Hoy podríamos hablar de varias cosas. Podríamos hablar del cierre, tan esperado, de Garoña que, al final, cerrará por no ser rentable. Podríamos hablar de las burlas que regaló ayer el ministro de Industria, Soria, en la Comisión de Industria del Congreso de Diputados. Entre otras cosas, al ministro se le ocurrió afirmar que la nuclear es necesaria para la promoción de las renovables. Sí, esas renovables que hacen Marca España de cara a la galería pero que en realidad sufren más hachazos que nunca. Podríamos comentar como ante la interpelación de la diputada de ICV, Laia Ortiz, sobre la falta de inversores en el sector al ministro le dio por salir con que hay inversores fuertes como Renault, al ministro quizá se le olvidó que hablaban de energía. El ministro también habló del fracking como oportunidad, el mismo fracking al que se refería días antes en una entrevista en Radio Nacional de España de la siguiente manera: “Consiste en una tecnología que, a través de inyectar agua en una roca madre que puede estar a 1.500m o 1000m de la superficie, pues se pueda extraer el gas que esta enquistado, por eso se llama gas esquisto, en la roca”. Señor ministro, para la próxima: esquisto se refiere al tipo de roca de donde se extrae el gas, rocas de pizarra con baja permeabilidad que precisan de técnicas más agresivas para extraer el gas debido a su escasa porosidad.
Bueno, después de hablar de todo lo que podíamos hablar, hablemos de lo que habíamos venido a hablar. En una de sus intervenciones, el ministro habló de que en la próxima reforma energética que se prevé para mediados de julio, se incluiría la legislación sobre el autoconsumo con balance neto. A priori esto parece una buena noticia, pero para hablar de buenas noticias en materia de renovables hay que ser muy cautelosos. Veamos cómo una buena noticia puede convertirse en una mala según como se legisle.
En un principio, la legislación del autoconsumo con balance neto, que de aprobarse en julio llegaría con dos años de retraso, debe ser un impulso para las energías renovables y facilitar que la ciudadanía pueda producir su propia energía.
El principal escollo que se prevé en la legislación del autoconsumo con balance neto es el de los peajes. Existen dos tipos de peajes principales: el de uso de la red eléctrica y el que se paga a la comercializadora de electricidad por la necesidad de trámites adicionales al usuario de autoconsumo. Es aquí donde está el quid de la cuestión. El autoconsumo con balance neto puede quedarse en una anécdota al alcance de muy pocas personas si los peajes son muy elevados. En el caso del peaje por utilización de la red eléctrica debe ajustarse al uso real que se hace del sistema (tal como indica UNEF en este informe), de elevarse más supondría una barrera complicada de superar.
Para ilustrar este punto hemos elegido una instalación de autoconsumo con balance neto de una familia de cuatro personas con un consumo anual de 3000 kWh. Para realizar la inversión para realizar la instalación rondaría los 7.500€. En el caso de que no hubiera peajes, esta inversión se recuperaría en 14 años con un ahorro anual en la factura de la luz del 75%. Con un peaje razonable de dos céntimos de euro por kWh vertido a la red la inversión se recupera en 15 años y el ahorro anual en la factura es del 64%. Con un peaje de seis céntimos de euro por kWh vertido la inversión se recuperaría en 20 años con un ahorro anual del 43%. Como se observa en los datos, el éxito del autoconsumo con balance neto depende en gran medida del tipo de peaje que se introduzca.
Por otro lado, es necesario definir bien cuáles son los peajes que se deben pagar a las comercializadores pues cabe la posibilidad que estas pongan precios prohibitivos por las gestiones del autoconsumo.
Por último, un modelo de autoconsumo con balance neto que quiera ser eficiente debe ir acompañado de crédito para acometer la inversión inicial. En este sentido, sería imprescindible la aportación a través del ICO de créditos que permitan a quienes quieran instalar autoconsumo con balance neto desembolsar la inversión inicial.
El autoconsumo con balance neto puede ser una oportunidad para democratizar la forma de producir energía y una solución a la situación de la industria de las renovables, que ha visto en los últimos años como los recortes han abocado a un sector antes próspero a la crisis.