El pasado viernes el Consejo de Ministros aprobaba un plan para la rehabilitación de viviendas con el que pretende paliar la falta de actividad en el sector de la construcción debido a la falta de obra nueva.
Este plan contempla una serie de ayudas para la rehabilitación energética de los hogares y para mejorar las calderas e incentivar la sustitución de energías convencionales por biomasa y geotermia. Algunas de estas medidas son interesantes, como el hecho de sustituir las calderas por otras más eficientes o la promoción de la biomasa y la geotermia como fuentes de energía renovable. Sin embargo, son medidas tramposas que sólo buscan poner un parche a la debacle del sector de la construcción y no ofrecer alternativas realistas de mejora en eficiencia.
Ningún plan de eficiencia energética podrá ser creíble hasta que no se apruebe una legislación sólida sobre el Autoconsumo con Balance Neto. Como explicábamos en un post reciente, el Autoconsumo con Balance Neto es la forma en que la ciudadanía puede disponer de su propia electricidad. Esto permitiría que cualquier persona pudiera instalar fuentes energía en su domicilio para nutrirse de electricidad y compensar lo consumido con lo producido para reducir la factura de la luz. Esta forma de autoabastecimiento eléctrico permitiría un mayor desarrollo de las renovables, reduciría la contaminación y supondría una medida de ahorro sustancial, además de promover el empleo.
El Gobierno se dice ahora defensor de la eficiencia energética, cuando en Octubre se opuso a la Directiva Europea de Eficiencia Energética (sólo España y Portugal votaron en contra). El argumento esgrimido entonces era que España ya estaba suficientemente avanzado en los objetivos 20/20/20 que fijan el futuro de las renovables y de la reducción del consumo en la UE. Es cierto que cumplirá los objetivos, gracias especialmente a la cantidad de recursos renovables que dispone como es el viento y el sol. Sin embargo, cabría preguntarse si no sería más lógico superar estos objetivos e incentivar, de paso, el ahorro, la eficiencia y la creación de empleos basados en criterios de sostenibilidad.
El nivel de dependencia energética alcanzo en 2011 un nivel del 84% debido a la necesidad de importar materias primas necesarias para hacer funcionar el mix energético español.
La verdadera eficiencia vendrá en el momento en el que el Gobierno decida aprovechar los recursos autóctonos, baratos e infinitos para promover un verdadero cambio en la cultura de consumo y producción de energía.