Place de la République, 10 April 2016. Fuente: Wikipedia
Rosendo González, activista del 15M y de la Nuit Debout
Hasta hace muy poco, existía en Francia una versión oficial acerca de lo sucedido durante los últimos años en España en relación a la llamada “crisis”. Esta versión venía a decir algo así como que la causa principal del hundimiento económico y social de España, a partir de la crisis financiera global de 2008, venía dada fundamentalmente por la burbuja inmobiliaria y la debilidad del sistema político y económico español. Según continuaba el relato, la crisis golpeaba a Francia de una manera mucho más laxa debido a su fortaleza social y económica. Y aunque la palabra “crisis” ya había impregnado el imaginario colectivo, como lo hizo en España, sus efectos no eran tan evidentes como lo habían sido en nuestro país. El paro se mantenía sobre el 10% y el estado de bienestar social francés, uno de los buques insignia europeos y mundiales, continuaba intocable. Todo parecía muy tranquilo. De hecho, el único reto al sistema francés lo planteaba el Frente Nacional, que amparado en la nostalgia de la “belle époque” había tomado la iniciativa política. Los socialistas y republicanos parecían no poder ir sino a rescoldo del discurso de la extrema derecha, más aún después de los atentados de París en noviembre de 2015.
Pues bien, esta concepción francesa acerca de cómo se han desarrollado los acontecimientos en España y a nivel global acaba de explotar por los aires, y con ello se ha generado un estallido social que puede llegar a poner en entredicho el actual tablero político europeo y global. Todo empezó con una propuesta de reforma laboral por parte del gobierno socialista de François Hollande, la llamada “Ley El Khomri”. Hay que recordar que también fue socialista el gobierno que inició la política de recortes en España, y es que los dos acontecimientos a ambos lados de los Pirineos, el 15M y la Nuit Debout, están plagados de paralelismos. La Ley El Khomri, anunciada en febrero, significaba, básicamente, un recorte en los derechos laborales de los trabajadores franceses. Pronto, los sindicatos, mucho más combativos y fuertes que en España, con CGT a la cabeza, salieron a la calle. A ellos se unirían los trabajadores precarios, los estudiantes y los “intermitentes del espectáculo”. Estos últimos con una activa trayectoria de luchas sociales recientes. A lo largo de todo el mes de marzo se sucederían una serie de manifestaciones de protesta, y sería entonces, justo al final del mes, el día 31, cuando surgió el acontecimiento que cambiaría los imaginarios políticos franceses y movilizaría a nuevos sectores de la población.
Ese día había convocada una gran manifestación por parte de los sindicatos en contra la Ley El Khomri. La manifestación fue masiva, pero lo que realmente cambió las cosas es que, al final de esta, un numeroso grupo de jóvenes y personas de otras franjas de edad decidieron pasar la noche en la Plaza de la República de París, ocupando un espacio público como lo fue Sol para el 15M y resignificando, precisamente, la res-publica. Fue entonces que el tiempo se detuvo. Los “ciudadanos” que ocupaban la plaza todas las noches, empezaron a contar los días como el 32 de marzo, el 33 de marzo, el 34 de marzo, etc. Un guiño a la revolución de 1789, que había establecido su propio calendario. Aquella noche nació el movimiento Nuit Debout (“noche en pie”), y el número de gente que participaría de él no dejó de aumentar durante los días siguientes. Francia se rebelaba y se ponía a soñar, crear e imaginar un nuevo futuro común. Se pasó de la “grève generale” (la “huelga general”) al “rêve general” (el “sueño general”), uno de los lemas del movimiento. De repente, la catástrofe social y económica española era fundamentalmente el resultado de la aplicación de unas políticas de austeridad que estallaban en Francia. De la periferia hacia el centro de Europa, el 1% intentaba vendernos como crisis algo que era una estafa. Una Europa que tenía muy poco de democrática.
Los eslóganes del 15M español se repetían otra vez en París. Y al igual que en el 15M, se prohibían las banderas y siglas partidistas, evitándose identificar con categorías como “izquierda” o “derecha”, apelando al “pueblo” o la “ciudadanía”. Y es que, como dijimos, hay muchos paralelismos entre un movimiento y otro, hasta tal punto que en Nuit Debout ya se habla de El Movimiento como un movimiento que los incluye a ellos y también a los indignados españoles, entre otros. El uso del consenso y de la asamblea general, la organización en comisiones de trabajo, los gestos en lengua de signos para las asambleas o la misma movilización de los jóvenes como una naciente “clase política global del siglo XXI”. Pero también existen sus diferencias y especifidades. Diferencias, que nosotros, españoles, tenemos que llegar a comprender y entender.
Me gustaría destacar especialmente tres. Primero, la composición múltiple de un movimiento caracterizado por la convergencia de luchas, que incluye a los ya nombrados sindicatos, estudiantes, precarios, intermitentes del espectáculo, jóvenes de las plazas globales y descendientes de inmigrantes (mucho menos presente en el 15m) que se identifican con estos conceptos de clase explícitamente. Segundo, la problemática de la violencia. Francia no es España a este respecto, aún a pesar de intentar huir de etiquetas como “izquierdistas” o “violentos” que atraparían al movimiento, la sociedad francesa es muchísimo más violenta que la española, desde la policía, hasta las ciudades, pasando por las luchas sindicales. Así, el problema de la violencia y la estrategia del movimiento se plantean en términos diferentes a los españoles, incluyendo tecnologías como las “manifestaciones salvajes”, una especie de manifestación espontáneo o escraches que “surge de las plazas” y ataca a ciertos puntos infraestructurales del poder. Tercero y último, el anticapitalismo. Aunque aún es pronto y el movimiento está arrancando, el discurso anticapitalista parece ser mucho más explícito que en España. Identificadas las salidas keynesianas y austeras de la crisis, el movimiento intenta buscar otras soluciones, dentro de una sociedad que siempre se ha caracterizado por un discurso político ultra-codificado.
Pero el movimiento no sólo ha variado en estos vectores, sino que también lo ha hecho en su estrategia geo-espacial y comunicativa. Al contrario de lo sucedido en España, el movimiento en Francia tardó una larga semana en conseguir salir de la Plaza de la República hacia el resto de ciudades del país. Este retraso en la expansión se debe fundamentalmente al uso menor de las redes sociales que se hizo desde inicio -y en cuya intensificación posterior tuvieron un papel muy importante las redes españolas- lo que impidió saltar el bloqueo mediático al principio, y también, pasar a un formato que no incluía la acampada, sino la asamblea y la “noche en píe”. Esta tecnología de “noche en píe” ha permitido a Nuit Debout permanecer durante más tiempo en el espacio público haciéndola más “sostenible”, al mismo tiempo que le ha restado la intensidad inicial de las acampadas españolas. Con el 15M duramos un mes en las plazas, en Francia llevan ya un mes y no tienen pinta de retirarse. Por su lado, las estrategias de expansión geográfica e intensificación temporal lejos de imitar también el formato español –una expansión en barrios que en Francia no se ha mostrado del todo efectiva- ha apostado por el lanzamiento del Global Debout, una convocatoria a nivel mundial para el día 15 de Mayo.
No es casualidad que se haya elegido la fecha del surgimiento del “movimiento” en España para lanzar esta convocatoria. Desde el principio la colaboración e inspiración con el movimiento de los indignados ha sido extremadamente fuerte. Los nuit deboutienses se identifican ellos mismos como encuadrados dentro de un nuevo movimiento global que ha tenido sus primeros pasos en las plazas españolas o en el movimiento Occupy. Pero más allá de ello, la alianza con España se considera clave para la evolución de El Movimiento. La hipótesis dice así: Grecia no ha podido hacer frente a la Troika y ha acabado cediendo ante el chantaje económico efectuado por la Unión Europea. Por su lado, España, en caso de que Podemos logre alcanzar el gobierno en las próximas elecciones, tampoco podrá hacer ella sola frente a las políticas del centro de Europa. En cambio, con el sur de Europa y Francia unidas habrá llegado realmente la oportunidad de construir una otra Europa, democrática, solidaria y justa.
Más allá de esta hipótesis europea, las movilizaciones de la #GlobalDebout pueden favorecer especialmente el movimiento en España. Por un lado, favorecer la victoria de la “herramienta” Podemos ante unas elecciones inminentes en Junio. Un “Podemos” que siempre sacará ventaja en situaciones de movilización social. Por otro, acercar precisamente más a Podemos hacia el partido-movimiento más afín al espíritu del 15M y alejarlo más de la idea de partido social-demócrata del siglo XXI. Además, por supuesto, de relanzar el movimiento en España, reapropiándose los espacios públicos de nuevo, inaugurando la colaboración transfronteriza real, apoyando el movimiento en Francia y reactivando la producción colectiva sin mediación institucional.
Ya se dibuje finalmente la hipótesis del #GlobalDebout de esta manera o de otra, el tablero europeo y global ha dado sin duda un nuevo vuelco con la aparición de Nuit Debout. Movimientos de ida y venida. Cada lanzamiento en un punto geográfico concreto re-actualiza el resto de nodos. Sin duda, antes o después, nos tocará dar el siguiente paso y empezar a saltar realmente fronteras. Puede que el momento sea ahora o puede que sea más tarde. De cualquier manera, toca preparar este 15 de Mayo. Todxs juntxs. Todxs en pie. La lucha sin fronteras es el único camino. Gracias Francia.