Democracia económica

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Prácticas y reflexiones desde la economía solidaria

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07 de Mar 2014
idearia

Recientemente el Movimiento por la Democracia ha hecho pública la Carta por la Democracia. Un documento que supone "las líneas generales de la propuesta política y social" de este Movimiento que está dando sus primero pasos. Hemos decidido publicar el extracto del texto referido a la propuesta de democratización económica como un medio más para favorecer su divulgación y discusión.

DEMOCRACIA ECONÓMICA

No se puede concebir una sociedad democrática sin la garantía del sustento material necesario para el desarrollo de una vida digna y políticamente activa. No se puede concebir una sociedad democrática sin un acceso igualitario a la riqueza.

Las disparadas cifras de paro, la precariedad generalizada, la espiral de desahucios, la esclavitud por deudas a la que se condena a una gran parte de la población, la privatización de los servicios públicos, la enorme concentración de la riqueza o la subordinación de las economías públicas a los intereses bancarios, apuntan en la dirección contraria: desigualdad y subordinación económica de la mayoría de las personas (el 99%) a unos pocos (el 1%).

La actual democracia, así como las garantías constitucionales en las que se sustenta, han sido por completo ineficaces a la hora evitar esta situación. Ninguno de los mecanismos recogidos en la Constitución de 1978 —derechos sociales, derechos laborales, iniciativa pública en el ámbito económico o la subordinación de la riqueza al interés social, entre otros— han sido capaces de proteger a la sociedad de los intereses económicos y financieros. Las políticas neoliberales han acabado por imponerse por encima de cualquier otro criterio, incluido el bien común. Ahora, en plena crisis, es cuando esta situación de expolio se hace más patente.

Esta Carta se propone recuperar los recursos sociales privatizados y concentrados en pocas manos con el fin de ponerlos a disposición de un proceso democrático real. No se acepta, por lo tanto, el marco propuesto por las políticas de austeridad. Antes al contrario, nunca antes ha existido tanta riqueza, pero pocas veces ésta se ha repartido tan mal y con criterios tan antidemocráticos e injustos. Es por ello que se requiere una completa reconsideración de las funciones de las políticas económicas, a fin de implantar el principio de bienestar de las poblaciones por encima del beneficio privado, financiero y corporativo. Se trata del reconocimiento real y no solo formal de que las leyes del mercado han de quedar supeditadas a la función social de la economía.

Con el objetivo de promover la democracia económica, esta Carta considera cinco pilares básicos:

1. Democracia financiera

La riqueza financiera será considerada como un recurso común, sobre el que la ciudadanía ha de tener la capacidad y posibilidad de intervenir. «Quien regula es la población, no el mercado», tal es la máxima que inspira este punto. Para ello, se establecerán procedimientos de decisión democrática sobre la deuda contraída durante los años pasados, así como sobre los activos financieros e inmobiliarios en manos públicas derivados de la reestructuración de los mercados financieros y del sector bancario. A este fin se proponen las siguientes medidas:

Auditoría Ciudadana de la Deuda. Esta propuesta permite discernir entre aquellas deudas legítimas y aquellas que no lo son. Esta Auditoría se articulará como un proceso social de pedagogía democrática y financiera por el que la ciudadanía pueda adquirir mayor capacidad de decisión y control sobre la economía financiera.
Creación de instituciones de utilidad pública, formadas con los activos financieros e inmobiliarios resultantes de las sucesivas reestructuraciones operadas. Estas instituciones, bajo estricto control democrático, servirán a la promoción de la igualdad económica y del desarrollo social.

2. Reforma fiscal

El objetivo de la reforma consistirá en promover una amplia redistribución de cargas y beneficios a fin de que a la igualdad formal le corresponda una igualdad material y real garantizada por el acceso a los bienes públicos y comunes.

Principales propuestas: la restauración de los principios de proporcionalidad y progresividad tanto para las rentas del trabajo como para los beneficios empresariales; la aplicación de nuevas tasas a la circulación financiera y de los tipos más altos a las rentas de capital y de patrimonio; la disminución de los impuestos indirectos y al consumo de los bienes básicos y la persecución del fraude fiscal. La reforma fiscal vendrá acompañada de criterios de igualdad y equiparación fiscal, así como de solidaridad territorial.

3. Bienes públicos-comunes

Los procesos privatizadores han demostrado que las Administraciones Públicas no han protegido los recursos públicos frente a los intentos de apropiación por parte de intereses privados. La recuperación social de estos bienes así como la democratización de su gestión deberá garantizar el acceso a los mismos por parte del conjunto de la población.

Tendrán el estatuto de público-común todos aquellos bienes e infraestructuras de interés general necesarios para la reproducción de la vida, la participación política y el normal funcionamiento de la economía. Así, son bienes público-comunes la educación, la sanidad, la vivienda, la seguridad, los transportes, la información, la justicia así como los principales bienes naturales (agua, atmósfera, suelo, mares, costas, ríos y riberas, bosques y espacios naturales de importancia ecológica y estética), las vías y nodos de comunicación (carreteras, vias de tren, puertos etc.

Los recursos y sectores estratégicos de la economía, como las telecomunicaciones, la energía, la riqueza mineral, serán devueltos también a la condición de bienes públicos comunes. La administración de estos recursos deberá ser sometida a un fuerte control público democrático. Se revierte así la tendencia a la privatización que se ha impulsado en las últimas décadas.

Los bienes públicos-comunes no podrán ser alienados o vendidos por las Administraciones Públicas. Su propiedad es pública-común y por lo tanto pertenece al conjunto de las personas que residen en el Estado español.

Los bienes público-comunes serán administrados de forma democrática, siendo regulados y regidos tanto por mecanismos de participación ciudadana como por las comunidades expertas que se requieran para cada caso.

4. Promoción de la economía social y de la democracia en las relaciones económicas

Esta Carta se propone promover la participación de las personas en la toma de decisiones en el ámbito empresarial, especialmente cuando esto pueda considerarse crucial para el interés común. Asimismo, su actividad económica tenderá a estar subordinada a criterios de rentabilidad integral, es decir, social, medioambiental y económica.

Se favorecerá el desarrollo de un nuevo modelo de empresarialidad basado en los principios de la economía social, el cooperativismo y el respeto al medio ambiente
Todas las empresas deberán organizarse progresivamente sobre los siguientes principios: equidad, respeto al medio ambiente, transparencia y desarrollo sostenible. Del mismo modo se propone controles sobre la relación salarial dentro de las empresas, impidiendo los actuales modelos de acumulación especulativa con salarios desorbitados, al tiempo que se pondrán vetos precisos a la creciente precariedad laboral.

Serán recogidos los principios fundamentales del derecho laboral: el derecho a realizar una prestación de forma libre o a cambio de una contraprestación justa, la protección del trabajador en situación de dependencia, el derecho al descanso y la jubilación así como el derecho a la autonomía y a la vida digna con independencia del trabajo asalariado; y del mismo modo, el derecho de huelga, de sindicación, asociación y reunión.

5.- Ampliación de la protección social, reconocimiento de la riqueza común y derecho a una existencia digna

Nuestro actual sistema de Seguridad Social se sostiene principalmente sobre las contribuciones de la prestaciones laborales y se cierra a partir de un criterio de pertenencia nacional. En un contexto globalizado, en el que el empleo se ha vuelto escaso, el trabajo no remunerado se reconoce como una fuente esencial de la producción de riqueza; del mismo modo la migración se ha convertido en una necesidad elemental para las poblaciones empobrecidas. Las viejas bases de nuestro sistema de protección social se han mostrado así cada vez más ineficaces y menos incluyentes.

Es necesaria una ampliación del sistema de pensiones hasta niveles dignos y suficientes, así como ampliar los mecanismos e infraestructuras de apoyo al cuidado colectivo que ahora recae casi exclusivamente sobre las familias (y específicamente sobre las mujeres) Las tareas de crianza son una responsabilidad colectiva y requieren del necesario desarrollo presupuestario, así como de la creación de las infraestructuras comunes que sean necesarias.

Se debe reconocer igualmente la producción de riqueza que no se contabiliza en el PIB (en tareas tales como investigación, estudio, producción cultural, información o comunicativa) a través de mecanismos (como podría ser la Renta Básica) que reconozcan en forma de renta toda esa riqueza no pagada. Así como todas a dichos trabajos de las infraestructuras necesarias para su pleno desarrollo.

La financiación del nuevo sistema de garantías será sostenida a cargo de las medidas de reforma fiscal propuesta, especialmente los impuestos sobre el beneficio y la circulación financiera, y cada vez menos sobre las prestaciones del trabajo.

12 de Feb 2014
idearia

Por Margarita Padilla. mpadilla@sindominio.net

Mientras leía el libro La tragedia del copyright, cayó en mis manos el artículo de Bernat Costa y Marta G. Franco sobre las “iniciativas para restringir el uso de la cultura libre para fines de ética dudosa”, publicado en este mismo periódico.

La lectura cruzada de ambos textos me ha permitido comprender mejor la diferencia entre las licencias GPL y las licencias Creative Commons.

En el artículo citado se analizan las diferencias formales, jurídicas, mientras que en el libro de Virus se analizan las tensiones entre la explotación comercial de los bienes culturales y los modelos de cooperación no basados en la competencia.

Lo que me propongo ahora, en diálogo con estos dos textos, es analizar las diferencias situacionales, es decir, lo que hace que estos dos grupos de licencias se agencien de distinta manera en sus respectivos entornos de aplicación.

Esta cuestión no depende solo de la mayor o menor genialidad de Richard Stallman o de Lawrence Lessig a la hora de desarrollar instrumentos jurídicos. Sin ánimo de menospreciar estas grandes aportaciones, cabe decir que no todas las ideas geniales triunfan, ya que la verdadera prueba de genialidad consiste en su adopción por parte de otros, que las consideran no solo geniales sino también útiles e idóneas.

Mi punto de partida respecto a estas diferencias es que mientras que el software libre ha hallado un modelo de negocio no solo compatible sino explícitamente apoyado en las GPL, las empresas del procomún culturales no alcanzan a levantar (siendo optimistas diríamos, todavía) un modelo generalizable.

Se me dirá que los modelos de negocio para el software libre son muchos y diversos. Cierto. Pero con la abstracción suficiente se puede reconocer un modelo común, cuyas principales características son compartidas:

  • En muchos casos hay una entidad sin ánimo de lucro (fundación, asociación...) que pilota el proyecto y vela por el mantenimiento de la neutralidad y de los fines sociales.
  • En muchos casos esta entidad central sin ánimo de lucro convive con un conjunto de asociaciones locales que organizan a la comunidad. En estas asociaciones locales, a menudo las personas más activas son las que trabajan en empresas que tienen más prestigio o que
  • obtienen más retorno.
  • En muchos casos hay algunas empresas (grandes o muy grandes) que lideran los desarrollos y tienen ahí sus principales líneas de negocio.
  • En muchos casos, otras empresas que no lideran los desarrollos también abren líneas de negocio sobre ese software, hasta cierto punto ajeno. Dabne forma parte de este tipo de empresas.
  • En muchos casos se genera una comunidad más o menos autoorganizada que contribuye al proyecto y también puede extraer renta de él.
  • En todos los casos hay un software base que es de uso público.
  • En muchos casos hay servicios o desarrollos verticales que son de pago.

Sobre estos rasgos, cada producto/servicio adopta sus variaciones. Por ejemplo, en Openbravo (un ERP producido por una empresa española) el modelo de producción se basa prácticamente en una única empresa apoyada por una comunidad pequeña, y el modelo de financiación se basa en servicios premium.

En cambio el caso de WordPress es mucho más complejo. WordPress es un gestor de contenidos muy utilizado, sobre todo para publicar blogs. En su origen fue un proyecto de Matt Mullenweg. En la actualidad ha evolucionado hacia un sistema social complejo (ahora no hablamos de lo técnico), que puede servir como ejemplo de hibridación de intereses, y que principalmente está formado por estos componentes:

  1. Automattic es la empresa que está detrás de WordPress. Es una empresa fundada por Matt Mullenweg y lidera el desarrollo técnico. Esta empresa es propietaria de WordPress.com
     
  2. WordPress.com es el producto/servicio/negocio que proporciona ingresos a la empresa Automattic. Este producto/servicio/negocio consiste en ofrecer WordPress en la nube. Es decir, cuando alguien quiere usar WordPress sin instalarlo, puede usarlo directamente en la nube abriéndose una cuenta en WordPress.com. Como parte de su estrategia de negocio, y aunque WordPress.com es un servicio comercial, Automattic ha decidido ofrecer algunos servicios gratuitos (eso sí, incluyen publicidad). Automattic tiene todo el control y capacidad de decisión sobre WordPress.com, y gestiona sus estrategias de negocio con total autonomía.
     
  3. WordPress Foundation es una fundación sin ánimo de lucro cuyo principal consejero es Matt Mullenweg. Matt dice haberse inspirado en la Fundación Mozilla (relacionada, entre otros proyectos, con el navegador Firefox) y en la Free Software Foundation (promotora de las licencias libres GNU GPL).
     
  4. La empresa Automattic ha donado la marca WordPress a la WordPress Foundation. Es decir, la fundación es la propietaria de la marca WordPress, y decide sobre el uso o la cesión de los derechos de marca y de uso del logotipo WordPress (una cosa es el software, que es libre, y otra cosa es la marca, que está registrada). Tal como dicen: El objetivo de la fundación es asegurar el libre acceso, a perpetuidad, a los proyectos de software que apoyamos. Las personas y las empresas pueden ir y venir, por lo que es importante asegurarse de que el código fuente de estos proyectos va a sobrevivir más allá de la base de contribuyentes actuales, para que podamos crear una plataforma estable para la publicación web para las generaciones venideras. Entre otras cosas, la fundación se encarga de organizar la WordCamp, el encuentro anual de la comunidad WordPress. Para cumplir sus fines, la fundación acepta donaciones.
     
  5. WordPress.org es el sitio web creado por la WordPress Foundation para organizar a la comunidad. Entre otras cosas, ofrece el código de WordPress para su descarga, así como documentación, traducciones, plugins, foros para desarrolladores, etc., y organiza las contribuciones técnicas de la comunidad.
     
  6. Audrey Capital es una empresa “angel investment” creada por Matt Mullenweg para financiar la innovación. Una empresa “angel investment” es parecida a una empresa de capital riesgo, pero con la diferencia de que los inversores invierten su propio dinero, y no el dinero de terceros. Las “angel investment” hacen inversiones arriesgadas, esperando obtener beneficios sustanciosos en un plazo de entre tres y siete años. La relación entre Audrey Capital y el sistema WordPress es lateral, pero viene a indicar que el sistema WordPress no se agota en sí mismo, sino que está abierto y salpica otras ideas y otros proyectos de innovación tecnológica.
     
  7. Muchos otros grupos, asociaciones y/o empresas también forman parte de WordPress en tanto lo utilizan como base de desarrollo para ofrecer a terceros servicios más personalizados. Estas empresas o personas producen plugins, themes, etc., que enriquecen el sistema y que a menudo son ofrecidos de base gratuitamente y mediante pago para acceder a los servicios premium.

Intentando abstraer un modelo semejante para las empresas que producen cultura libre, me encuentro con que no lo encuentro ;-) o, mejor dicho, lo que encuentro, y coincido con el diagnóstico del libro antes citado, son iniciativas en fase de experimentación que surgen de un malestar (existencial, crítico, político...) y de la precariedad laboral dominante en el sector (motivaciones muy diferentes a las de Matt Mullenweg).

La resultante de esto es que tras los productos o servicios de software libre vamos a encontrar comunidades complejas que forman verdaderos ecosistemas en los que lo grande y lo pequeño se reconocen como mutuamente valioso, interdependiente y necesario. Por ejemplo, recientemente se ha producido un fork de Drupal llamado Backdrop. El motivo de este fork es que una parte de la comunidad considera que las decisiones técnicas respecto a Drupal van a impedir de facto las aportaciones amateurs (se expulsa a lo pequeño, la parte verde de las gráficas de su web) y eso es malo. Por su parte, los líderes de estas decisiones (por ejemplo Dries Buytaert y su empresa Acquia) presionan para que Drupal 8 sea más y más profesional (lo cual significa que las empresas que desarrollen deberán ser más grandes, al tener que incorporar más perfiles técnicos y más especializados) porque quieren jugar en la liga de los fuertes (competir con Java, etc.).

En los ecosistemas de software libre estas tensiones y negociaciones son continuas, ya que el poder de negociación interna, hasta cierto punto, está distribuido. Es verdad que este tipo de comunidades complejas no disuelve las diferencias (económicas, de poder, etc.). Pero sí que, al estilo de los procomunes materiales, integran un poco mejor o reparten con más juego las opciones para conseguir renta. Para unos la opción consistirá en ganar 1000 euros al mes y para otros 10.000 o mucho más. Esta desigualdad puede parecer inaceptable, pero el panorama es mucho peor en el ámbito de la creación cultural libre.

Sin duda, tras la producción de la cultura libre también hay empresas. La siguiente tabla propone una clasificación simétrica de los agentes de la producción cultural, por un lado desde el copyleft y por el otro desde el copyright.

 

Copyleft Copyright
Empresas cuyo producto es el ancho de banda o los dispositivos de almacenamiento (operadoras, hardware...)  
Empresas como Napster, cuyo modelo de negocio estaba basado en los contenidos.
Publicidad en páginas de intercambio de enlaces
Industrias culturales
Empresas con modelos de negocio como Google o Facebook, basados en datos personales (publicidad personalizada...) Empresas con modelos de negocio como Microsoft
Lobbies anticopyright como Creative Commons,
Electronic Frontier Foundation...
Entidades de gestión
Sellos independientes, cine independiente, Wikipedia... Grandes sellos discográficos, estudios de cine, empresas de comunicación de masas (Hollywood, Disney...)
Desarrollos legales (Creative Commons) Beligerancia jurídica (denuncias)
Desarrollos técnicos para compartir (p2p) Desarrollos técnicos para limitar (DRM)
Práctica de la remezcla (remix) Criminalización (piratería)
Empresas del procomún  
Activistas anticopyright Estados, legislación, castigo...
Autores Autores
Público, prosumidores... Público, descargas...

Ciertamente, entre los agentes del lado izquierdo de la tabla, los del copyleft, también hay alianzas. Pero las alianzas que se pueden dar entre Google, los lobbies anticopyright, las empresas del procomún, el activismo... son, a mi juicio, demasiado monstruosas.

Porque es cierto que los fuertes del lado izquierdo de la tabla (Google, Facebook...) están interesados en que haya mucha cultura libre, pero solo porque es el excipiente necesario para su negocio real: el mercadeo con los datos personales con fines, en el mejor de los casos, publicitarios.

No encontramos, por tanto, verdaderas alianzas entre los fuertes y los débiles del lado izquierdo de la tabla, alianzas basadas en un interés directo y compartido por el desarrollo de la cultura libre, sino meras componendas para hacer frente a enemigos comunes (los de la derecha de la tabla).

La consecuencia de esto es una moneda con dos caras. Una de ellas es que en la producción cultural no hay comunidades complejas que pongan en cooperación lo grande y lo pequeño. El reverso de esta ausencia de comunidad es que los réditos económicos del copyleft no se distribuyen ni poco ni mucho, puesto que en la práctica son acaparados por los fuertes (aunque esos fuertes venden la mentira de que si eres genial, tanto como ellos lo fueron, siempre podrás triunfar, igual que ellos lo han hecho).

Esa dificultad, casi imposibilidad, para distribuir los réditos es lo que justifica que las licencias CC permitan proteger la cultura libre bajo la clausula No Comercial, algo impensable para el software libre y que hace que, bajo un juicio estricto, estas licencias no puedan ser consideradas libres.

Eso de que : “si cualquiera puede usar mis fotos, ¿de qué voy a vivir yo, que soy fotógrafa?” no hace más que señalar esta dificultad tan injusta. Y es que no imagino un modelo económico viable para, por ejemplo, una comunidad en la que grandes agencias de periodismo gráfico y periodistas freelance o amateurs compartan un archivo gráfico procomún que dé oportunidades económicas para todos o distribuya de alguna manera los beneficios o las rentas. Porque está claro que Flickr no es una comunidad ¿verdad?

Llegando a este punto podría deducirse que los informáticos han sido mucho más listos a la hora de armar sus desarrollos jurídicos y empresariales que los fotógrafos. Pero claro, no es eso. Y si no es eso... tiene que ser otra cosa ;-)

A mi entender, la diferencia grande entre el software con su GPL y la cultura con su CC consiste en que el software es un código y las producciones culturales no. Que el software sea código significa que su puesta en solfa todavía requiere mucho conocimiento, parecido a las destrezas que se requieren para pasar de una partitura musical (código) a su interpretación.

La diferencia entre GitHub y Flickr no está tanto en las plataformas en sí como en el tipo de contenido que albergan. Requiere más conocimiento poner a funcionar un código bajado de GitHub que utilizar una foto de Flickr. ¡Ojo! No es que hacer fotos sea más fácil que hacer software. Ni
mucho menos. Lo que ocurre es que el software es más parecido a una partitura (requiere ser interpretado) y la foto es más parecida a la interpretación, almacenada en un formato replicable. El grado de acabado de uno y otro producto, y la autonomía con la que pueden funcionar, son distintos.

Allí donde el conocimiento complejo debe ser realimentado y redistribuido la comunidad es imprescindible. No hay software libre sin comunidad y la licencia es “solo” un instrumento legal. Por eso, no nos cansamos de decir que una de las formas de matar las comunidades es expropiarlas
de su conocimiento o hacerlo inservible. Y esto vale tanto para tanto para el software como para las comunidades de indígenas que custodian el conocimiento sobre las semillas o para las comunidades de mujeres que conservan y transmiten el autoconomiento sobre los partos.

Lógicamente, no se trata de blanco o negro sino de matices. La Wikipedia, por ejemplo, está a medio camino entre el software y la cultura. Alberga una obra cultural más cercana al conocimiento que YouTube, y por eso requiere de más comunidad. Pero ahí las empresas no entran y, muy importante, la Wikipedia opera al margen del mercado y no tiene competidores. Por tanto, no sirve de modelo para una producción cultural que aspira a salir de la precariedad y a conseguir renta.

De ahí que siga abierta la cuestión, para mí muy acuciante, de cómo dar fortaleza a los modelos de producción de la cultura libre.

Soy consciente de que me he atrevido a opinar sobre la producción cultural, ámbito que no conozco tan bien como el del software libre. Por eso, agradeceré todas las críticas o consideraciones que se me hagan llegar al respecto.
 

27 de Nov 2013
idearia

Fernando Sabín e Iñigo Bandrés. Socios de las cooperativas Andaira y Altekio respectivamente.

La declaración en concurso de acreedores de Fagor Electrodomésticos (Fagor E.) parece producir una crisis de identidad dentro del movimiento cooperativo derivada de la caída de uno de sus símbolos. Un cuestionamiento incentivado por los ataques que desde la empresa capitalista tradicional se lanzan aprovechando el momento, para señalar al modelo de empresa de propiedad colectiva, como una de las causas fundamentales de su caída. Pero se trata también de una crisis que parece confirmar que las posiciones mantenidas por la ortodoxia cooperativa, de las que Mondragón representa desde hace décadas un claro ejemplo, refleja la dificultad existente en mantener con coherencia los principios cooperativos en empresas de gran tamaño que además de operar en sectores de negocio insertos en procesos de globalización productiva, se han apoyado en el ciclo de expansión financiera e inmobiliaria.

Un poco de historia

Antes de entrar en el fondo de la cuestión, conviene recordar brevemente que Fagor fue quizás, el mayor fruto de un importantísimo movimiento cooperativo iniciado en 1956 en Euskadi. Es precisamente esta innovadora fórmula de desarrollo industrial y del tejido socioeconómico local que transcurre hasta mediados de los años 70 la que tiene un mayor reconocimiento, tanto desde el ámbito institucional, como de ámbitos más autónomos. La creación en menos de 15 años de un denso entramado de más de 40 cooperativas, que empleaban ya a más de 8.000 personas en 1970, con Caja Laboral, Eroski, Lagun Aro, la Eskola politecnikoa y la pionera ULGOR, precursora de Fagor, a la cabeza supone uno de los hitos históricos de expansión de la economía social y de consolidación de un imaginario y práctica que proponía el modelo cooperativo como una herramienta para intervenir en la economía a múltiples escalas. La aplicación de los principios básicos del cooperativismo: propiedad colectiva, gestión democrática, intercooperación, compromiso con el territorio, como instrumento de desarrollo local y el innovador modelo organizativo -que articulaba las dimensiones productiva, financiera, formativa y de distribución- va a hacer del modelo Mondragón un caso de estudio e idealización cooperativa a nivel internacional en los siguientes 50 años.

Los años 80 están marcados por la expansión territorial sobre la base de la adquisición de empresas, la articulación en estructuras comarcales que acaban dando lugar a la constitución del grupo, y al crecimiento de las actividades productivas y de distribución. Los años 90 traen consigo el cambio. Desde una política de articulación territorial a una articulación sectorial, que dio lugar a una de las primeras crisis internas y a la salida de parte de las cooperativas del grupo. Por su parte, los primeros años de la década pasada suponen el crecimiento del grupo, y especialmente de algunas de sus empresas más emblemáticas, a través de la internacionalización y de la compra de empresas del sector en pleno crecimiento de la burbuja financiera, que en muchos casos implicó importantes inversiones.

La crisis de Fagor y el modelo cooperativo

Antes de analizar qué ha sucedido en el caso de Fagor, es importante recordar que no es la primera vez que el grupo Mondragón se tiene que enfrentar a una crisis que le haya obligado a gestionar cooperativas con resultados  negativos, excedentes de plantilla o el cierre de algunas actividades. Esto ya ocurrió en los primeros años 80, en los cuales se aplicaron dentro del grupo políticas de reubicación, políticas salariales redistributivas o recomposiciones financieras.  
 

Desde este punto de partida, y más allá del análisis de las complejas causas, internas y externas, que han llevado al cierre de Fagor, nos parece que lo interesante es analizar, qué papel han jugado los principios cooperativos en la crisis de Fagor Electrodomésticos, y cuáles son los elementos diferenciadores que tiene el modelo corporativo de Mondragón que hace que nos detengamos en analizar qué ha ocurrido. Pero quizás más importante sea saber cómo se tomó la decisión de apostar por un modelo de crecimiento de la empresa (diversificación, deslocalización, internacionalización,...) que parece estar en la base de su gestión de la crisis que ha conducido a su cierre.

Sabemos por diferentes estudios que el comportamiento de las cooperativas en momentos de crisis económica es mejor que el de las empresas capitalistas, tanto en términos de cierre de empresas como de pérdida de empleo. Son estos momentos en los que las personas socias y trabajadoras de las cooperativas asumen colectivamente el reto de buscar soluciones aprobando, si es necesario, medidas de ajuste que deterioran las condiciones de trabajo de sus socias, siendo la disolución de ésta la última decisión a adoptar, ya que implica la pérdida definitiva de los puestos de trabajo de las personas socias. El caso de Fagor Electrodomésticos comparte algunas de estas consideraciones, pero se diferencia en un aspecto fundamental que denota el resultado de un alejamiento del modelo cooperativo que discursivamente defienden: el cierre de la empresa no se toma en asamblea por los y las socias, si no que se toma en el Consejo General de la Corporación Mondragón. Es este el que rechaza el plan presentado por la empresa, de forma que se rompe con el espacio de decisión más importante en una cooperativa. Como resultado de este proceso se constata, a través de las movilizaciones de los trabajadores en el seno de la empresa, los problemas de transparencia en la gestión y de información a las socias y el distanciamiento entre la dimensión societaria de la cooperativa y su dimensión empresarial. Este hecho no es baladí, ya que esa misma asamblea es la que  ha venido aprobando las cuentas anuales y la estrategia de crecimiento de la cooperativa. No sabemos hasta qué punto las socias de la cooperativa eran conscientes y corresponsables de las decisiones que se tomaron -aunque las aprobaron en sus órganos de decisión-, lo que sí podemos desprender de los últimos acontecimientos es que la gestión democrática en cooperativas de semejante tamaño y complejidad organizativa y empresarial es un reto tan complicado de abordar, que nos hace preguntarnos si la respuesta para mantener este principio nos obliga a marcar límites al crecimiento empresarial, a su deslocalización y a su expansión territorial. Este factor, junto con la falta de flexibilidad que este modelo de crecimiento ha generado en su modelo de empresa parecen jugar un papel determinante en  las causas de la crisis de Fagor.
 
La caída de Fagor tiene mucho más que ver con la quiebra en los últimos 5 años de miles de grandes y pequeñas empresas como consecuencia del colapso de los mercados financieros y de la crisis de acumulación del sistema capitalista actual, que con el modelo cooperativo. La caída drástica de las ventas por una lógica y necesaria reducción del consumo a causa del pinchazo de la burbuja inmobiliaria en diferentes países, el aumento de la competencia en un mercado global en el que ya operaba Fagor, así como la pérdida de competitividad de las plantas europeas por sus elevados costes en relación con otros mercados son causas que no suponen una novedad sino más bien, son causas conocidas de un sistema que resulta insostenible desde diferentes dimensiones. ¿Tenía que haber crecido Fagor al ritmo de la burbuja inmobiliaria? ¿Cuáles son los límites que nos permiten mantener niveles dignos de coherencia con los principios cooperativos? ¿Cómo se relaciona el sujeto (la forma jurídica) con el objeto (la actividad productiva que desarrolla)?

El dilema del crecimiento

La gestión cooperativa supone un reto en una economía capitalista basada en la maximización de los retornos del capital y parece razonable pensar que es difícil que cooperativas de gran tamaño puedan mantener niveles altos de participación democrática, transparencia o corresponsabilidad activa. Estas cuestiones parece que han fallado en algún grado en éste caso; pero quizás, lo más relevante a nuestro modo de ver, es la ausencia de autocrítica ante las dos cuestiones antes mencionadas: la política de crecimiento empresarial y la gestión de la democracia interna.
 

No creemos que el modelo cooperativo como modelo empresarial que trata de la satisfacer las necesidades de las personas, las comunidades y los territorios a través de su desarrollo integral -económico, social y ambiental- pueda ponerse en duda; sin embargo, si queremos construir otra economía tenemos que cuestionamos modelos empresariales que basen su negocio en la necesidad de aumentar el consumo de forma sostenida, frente a la facilitación de su acceso unido a la reducción del impacto ambiental o modelos que necesiten crecer de forma sostenida para sobrevivir, renunciando parcialmente a los principios cooperativos, teniendo que asumir las reglas de competencia del capitalismo más salvaje para poder ser competitivos en un mercado global.

 

02 de Abr 2013
idearia

Peru Sasia

En el ámbito de la Economía Solidaria estamos viviendo en estos últimos tiempos el desarrollo de propuestas de alternativa económica de gran calado. Junto a los espacios económicos que han venido construyendo históricamente la Economía Solidaria, se han incorporado en los últimos años circuitos nuevos que incluyen productos y servicios que forman parte del mismo corazón del entramado económico capitalista: seguros, energía, intermediación financiera… incluso estamos asistiendo a la configuración de un sólido espacio de intercambio para todo el conjunto, un Mercado Social. Son circuitos que se desarrollan con la vocación de consolidar propuestas de alternativa de amplio recorrido, y que vienen a complementar ese rico entramado que ha venido construyéndose desde la Economía Solidaria. Entre estos nuevos circuitos nos fijaremos hoy en el ámbito de la intermediación financiera, compartiendo una reflexión sobre la relación entre las propuestas de intermediación financiera alternativa que se desarrollan en el ámbito de la Economía Solidaria y el propio espacio de alternativa que constituye todo el conjunto.¿Qué traen, y qué reciben, las propuestas de intermediación financiera alternativa a la Economía Solidaria?

Responder a esta pregunta supone interrogarse por aspectos tan importantes en la configuración de un proyecto como la estructura de propiedad, las dinámicas de desarrollo, la relación con el entorno o el tratamiento del capital. En la práctica, la pertenencia al espacio de la Economía Solidaria plantea a los proyectos de intermediación financiera alternativa una vinculación con ese espacio que se despliega en diferentes dimensiones. En primer lugar, una dimensión de pertenencia ideológica, que implica compartir con el conjunto los principios de la Economía Solidaria. Esta pertenencia define de manera muy nítida los contornos de la intermediación financiera alternativa, y su aplicación se concreta en aspectos tan importantes como la participación, la transparencia, el lugar del personal contratado en el proyecto, la cooperación, la vinculación con lo local, la perspectiva de género, la sostenibilidad medioambiental o el tratamiento del capital y de los excedentes de la actividad.

 

De entre todos estos elementos, me parece importante resaltar, dadas las características específicas de la intermediación financiera, la importancia de la participación y del tratamiento del capital. No podemos olvidar que estos proyectos, especialmente los que se desarrollan con la vocación de implantarse a escala estatal como Coop57 o Fiare, van consolidando estructuras con bases sociales amplias y volúmenes de actividad económica sensiblemente superiores a los de la mayoría de las organizaciones de la Economía Solidaria. Por eso, la consolidación de una red densa de capital social en la que se articulan canales estables y permanentes que permitan la participación resulta imprescindible. Para estas realidades, la participación es mucho más que un medio. Es un fin en sí mismo, una característica inseparable del conjunto de elementos de alternativa que las configuran. Sin la participación, las finanzas alternativas pierden uno de sus pilares básicos y se debilita todo el conjunto. Sin la participación, resulta impensable entender las realidades locales y dialogar con ellas. Sin una base social comprometida, motivada y dinámica, que se siente protagonista del proyecto, es muy difícil fomentar el trabajo en red con otras organizaciones aliadas, promoviendo la acción colectiva y el intercambio de saberes y recursos a diferentes niveles. Sin la participación, esta relación entre organizaciones pierde su potencial transformador, quedando en el mejor de los casos reducido a meros acuerdos comerciales. Sin la participación, en definitiva, se debilita el “rostro social” del proyecto, que pierde su dimensión política y buena parte de su legitimidad, quedando reducido a un espacio que no convoca a construir colectivamente la alternativa, sino a consumir un producto construido y ofrecido por terceros.

Respecto al tratamiento del capital, la condición esencialmente no lucrativa de los proyectos de intermediación financiera alternativa que pertenecen al espacio de la Economía Solidaria se refleja en una dinámica de apropiación del proyecto que convoca en su estructura a personas y organizaciones interesadas en construir una alternativa por encima del retorno económico que su condición de personas clientes o socias pueda ofrecerles. Los proyectos de intermediación financiera alternativa no pueden estar de ninguna manera sometidos al yugo de la superrentabilidad, ni sus estrategias condicionadas por la exigencia de retribución, por la vía de dividendos, a aquellos accionistas que han decidido invertir en el proyecto a la búsqueda de este retorno económico. Lo que vincula a la base social es radicalmente distinta. Se nutre de una aspiración de transformación social, en un marco radicalmente contracultural que es necesario (de nuevo) construir colectivamente.  Los principios de la Economía Solidaria lo reflejan con mucha claridad: la reinversión y la redistribución de los excedentes, el valor del impacto social, la solidaridad con terceros, la ausencia de posiciones dominantes, el reconocimiento efectivo del derecho al crédito para determinados proyectos y colectivos… son todos ellos elementos que configuran una manera concreta de construir estos proyectos y que vinculan a las organizaciones de la Economía Solidaria y a las personas comprometidas con este espacio en una nueva dimensión, que añade a la pertenencia ideológica la vinculación real (y militante) en la construcción de las finanzas éticas.

 

 
Una tercera dimensión que relaciona las finanzas éticas con la Economía Solidaria viene constituida por la posibilidad de reforzar mediante el crédito el desarrollo de este espacio. La Economía Solidaria puede disponer, de esta manera, de un nuevo elemento que favorezca su autonomía y capacidad de desarrollo, sin depender de herramientas financieras capitalistas, cuyas prioridades fragilizan permanentemente sus posibilidades de consolidación. Ante esta dimensión de la relación entre las organizaciones de la Economía Solidaria y los proyectos de intermediación financiera alternativa, los retos que se plantean son evidentes: por un lado, consolidar de forma prioritaria una manera de evaluar las solicitudes de financiación que conozcan las especificidades de esas organizaciones. Por otro, la creación de circuitos de intermediación adaptados a las diferentes realidades, vinculando ahorro e inversión orientada al apoyo financiero a estos proyectos. Desde esta perspectiva se ve con claridad la necesidad de entender la intermediación financiera alternativa en el espacio de la Economía Solidaria como un Sistema complejo de herramientas financieras, que reúnan desde circuitos de proximidad hasta entidades bancarias, pasando por diferentes niveles de implantación y especialización. Y es desde esta perspectiva desde la que se entiende asimismo el valor de articular un marco sólido de relación entre las diferentes organizaciones que pertenecemos a este espacio, al que podamos llamar el Sistema de Finanzas de la Economía Solidaria. Este es nuestro reto colectivo en estos momentos.

26 de Mar 2013
idearia

Álvaro Porro (www.revistaopciones.org)

Los compañeros de la cooperativa Altekio me invitaron para su 5º cumpleaños y me pidieron que hiciera una reflexión sobre dónde se encontraba actualmente la pata social (participación, desarrollo comunitario, innovación social...) de la sostenibilidad.

Y a mi me salió este “pensasiento” (vamos que me invento un pensamiento para justificar como siento yo algo) acompañado de croquis correspondiente que si no me cuesta mucho explicarme.

Para explicarnos partiremos y miraremos el proceso desde nuestro territorio (el de Altekio y del CRIC-Opciones), el del cambio de patrones de consumo y estilos de vida, no porque sea ni el más importante ni el primero ni nada por el estilo, simplemente es uno de los territorios que habrá que transitar para afrontar la crisis ecosocial en la que ya hemos entrado. No cambiaremos el mundo desde el consumo pero sin cambiar el  consumo no cambiaremos el mundo.

Microcontextos y círculos virtuosos

Una experiencia común entre los que intentan hacer cambios en su forma de consumir es la de sentirse, en la cotidianidad, limitado en las opciones o bajo la exigencia de un esfuerzo excesivo. Es desde ahí, aunque no solo por ello, que surgen articulaciones colectivas desde donde construir, facilitar, hacer más accesibles... otras formas de satisfacer necesidades, que es al fin y al cabo de lo que va en esencia el consumo. Me refiero a las cooperativas de consumo agroecológico, bancos del tiempo, redes de intercambio, grupos de crianza, finanzas alternativas, graticiclaje, huertos comunitarios, cooperativas de energía... experiencias todas ellas caracterizadas por una conceptualización muy en boga: el consumo colaborativo “link” o “ing”;carsharing, bookcrossing, cohousing, coachsurfing, crowdfunding, woofing,social-car (aunque este término agrupa no solo articulaciones colectivas sino también nuevas formas empresariales o mixtas basadas en compartir recursos en lugar de poseerlos)... Pero volviendo a las articulaciones colectivas, algunos los han llamado Ingenios de Producción Colectiva, otros (nosotros) Inovaciones Comunitarias en Sostenibilidad (ICOS) , y otros (los guiris) Grassroots Innovations  pero vienen a ser más o menos lo mismo. Desde estos espacios colectivos las acciones se facilitan, las alternativas se hacen mucho más accesibles, fáciles, fluidas y encima dejo de ser un “bicho raro” o un tiquismiquis, encontrando espacios de identidad, afinidad, complicidad... Y es que si no construimos nuevos contextos logísticos, económicos, sociales, emocionales, culturales... desde donde experimentar con otras prácticas la tarea de transformación en base a decisiones y acciones individuales puede resultar mesiánica llegada a un punto. Con estas ICOS cambian los microcontextos (nuestros y de nuestros compañeros de iniciativa) y nuestras posibilidades de cambios en nuestros estilos de vida, formas de consumo, etc... se ensanchan, nosotros lo llamamos un círculo virtuoso.

El vértigo del Upscaling y Mainstremaing

Sin embargo estos microcontextos pese a tener un largo recorrido están limitados a espacios sociales muy reducidos con alto grado de concienciación, experiencia en la organización colectiva, etc. Hace falta saltar a otras capas de la cebolla social. Los ingleses que son muy rápidos conceptualizando hablan (entre otras cosas) de “upscaling” (aumentar la escala) y “mainstreaming” (llegar al ciudadanos medio). Esos procesos pueden implicar en muchos casos  reducir la necesidad de implicación, abaratar mediante economías de escala, facilitar logística, ampliar posibilidades, reducir exigencias en los criterios, profesionalizar algunas tareas... E incluso muchas veces implica estructuras más comerciales (empresas, cooperativas...) que tratan de ofrecer similares servicios. Lo hemos visto por ejemplo en el caso de las cestas ecológicas de productores locales a domicilio o a puntos de recogida que reproducen en algunos aspectos el papel de cooperativas de consumo. En estos procesos la propuesta inicial se desvirtúa (exigencia criterios, dimensión participativa, discurso político, articulación comunitaria...). Pero quizás son procesos necesarios, la propuesta inicial tiene que perder rigidez para poder fluir a otras capas de la sociedad, surgen mutaciones con nuevas características. Y además no necesariamente se tiene que desvirtuar significativamente; por ejemplo puede ser el terreno para estructuras empresariales y comerciales pero vinculadas a otra forma de hacer “negocio” como puede ser todo el sector de la economía social y solidaria. En cualquier caso no se trata de que los ICOs desaparezcan, sino de que puedan convivir diferentes modelos adaptados a diferentes sectores, necesidades... de manera que se llegue a más capas de la cebolla. ¿dónde está el equilibrio entre llegar y desvirtuarse? Probablemente no hay respuesta general, preguntárselo es parte del proceso y el resultado.

Regeneración democrática y sostenibilidad

En cualquier caso incluso cuando estos procesos de upscaling se dan también tocan con los techos de las macro estructuras sociales, políticas, económicas... La sostenibilidad y la transición hacia estilos de vida más sostenibles irremediablemente comportan un cambio social, un cambio de modelo, que requiere de cambios de estructuras, cambiar macrocontextos que no se darán sin una regeneración democrática. Quizás alguno le puede chocar la relación de conceptos (democracia-sostenibilidad) pero resulta más extendida de lo que parece esta idea. Hace dos años, justo antes del 15M, realizamos unos talleres participativos de construcción de escenarios de futuro con representantes de empresas, administración, universidad, Icos, movimientos sociales... y de entre 35 factores de cambio de todo tipo el que fue elegido como más importante hacia los estilos de vida sostenibles por bastante unanimidad fue la regeneración democrática. Semanas después el 15M venía a confirmar este vaticinio como han hecho otros fenómenos que se dieron antes como el 13M o después como el  25S, la ILP de la PAH... Pero la idea no es solo que el cambio masivo hacia estilos de vida más sostenibles, (que por cierto no es nada más que una sociedad que sobreviva a sí misma social y ecológicamente sin atroces desigualdades), pueda ser consecuencia de una regeneración democrática y cambios de estructuras. La idea es que pueda ser resultado pero también palanca de cambio.

Politiquing y practiquing

Muchas veces son las prácticas las que cambian los valores y no al revés, lo dicen sólidas teorías del aprendizaje. Intentar hacer cosas básicas del día a día de manera diferente, cambiar las prácticas cotidianas, puede ser un importante activador de cambio en tu forma de mirar muchas cosas, desarrollar tu propio sentido crítico de la realidad y una serie de valores activos (no declarativos) nuevos. Pero no sólo sentido crítico, también sentido constructivo, entendiendo desde “el hacer” lo complejo de construir alternativas reales y viables... Por todo ello el terreno social de la experimentación en estilos de vida sostenibles y formas alternativas de satisfacción de necesidades puede jugar un papel relevante.

Pero solo podrán jugar ese papel si los espacios colectivos de innovación social y participación se entienden a sí mismos también como parte de ese cambio global. En la línea cool de los conceptos “ing” que tanto viralizan podríamos invertarnos uno nuevo, el “politiquing” (politizar en su dimensión más amplia) de las nuevas prácticas colectivas e individuales y no para hacerlas más puras o más rígidas (en muchos casos incluso al contrario). Se trata de dotarlas de sentido en un contexto macro que ha de cambiar y este sentido ayudará a saber cuándo merece la pena tensar para diferenciar y cuándo relajar para sumar.

Y por otro lado también hace falta como decíamos, el “practiquing”, es decir, equipar los espacios más puramente políticos con nuevas prácticas que hagan integrar más allá del espíritu de crítica y  oposición la dimensión de construcción de alternativas tangibles, viables, vivibles...

Por supuesto surgen preguntas: ¿mucha de la energía del 15M se ha transformado en nuevas ICOs? ¿las ICOs son parte del espacio de contacto con el espíritu mareas, 15M...? A nosotros nos parece que sí (más o menos) y ¿a ti?

De esta manera completamos el croquis donde esos tres ciclos se retroalimentan para el cambio de los estilos de vida y consumo, para el cambio social

19 de Mar 2013
idearia

Inauguramos un blog con la ilusión de contribuir colectivamente a dar visibilidad a la economía alternativa y solidaria. Y lo hacemos con un artículo sobre la 11ª edición del encuentro que da nombre a este espacio virtual de comunicación. Idearia ha sido un punto de encuentro clave en los procesos de consolidación las diferentes realidades de la economía solidaria del estado. Reflexión, análisis y prácticas se cruzarán cada semana en los artículos que subamos a este Blog, que une un poco más un proyecto de comunicación social como Diagonal, comprometido con las alternativas económicas, con REAS, la red de redes de economía solidaria promotora de algunas de las prácticas más importantes en este campo.  

El blog va a contar con la colaboración habitual de más de diez personas. Pretendemos así reflejar la enorme diversidad de experiencias económicas basadas en el procomún, la cooperación, la equidad y la democracia interna que se multiplican como respuesta a la profunda crisis sistémica que sufrimos y avanzan en la construcción de un Mercado Social. Los últimos años han servido para constatar que la actual crisis de acumulación de sistema capitalista, incapaz de recuperar sus tasas de beneficio, está detrás de todas las políticas de expolio y destrucción de la riqueza común en una huida hacia delante en la que pretende llevarse por delante las bases materiales que sostienen la reproducción de la vida.  Ante esta situación estamos inmersos en un momentos de gran agitación política en el que todo está sometido a discusión. Nos enfrentamos a grandes preguntas acerca del futuro que queremos y una de las cuestiones más importantes tiene que ver con cómo podemos avanzar significativamente en la democratización de la economía.  En este caminar hacia un sistema de relaciones económicas al servicio de las personas que ponga en el centro la reproducción colectiva de la vida las experiencias existentes deben ser cada vez más conocidas y reconocidas como prácticas de referencia fundamentales en un periodo de cambio de régimen como el actual. 

Este blog pretende ser una humilde contribución a dar respuesta a esta necesidad de dar visibilidad a lo existente y, al mismo tiempo, ofrecer un espacio que ayude a reflexionar sobre la práctica de la economía solidaria.

Idearia

Un blog colectivo impulsado por la Red de redes de Economía Alternativa y Solidaria (REAS) sobre distintas realidades económicas que de forma práctica nos demuestran la capacidad de las comunidades de establecer relaciones económicas basadas en la democracia, la justicia social y el respeto al medio ambiente. Un espacio para la reflexión y la divulgación que está coordinado por Iñigo Bandrés y Fernando Sabín de REAS Madrid y en el que participan de forma estable Jordi García y Jordi Estivil la Xes de Catalunya, Peru Sasia y Clara Soler del Proyecto Fiare, Soraya González Guerrero de Diagonal, Alvaro Porro del Cric, Conchi Piñeiro de la cooperativa Altekio,  la cooperativa Ideas, Marga Padilla de la cooperativa Dabne, Enrique del Río y Nuria del Río de Proempleo, Xabi Teis de Coop57 y la Coordinadora Estatal de Comercio Justo.

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