye algo que se asemeje a una comunidad? ¿De qué manera construyes solidaridad? ¿De qué manera generas autonomía en lo económico, en lo productivo, en lo alimentario? ¿De que manera haces del territorio que habitas un espacio libre de capital y de dominación? Votar a la izquierda progresista no te hace ni mas humano, ni mejor persona, ni mas solidario. Votar a la izquierda no te eleva por encima de esos que tú llamas catetos y que no son si no gente que como tú sufre y padece. 

Solo el pueblo apoya y defiende al pueblo. Construir el cambio no es una tarea de ir a votar un día cualquiera, o dos, o tres. Construir el cambio es mirarse, reconocerse, cuidarse. Construir comprensión. Abandonar elitismos que prejuzgan al pueblo. Construir el cambio es caminar con ideas claras repletos de preguntas. Construir el cambio comienza aquí, ahora, ya. Pasa por romper con nuestras vidas precarias rotas por la tristeza de un mundo que delega la responsabilidad del cambio en un líder o en un partido. Romper con la vida que nos rompe. Vivir la vida que construye en colectivo.

Tal vez sea momento de volver a lo pragmático, es decir lo utópico. Continuar con la labor que tantas compañeras llevan ya ejerciendo mediante la construción de cooperativas productivas. Hacer de los cuidados una responsabilidad comunitaria; criar no es una carga, no es un milagro, es un proceso de vida, una expresión de nuestra potencia para hacer autonomía. La transformación es absolutamente imposible si no tomamos el control del territorio que poblamos. ¿Quiere eso decir asaltar las instituciones? Mas allá de eso, quiere decir, dar un salto cualitativo. Tomar consciencia de que debemos saber autogestionar cada aspecto del tejido logístico. Si pretendemos la emancipación, si de veras aspiramos al cambio hemos de recuperar cada nodo, cada elemento del tejido social y productivo. Desde la producción alimentaria, a la seguridad, la sanidad o la educación.

Tal vez sea el momento de volver a lo pragmático, es decir a lo utópico. Perder la verguenza a admitir que eso que llaman política no colma nuestra sed, no sacia nuestra hambre. Queremos volver a respirar esa espiritualidad política que vivimos en el 15 m. Queremos abandonar el laicismo ilustrado, el desencanto del mundo y el pesimismo ontológico. Queremos construir los espacios de una nueva política que reivindique la fe incondicional en la transformación. Perder el miedo a ser tachados de fanatismo, ser tachados de irracionales, ser tachados de crédulos o de poco serios. Perder el miedo a creer de nuevo que futuro está en nuestras manos. Perder miedo a nuestra capacidad de hacer pueblo. 

La desperanza de muchas, hoy, después de las elecciones solo es el síntoma enfermizo de la persistencia en la creencia de que tenemos derechos garantizados. De que el futuro no se hereda, se toma. La desesperanza de muchas viene dada por el creer que esta guerra que el capital nos tiene declarada se puede vencer con el mero acto simbólico de depositar un voto. La desperanza de muchas no debe detenernos, no puede desanimarnos. 

Solo el pueblo apoya y defiende al pueblo.

No estamos solas, no estamos solos. No somos un porcentaje de votos o de abstenciones.

Somos pueblo.

Perdamos los reparos, la compostura o la verguenza. Nosotras precariado. Nosotras periferia no somos parte de esa Europa del capital. Abandonemos esa estructura que nos somete. Rompamos las cadenas coloniales que nos vinculan con la Europa del privilegio blanco. Rompamos a su vez la tiranía con la que nuestras empresas sujetan al Sur Global. Somos Sur. Somos el sur de la Europa que lo puede ser de los pueblos. Esa Europa de la comuna. La Europa Makhnovista. La Europa libertaria. La Europa irredenta de las luchas campesinas, de las colectivizaciones rurales. La Europa campesina y proletaria. La Europa antifascista. La Europa que prefiere rebelarse contra un rey antes de ir a luchar en guerras coloniales. Somos parte de esa Europa pagana, desconocida, que habita en las tradiciones salvadas por las mujeres. Somos la Europa que no se sometió a la inquisición. La Europa tantas veces dada por muerta, en las guerras campesinas, en las comunidades, en la Guerra Civil. La Europa que sigue viva en el ZAD, en el SAT. Somos la Europa de los pueblos.

Nosotras explotadas, nosotras dominadas no somos meros votantes a los que se recurre en cada lucha estratégica por el poder. Somos la potencia. No nos conformamos con el poder.

Lo queremos todo

 

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Nuda Vida es el lugar donde un grupo variopinto de gente que vive en lugares tan distintos como México, Castilla o Canadá, convergen para reflexionar en torno a la potencia colectiva, la comunidad que viene, la autonomía y la construcción del comunismo.

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