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Saberes
Destituir Occidente, Construir Comunismo

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11 de Abr 2016
Nuda Vida

El Museo del Prado es sin duda uno de los referentes fundamentales de la pintura que va de los siglos XVI al XIX, los siglos en los que Europa se impuso al resto del mundo configurando la hegemonía de un bloque civilizatorio que se denominó Occidente. Si alguien quiere comprender la estética de la modernidad, las plasticidad de las ideas ilustradas, si alguien quiere entender la transición de un imperio en decadencia como el español a otro más moderno e ilustrado como el francés, debe, obligatoriamente, pasar por las salas de este museo. En él se expone nuestra linealidad histórica imaginada: el renacimiento, la modernidad, la ilustración, los nacionalismos. Desgraciadamente omite sus ausencias y sus sombras. Los Museos, hemos de admitirlo, no son inocentes y contribuyen a perpetuar el imaginario dominante, las ideologías del privilegio y sus beneficiarios.

El Museo del Prado transita por la historia española y europea obviando el hecho que la configuró, el proceso que permitió la acumulación necesaria para sufragar entre otros el Museo mismo, las obras que lo pueblan, hablamos desde luego del colonialismo.

A pesar de la notoria y evidente implicación de España en la conquista de América, en su gestión y dominación. A pesar de los siglos de historia compartida, de los genocidios, del mestizaje. A pesar de que España fue coresponsable del traslado forzado de millones de seres desde África a América. A pesar de que hasta hace 40 años España mantenía enclaves coloniales en el África sahariana y subsahariana. A pesar de que la americana suponga una parte determinante de nuestra historia, y de que millones de españoles sigan viviendo en ella. A pesar de que todos estos hechos fueron representados por artistas de todas las épocas, y de que algunas de estas obras se encuentran en manos de los fondos de este u otros museos. A pesar de todo ello, toda esta parte de nuestra historia, de nuestra memoria, que es en realidad nuestro presente, aparece mutilada, negada en su dimensión representacional.

El negro, el indio, el mestizo, no aparecen en las colecciones permanentes, o cuando anecdóticamente lo hacen, son obviados en las descripciones de los cuadros, o hacen referencia a exotismos que desfiguran su posición real en la sociedad española del momento. La presencia de población negra en la península está documentada ya desde el siglo XIII, en el siglo XV alcanzaba algo más del 10% en ciudades como Valencia y Sevilla. Por no mencionar las poblaciones de Cartagena en la actual Colombia y la Habana, en Cuba.

Las exposiciones temporales hasta ahora secundadas por el Museo del Prado, como “La pintura de los Reinos Identidades Compartidas” optó por continuar con una visión histórica elusiva con los conflictos y sombras de nuestra historia. Una visión que esquivó la cuestión de las castas, la esclavitud, la dominación y el racismo. Con ello negaba también una historia de convivencia interracial, primando la tradicional imagen de intercambio elitista, en detrimento de la mas masiva y corriente relación entre los pueblos.

Es necesaria una exposición que rescate y ponga de relieve la diversidad de lo que hoy se conoce como población española desde antes incluso de que pudiese hablar de España como estado constituido. Un acercamiento estético histórico a la construcción de los imaginarios transculturales, de “identidades compartidas” pero también de racismo y jerarquización. Una exposición semejante nos permitiría comprender el proceso de construcción de las subjetividades subalternizables y las contradicciones que ello supuso en un imperio transcultural como el español.

Nuda Vida carece de los contactos, de las redes necesarias para poder proponer al Museo del Prado o a una de las otras grandes instituciones de arte una exposición de este tipo, pero consideramos que ahora, en un momento donde el racismo se extiende sin medida, es absolutamente necesaria.

 

Por eso nos atrevemos a lanzar una propuesta abierta, esperando que alguien, individual o colectivamente la apropie, y contribuya a derribar las puertas del museo.

Proponemos una exposición secuencial donde se pueda ver como al compás de las transformaciones económicas vinculadas con el comercio atlántico de azúcar, se fue construyendo una figura, la del negro esclavo, despersonalizada, animalizable, objetivizable que coexistía con otra visión de la negritud presente también en el imaginario español, y que lo situaba como un súbdito mas, como ciudadano, como artesano, como feligrés.

Con ello, podríamos tal vez recuperar la memoria diversa que nos es común. Esquivando las visiones imaginadas de poblaciones y comunidades homogéneas. De esta manera se pondría también de relieve una crítica del actual modelo de construcción imaginada del pasado estético que se erige en delimitador, de lo que define “lo europeo” o lo “español” asociándolo a nociones contemporáneas de blanquitud.

Una exposición semejante mostraría como lo negro, lo indígena, lo mestizo, a pesar de ser negado u ocultado forma parte de nuestra historia, de nuestro presente. Como la diversidad compone nuestro ser colectivo, nuestra estética, nuestra plástica, nuestra ética.

25 de Feb 2016
Nuda Vida

1.- Negro y Anarquista

Negro, anarquista, anarquista y negro. Son sinónimos alternos, sinónimos de lo terrible. Durante siglos ambos sustantivos han venido a recoger todos los atributos de lo negativo, de lo demoniaco, de lo perverso, de la maldad.

Poderosos, políticos, propietarios, sacerdotes, hacendados, intelectuales, filósofos, ricos. Todos han utilizado uno y otro termino para señalar los peligros de la ausencia de orden, ¿de que orden? Del suyo por supuesto. El negro y el anarquista, especialmente en toda la extensión americana, han crecido como los sujetos de alteridad, el peligro a vigilar.

Desde Alaska a Tierra de Fuego, negros y anarquistas han sido vilipendiados, señalados, linchados, juzgados por el estado fusilados por los ejércitos de todo signo político. Marcados con el estigma de lo negativo.

Pero tal vez habría que preguntarse primero ante estos sustantivos: ¿Qué es negro? ¿Qué es anarquista? Estas preguntas aparentemente claras hoy día, científicas, estudiadas, no lo eran hace penas unas decenas de años. Bajo nuestra concepción de políticas identitarias, de autoadscripción diríamos que negro o que anarquista son aquellos sujetos que se consideran como tales. ¿Pero y ayer? Pongamos un ejemplo: Yo, cuyos antecedentes familiares vienen directamente del Brasil, con una abuela mulata, sería, bajo la legislación de la Louisiana, negro y por ello sometido a la mas brutal segregación y menosprecio. Durante toda mi vida hubiese sido considerado ciudadano de segunda categoría. No miren a mi color de piel, ni a mi fortuna o cultura. Bajo ese régimen democrático hubiese estado segregado, condenado a vivir en barrios inferiores, sin derecho a asistir a buenas universidades, sin acceso posible a los mejores trabajos. De hecho cualquier negro estadounidense ha carecido hasta mediados del siglo XX de los mas elementales derechos. Aquellos que ufanos proclamaban la república de las libertades estadounidense por medio mundo, Puerto Rico y Cuba incluidas, tenían sometida a su población.

¿Quién es negro? Negro es quien dice el estado que es negro.

Leamos el diccionario, ¿Qué es negro?:

“Negruzco, que tira á negro. • Niger , gra , grum. Cic. Negro , de color negro , oscuro. У Hor. Sombrío, opaco, oscuro. || Juv. Malo, dañoso, perjudicial. || Tib. Infausto, de mal agüero, infeliz. || Es- tac. Triste /lamentable. Niger est. Cic. Es un mal.”

“Noi, s.m Negro; el color negro. Negro: dícese del esclavo negro en los trabajos de las colonias, con relación al trabajador blanco, y libre; pero tomado absolutamente como negro africano, se dice negre. No conocer las letras, no saber leer Vender du noir: vender humo"

Negro es fuerza de trabajo sometible, regulada. El negro es la sustancia de la biopolítica. Negro es quien dice el estado que es negro. Lean la Racial Integrity Act, activa en el siglo XX, no es legislación nazi, es estadounidense, o el artículo primero del capítulo tercero del Código de legislación para el gobierno moral, político y económico de los negros de la isla española.

“Y siendo necesario a este efecto hacer ante todas las cosas la división oportuna de sus razas o generaciones para las clases y censos en que deban distribuirse y para la justa regulación de los derechos civiles, concepto y graduación que deban tener en el orden público y los ministerios y oficios a que según sus diversas clases deban destinarse, dividiremos su población. Primeramente en negros esclavos y libres, y éstos en negros, y mulatos o pardos. Es a saber, hijos de blanco y negra legítimamente casados, que será" la primera generación, y segundo grado respecto del pardo, de cuyo matrimonio con persona blanca resultará el tercero, llamándose sus hijos tercerones: cuarterones los de éstos con persona blanca; mestizos sus nietos de persona también blanca, e hijos de mestizos los biznietos que se hallan en sexto grado de generación legítima, y deberán ser reputados por blancos, si alguna de ellas no hubiere Interrumpido el orden prefinido (en cuyo caso, retrocederá la generación, según la calidad de la persona que la invirtiere), siendo justo que la sociedad a cuya población y beneficio han contribuido con sus servicios los recompense y premie, elevándolos alguna vez a la jerarquía de su principal esfera; en lo cual tendrá además el mayor interés haciendo apreciable^' por tan recomendable estímulo la miserable condición de sus esclavos".

Negro es el incivilizado, es el sujeto a catequizar. El imbécil que hay que educar. El niño bobo a enseñar. Negro es una raza subalterna. Un pueblo idiota y atrasado. Negro es como dicen Tocqueville o el ex-presidente brasileño Manuel Deodoro Fonseca un pueblo que se extinguirá en América por el mero actuar del progreso.

¿Y del anarquista? Lean los escritos de los padres fundadores de todas las naciones americanas. Relean a Bolívar, a Santander. Todos ellos conjuran la anarquía como el peor de los demonios. Anarquista es el enemigo de la libertad, por que lo es del orden, del orden de privilegio de los dominadores entendemos:

“Considerad, legisladores, que la energía en la fuerza pública es la salvaguardia de la flaqueza individual, la amenaza que aterra al injusto, y la esperanza de la sociedad. Considerad, que la corrupción de los pueblos nace de la indulgencia de los tribunales y de la impunidad de los delitos. Mirad, que sin fuerza no hay virtud; y sin virtud perece la República. Mirad, en fin, que la anarquía destruye la libertad, y que la unidad conserva el orden. ¡Legisladores! A nombre de Colombia os ruego con plegarias infinitas, que nos deis, a imagen de la Providencia que representáis, como árbitros de nuestros destinos, para el pueblo, para el Ejército, para el juez, y para el magistrado: ¡¡¡Leyes inexorables!!!”Mirad que sin fuerza no hay virtud; y sin virtud perece la república. Mirad, en fin, que la anarquía destruye la libertad y que la unidad conserva el orden”. Simón Bolivar

Volvamos al diccionario:

Anarquista, m: Partidario de la anarquía, fautor de asonadas y tumultos. Anarquía, Estado sin jefe, sin cabeza, sin gobierno. Gran desorden, confusión de poderes

O en el diccionario de simbolismos:

“Anarquía Puede representarse bajo la figura de una mujer cuya actitud manifieste el furor, con los ojos tapados con una venda, los cabellos y vestidos desordenados, y hollando con los pies el libro de la ley, puesto sobre un haz de varillas, símbolo de la unión. Con una mano debe empuñar la Anarquía, un puñal, y con la otra una antorcha encendida, aludiendo a los temores que ella causa. Un centro destrozado y un yugo roto acaban de caracterizarla. En el fondo del cuadro pueden representarse un combate entre ciudadanos, cuyas picas y armas extravagantes indiquen las insurreciones popilaes; viendose a lo lejos una ciudad incendiada”.

Negro y Anarquista, sustancia de maldad, de desorden. Sustancia sometible, reducible. Negros y anarquistas se encuentran bajo el régimen terrible del colonialismo junto a los indios irredentos, salvajes.

“No tardaron los salvajes que habían permanecido en la promiscuidad de bienes y de mujeres , y en la anarquía que era su consecuencia, en refugiarse á los aliares de los fuertes, en las alturas en que las primeras familias se habían reunido bajo el gobierno de los padres de familia”

Pueblos salvajes son aquellos que rechazan la propiedad, aquellos que rechazan delimitar a tierra, parcelarla someterla al criterio productivo y racional de los colonos. Recordemos la sentencia del juez Marshall, en los Estados Unidos. En ella queda claro que los pueblos salvajes, los pueblos que no se apropian de la tierra, los pueblos nómadas que vagan por el mundo, no tienen mas derecho sobre la tierra que pisan, aunque haya sido por generaciones, que el colono recién llegado que los expulsa de ella. Recordemos a Sarmiento, recordemos toda la campaña del Desierto, su discurso genocida: Allí no hay nadie, aunque los hubiera, por que ya tenía planteado de antemano su exterminio:

“...el desierto la rodea por todas partes, y se le insinúa en las entrañas; la soledad, el despoblado, sin una habitación humana, son, por lo general, los límites incuestionables entre unas y otras provincias”

En la literatura de la época, republicana, formal, racional y científica queda claro el mensaje; Es preferible el despotismo asesino a la libertad de los salvajes:

“Sabemos que muchos emperadores romanos han sido los mas horrorosos tiranos, y que se complacía en derramar la sangre de sus vasallos, pues bien mas victimas caen en un año en la Nueva Zelandia y en otros países salvajes por la anarquía en que viven, que cayeron proporcionalmente en diez años en todo aquel dilatado imperio”

¿Como no iban nuestros padres fundadores a condenar la anarquía y la ausencia de propiedad de los salvajes, siendo los criollos como eran una banda de esclavistas criminales organizados para acumular capital?¿Como no iban a temer toda esa embestida de la pardocracia, que así la llamó Bolívar en su carta a Santander, cuando ellos mismos eran la clase que gozaba del privilegio racial, del privilegio de clase? Recordemos las palabras de Miranda, ante el temor de un Nuevo Haití de dimensiones continentales:

“No quiera dios que estos hermosos países tengan la suerte de santo domingo, teatro de sangre y crímenes so pretexto de establecer la libertad; antes valiera que se quedaran un siglo mas bajo la opresión barbara e imbécil de España”

Pero sería injusto decir que nuestros padres eran racistas. Ciertamente lo eran, pero con límites. Los de su propio beneficio. A los salvajes, negros y anarquistas, había que matarlos… Pero solo un poco, lo suficiente para tenerlos situados fuera de la línea del ser, fuera de la linea de privilegio. La estrategia del poder fue bien clara, construir categorizaciones construir identidades subalternizables, sometibles, útiles a la jerarquización del modelo colonial capitalista. A los que entraban dentro de esa linea de subjetividad que esta fuera del ser a esos expulsados del privilegio, no se les condenaba por toda la eternidad no. La civilización blanca, ilustrada, racional, patriarcal, la civilización esclavista de las luces, les proponía la salvación, la redención racial, ideológica y cultural. Y lo hizo por medio de cárceles, fábricas, plantaciones y reformatorios. Lo hizo por medio de guettos, espacios para negros, reducciones de indios, cuando no campos de concentración.

Esos eran los lugares para civilizar a esos indolentes vagos. Da igual que fuese bajo un contrato de esclavitud, de patronazgo, o en las modernas cárceles nortemaericanas. El negro, el salvaje, el anarquista, deberá trabajar bajo la amenaza coactiva del estado de los blancos, del estado de privilegio. Esa es la única razón de su existencia: estar sometidos.

Los negros pueden mejorar, siempre que estén bajo la tutela de los blancos, de los ricos:

“La fuerza sola ordena y civiliza los pueblos salvajes, y la fuerza sola ordena y organiza los pueblos de una cultura adelantada, desquiciados por la anarquía y las malas pasiones”
“Creo que los negros son susceptibles de todas las mejoras morales é intelectuales ; pero también es evidente que en el estado de servidumbre se hallan en la condición de las tribus salvajes, tanto en sus hábitos, como en su carácter”.

Y si no lean los titulares de los periódicos. Lean lo que les pasa a los negros cuando no se dejan gobernar por los blancos:

LA TIERRA CASTIGA A HAITÍ Violencia y anarquía en Haití
Centenares de tiendas, oficinas y casas fueron saqueadas en Puerto Príncipe ante la impotencia policial
Al menos dos hombres fueron abatidos a tiros cuando fueron sorprendidos robando, y otro fue ajusticiado por haitianos en la calle
La Voz de Galicia, 2010

2.-Historia Irredenta

Pero, ¿de dónde sale esa concepción de que la anarquía, de que lo negro, de que lo salvaje es la realización del mal? Para dar respuesta hay que mirar un atrás, no a las concepciones y propuestas científicas del siglo XIX con su moralina burguesa, si no a las experiencias de vida y resistencia de los pueblos contrarios al colonialismo.

Seamos justos, seamos sinceros. Las primeras independencias modernas de América son llevadas a cabo por bandidos, por desertores, por piratas, por ladrones, por enemigos de la propiedad. No miren a Haití ni a Estados Unidos, miren al Quilombo de Palmares en el Brasil, miren a la de Isla Tortuga. Esas islas, geográficas o metafóricas repletas de bucaneros, de traidores, de miserables, de esclavos, de parias. Esas islas de desheredados. Esas isla de negros y anarquistas, de enemigos of all mankind. De sujetos alterizables, de pueblos a los que se les puede declara guerra justa.

Las leyes de la cofradía de los hermanos de la costa, de Isla Tortuga cuestionaron la propiedad privada, abolían los privilegios de raza, religión o clase. No estaba solos desde luego. Petern Linenbaught y Markus Rediker han trazado ya una brillante contrahistoria del Atlántico. Una historia narrada de las experiencias libertarias colectivas de las masas anónimas reistentes al colonialismo. Un archipiélago de palenques, comunidades, quilombos. Refugios de negros, de salvajes, de anarquistas.

Un mundo de solidaridades entretejidas bajo la misma experiencia al sometimiento, y que solo pudieron ser rotas mediante la artificial creación de figuras raciales privilegiadas. El negro como figura jurídica subalterna fue inexistente en el mundo colonial ingles hasta que las crecientes revueltas llevada a cabo por esclavos negros e indetures servants irlandeses hicieron temer la destrucción de las colonias. Las autoridades coloniales conscientes de la potencia de la común alianza de los subalternos, fueron concediendo determinados privilegios a los “blancos” para romper la solidaridad de los sometidos.

Mientras el Brasil burgués e independiente seguía traficando con esclavos, los cangaceiros, comunidades autoorganizadas de bandidos, sin prejuicio alguno de raza, clase o religión atacaban los intereses del estado, robaban a los ricos.

El estado de anarquía, esa temible situación no era si no el momento rebelde en que los desposeídos se alzaban y cortaban el cuello a sus dominadores. La anarquía se convirtió en descalificador en boca de los “libertadores” como Bolívar. Anarquistas decían los parlamentarios conservadores a aquellos que defendían una abolición inmediata y sin concesiones. “Anarquía es lo que pretendeis liberando a los esclavos”, decían los delegados de los propietarios de Saint Domingue en la asamblea Nacional Francesa. Anarquista pasó a definir todo enemigo del Estado Colonial Esclavista.

Negros, salvajes y anarquistas conspiraron juntos, respiraron el mismo aire de libertad en ese espacio que mediaba entre Madrid, LA Havana y Manila. Libertario fue Fernando Ortiz, independentista filipino. Conspirador en la “Villa y Corte”. Rebelde en la Habana.

Anarquistas eran los españoles confederales contrarios al régimen colonial de Cuba y su criminal negocio esclavista. La burguesía catalana, rica, emprendedora, dueña de los intereses de los mercados de carne era poco partidaria entonces de la independencia de España. Esta burguesía, como la criolla, defendía el régimen de tiranía sobre la Habana y Puerto Rico. Frente a la burguesía, una cada vez mas extensa red de conspiradores, de solidaridades que atravesaban fronteras, que las cuestionaban. Ya por aquel entonces se hablaba del peligro latino, desde Italia a Nueva York, desde Buenos Aires a México, los burgueses señalaban a esos demonios:

“Muchos otros crímenes, menores, pero no menos atroces, han sido cometidos por anarquistas latinos, en todos los ... hoy día, no obstante lo perfecto de su organización policial, tiembla de terror ante estos mismos anarquistas salvajes.”

Anarquistas, negros y salvajes eran los enemigos del poder colonial

3.-El siglo XX

El siglo XX trajo consigo la fractura de la solidaridad entre la diversidad. El gobierno del privilegio racial fue la norma en toda América. Desde la Argentina hasta el Canadá, las clases obreras “blancas” fueron privilegiadas. El discurso biologicista caló hondo y la jerarquización racial, incluso en realidades “mestizas” como la mexicana fue una norma. Norma incluso escrita como en Estados Unidos donde la segregación racial llegó a sus extremos en el primer cuarto de siglo.

Buena parte del anarquismo doctrinal obrero cayó también presa de los dictámenes occidentalistas, presa de la enunciación científica y doctrinaria afín al desarrollismo. Como ideología establecida llegó a convertirse en otro elemento mas del privilegio blanco que eran los que podían permitirse el lujo de rechazarlo todo. Un anarquismo sin fuerza, sin potencia, un anarquismo moralista, y civilizador, que cuestionaba también todo feminismo que no fuese el suyo, blanco occidental. Anarquismo que criticaba toda dimensión espiritual que no fuese atea. Un anarquismo colonial.

Pero bajo el discurso, general. Bajo el discurso de estado, bajo el discurso de las democracias raciales, seguían latiendo los espíritus libertarios irredentos a toda jerarquización ya fuese racial, ya fuese de clase, ya de cultura o de género.

Ese discurso de alianza libertaria se hizo presente en muchos marxismos no ortodoxos de los años 60. Pensemos la fructífera alianza que vinculó a diferentes movimientos blancos de los Estados Unidos junto con los Black Panthers. La transversal lucha operaia en el Brasil. Las alianzas de los grupos anticolonialistas franceses con sus hermanos argelinos. La Fracción del Ejercito rojo y su relación con la lucha palestina. Y ya lejos de toda esa escena que conocemos, las luchas barriales, marginales. Los “Up Against the Wall Motherfuckers” de Nueva York, los motoristas negros de Oakland; los legendarios Dragones de la Bahía este. En Brasil, entorno al arte pero traspasandolo surgía el Teatro Experimental Negro. Un grupo que reivindicó la afrodescencendia y al que proyectó políticamente mediante publicaciones como Quilombo. Lo negro era bello, lo negro era rebelde.

A su vez el anarquismo sufrió una profunda revisión cuando tuvo su amoroso encuentro con el indigenismo. Ya tuvo algunas experiencias previas con Magón, e intelectualmente con Artaud. Juntos emprendieron un viraje ecologista, cuestionador del antropocentrismo, recuperador así mismo de tradiciones.

Algunas de estas tendencias anarquistas-indigenistas acabaron bajo la forma new wave, un hippismo reducible por el capital. Pero la gran mayoría han venido creciendo intelectualmente alimentando una visión crítica del papel del anarquismo, del papel de las masas en los procesos de emancipación y las luchas coloniales. El encuentro entre el anarquismo y las luchas de los pueblos originarios ha llevado la discusión confrontadora del privilegio racial a un nuevo plano, donde no todo se reduce a la lucha por los derechos civiles, si no que vas mas allá. El encuentro de toda una constelación de cosmovisiones indígenas con las tradiciones libertarias de matriz europea, llevó por fin a iniciar un necesario proceso de descolonización de estas. Lo común se alejaba de la producción. La organización política se alejaba de la fábrica, para encontrarse con la vida. El materialismo se complementaba con una necesaria reespiritualización de los gestos. El indigenismo enseñó al anarquismo que la dominación no solo acompaña al Estado, si no a su espíritu colonial.

El anarquismo descolonizado por los movimientos indígenas pretende no solo la igualdad o la equidad, si no el desmantelamiento de los estados coloniales, de los aparatos extractivístas. Las luchas vivas que sacuden el Canadá, Alaska, que se viven en California, en Sonora. Luchas que tienen ecos y reverberancias zapatistas demandan no solo el fin del privilegio racial, si no una nueva forma de comprender la sociedad mas allá de los estados, de las naciones, y desde luego del capital.

4.-Hoy Día

Hoy día vivimos una situación crítica. El aparato colonial capitalista dominador patriarcal se revuelve mas que nunca en su violencia. Las calles del Brasil pobre han sido militarizadas, son campos de guerra, territorios de excepción donde los jóvenes negros son masacrados sin discusión. El sistema carcelario estadounidense vigila a los jóvenes negros sobre los que se ceba. Angela Davids ya ha señalado la clara continuidad del modelo esclavista en las prisiones donde millones de seres, la mayoría gentes de color son sometidas al dominio de por vida. Estigmatizados los negros, los migrantes, los pobres, mueren a manos de la policía en las ciudades del Norte Global: Oakland, Ferguson. Las Banlieves de París, Barcelona. En todos estos lugares ha vuelto a surgir la vieja cantinela, la que señala el peligro de los negros y de los anarquistas.

Pero hoy día la semilla esta sembrada. En Oakland, la ciudad negra cuna de los Black Panthers han surgido numerosos grupos anarquistas decoloniales, compuestos de negros, arabes y blancos. No se nutren de los clásicos del anarquismo obrero occidental, sus referencias son los cangacerios, los palenques. No por nada muchos se encuentran en un centro social denominado el “Quilombo”.
Pero las referencias utópico libertarias siguen ahí. En el 2011 el medio de un contexto de protesta generalizada, surgió la Oakland Commune. Las solidaridades entretejidas en las luchas antirepresivas, en protesta contra los asesinatos de los policías blancos a jóvenes negros, cuajaron en movimientos firmes multiraciales, asamblearios populares. La comuna de Oakland murió, pero hoy día una infinidad de grupos combaten la gentrificación del área de la Bahía. Estas mismas solidaridades las hemos visto en las protestas contra el mundial de Rio. Las hemos visto el Brasil irredento que no se cree la versión oficial de democracia racial, que cuestiona la aceptación sin limites a los gobiernos llamados progresistas. Lo vemos en el sindicato de manteros, vendedores ambulantes de Barcelona en su mayoría africanos que se resisten a ser sometidos, a ser víctimas.

Negros, salvajes y anarquistas, siguen siendo denominadores utilizados por los medios de comunicación de masas para deslegitimar a aquellos que cuestionan la jerarquización racial, el extractivismo y la dominación sin límite de nuestro modelo global. Lejos de luchar contra la marca, contra el estigma, es el momento de asumir ese tatuaje biopolítico que nos imponen y hacerlo bandera contra sus proclamas.

Negros, salvajes y anarquistas, son los denominadores con los que se califica el miedo occidental a perder el control, a perder el dominio. Hagamos de su retorcida metáfora, de sus miedos, de sus pesadillas una realidad. Hoy mas que nunca, recordemos la “anarquía” de Dessalines, aunque no lo fuera, tanto como la negritud de Durruti. Seamos salvajes como las masas anónimas que sabotean las obras extractivistas en el Canadá, las vías del tren de alta velocidad en Europa.

Juntas, Negras, salvajes y anarquistas, por la vida, contra el estado racista colonial patriarcal capitalista clasista.

Juntas contra el privilegio racial, de clase, de género.

17 de Ene 2016
Nuda Vida

La relación entre blanquitud y privilegio por medio del derecho ha sido determinante en los esquemas coloniales de América de manera particularmente dicotómica en los países de matriz anglosajona. Las diferencia binomial en Estados Unidos entre “coloureds” y “whites” condicionaba el acceso y ejercicio de diferentes derechos: voto, circulación, asentamiento, acceso a formación cultural... Una exclusión que de manera legal se produjo hasta los años 50 pero que continúa hasta el presente de manera informal. Esta aparente estructura rígida que tenía por consideración blanca a los sujetos de los países de la Europa del Norte, (no sin discriminación para con los sujetos católicos) fue permitiendo el acceso al régimen de privilegio a otros colectivos.

Irlandeses, Italianos, Griegos, Españoles, Árabes o Persas, han sido y son colectivos que, dependiendo del nivel de integración en el sistema norteamericano y de su posición dentro su estructura de clases, han accedido de manera definitiva o provisional a la categoría de “whites”. Algo que se ha visto reproducido con los libaneses y sirios en Venezuela, Colombia o Brasil.

Hoy día la nueva categoría de blancos en los países del norte de Norteamérica viene representada por la "modélica" inmigración asiática, llamada así por la difundida e interesada imagen de su poco conflictiva integración y su rápido ascenso social (contraponiéndolos a los perezosos mexicanos o los violentos negros). Vamos a obviar los enormes ciclos de prejuicios y racismos que los asiáticos sufrieron y siguen sufriendo en muchos casos en Estados Unidos, con matanzas y campos de concentración incluidos, para centrarnos en la figura modélica construida, la del inmigrante integrado. Figura por otro lado poco novedosa, ya que la Sudáfrica del apartheid la utilizó también para los asiáticos calificándolos de "Honorary Whites" y por lo tanto acreedores del privilegio racial legalmente sancionado.

La inmigración asiática en California viene de larga data y se corresponde con el desarrollo del ferrocarril, ya que los primeros migrantes vinieron para realizar trabajos duros, no especializados en estas tareas. En cualquier caso hasta mediados de los años 60 el porcentaje de población asiática en ciudades como San Francisco no superaba el 10% hoy día asciende a casi el 40%. Durante los últimos 30 años se fomentó un modelo inmigratorio asiático basado en la atracción de clases medias con alto nivel de formación y que ya poseían los suficientes bienes para establecer negocios, por el contrario nos es de sobra conocido el modelo migratorio hispano, basado en la destrucción del campo mexicano, y en el aprovechamiento masivo de mano de obra barata para trabajar en la segunda industria californiana, la agricultura masiva.

El sujeto migrante asiático se erige entonces como un modelo artificialmente creado de posibilidad de triunfo en una sociedad moderna y capitalista, la situación de privilegio que ha adquirido se evidencia incluso en su situación geográfica, que se concentra masivamente en las ciudades recientemente blanqueadas al calor del boom económico tecnológico. San Francisco es uno de los mejores ejemplos de ello. El asiático es selectivamente invitado a formar parte de la zona de privilegio blanco, de sus salarios, de sus potencialidades, de la imagen gozosa de si mismo como sujeto triunfante. El asiático es hoy bello, rico, inteligente y triunfador. Dueño de empresas, estudiante de college, objeto de deseo. En otras palabras, el asiático es blanco.

La lectura que de este fenómeno de blanqueamiento institucional se ha hecho para el caso norteamericano ha venido frecuentemente vinculada a un triunfalista discurso de conquista de derechos, de consecución de importantes cuotas de igualdad o de la aceptación formal de la diversidad.

En buena medida este triunfalismo igualitarista ha venido generado desde las teorías críticas sociales anglosajonas, que, desde un enfoque culturalista liberal han venido promoviendo un modelo de gestión de la diferencia que pudiese ser funcional al modelo de democracia occidental capitalista, o lo que es lo mismo, la diversidad vendría a ser aceptada conforme fuese funcional a un concreto modelo de estado y de mercado cuya ontología, pese a los matices, permanece vinculada a un esquema universalista, cristiano occidental, patriarcal y capitalista. Las denominadas teorías críticas liberales se han sometido al lenguaje racializante impuesto desde la ontología capitalista y han conseguido llevarla hasta puntos de enorme refinamiento y perfeccionamiento. Un ejemplo de ello es la izquierda blanca o blanqueada estadounidense.

Un somero análisis de su matriz socioeconómica y geográfica la sitúa principalmente en las costas atlánticas y pacíficas de Estados Unidos. Vinculadas a sectores de alta formación intelectual y a los sectores laborales hoy día más dinámicos como la informática y las telecomunicaciones han conseguido institucionalizar un modelo altamente competitivo fundamentado esencialmente en criterios meritocráticos e individualistas. Algunas de las empresas más importantes del mundo, no solo por su volumen de ganancias, si no por su posición en el control y manejo de información y seguridad global como Google, han aceptado y promovido sin tapujos todo tipo de reformas consideradas como progresistas en este país.

Google está asentada en California concretamente en el área de la Bahía de San Francisco. California es por su composición un estado con condiciones demográficas que es preciso mencionar ya que su tasa nacimientos se distribuye de la siguiente manera: hispanos cercanos al 49%, e blancos (no hispanos) cercanos al 35% y de asiáticos cercana al 10%. El perfil de los trabajadores en Google no se corresponde con la matriz demográfica del Estado, si no con la del privilegio. A la formación universitaria que se espera de sus trabajadores llegan mayoritariamente blancos y asiáticos. La tasa de titulados latinos llega a un 14% mientras que la de blancos alcanza el 40%, semejante a la de los asiáticos. Así una minoría de hombres blancos y asiáticos reina sobre la que probablemente sea la mas influyente compañía del siglo XXI

Recordemos que California es uno de los centros globales de producción epistémica, algunos datos demográficos de la composición del alumnado de sus centros (por no mencionar de sus claustros) nos ofrece un balance muy diferente de los porcentajes demográficos globales, con cerca de un 45% de población blanca, otro tanto de población asiática y el restante comprendido entre “otras minorías” (que en realidad se corresponden con la mayoría demográfica. Se acomoda perfectamente a aquello que desde propuestas bolivianas han venido a definir como sociedad abigarrada.

California pese a que presenta una de las tasas de ingresos por habitante más altas de Norteamérica, ostenta también una enorme disparidad salarial, que oscila en unos ingresos de 12,25 dólares por hora de ingreso mínimo en Oakland para la mayor parte de los trabajos vinculados al sector servicios (la tasa de empleo hispana en estos sectores es mayoritaria) y los ingresos de 100 dólares por hora de los trabajadores informáticos especializados (debemos considerar que el precio medio de la renta de una habitación en el área de la Bahía no desciende los 600 dólares, el precio de un café es de 3,5 dólares, el kilogramo de tomates asciende a entre 3 y 4 dólares (a este vistazo simplificado habría que añadir el régimen de horarios laborales, las condiciones del mismo, las determinantes ventajas en materia sanitaria de los trabajadores especializados que cuentan con seguro médico).

Esta enorme disparidad salarial que podría llamar la atención a muchos es aceptada bajo la imagen de que cualquiera puede acceder al mercado laboral de privilegio, siempre y cuando se someta a un régimen de esfuerzo. Prueba de ello es el ejemplo de la inmigración asiática exitosa en los mas importantes campos de desarrollo económico.

La perversidad de la actuación capitalista liberal lleva a considerar que las barreras legales de exclusión y privilegio derribadas en los años 60 no existirían en la moderna sociedad multiracial. Pero como sabemos el hecho jurídico no se reduce a la norma en si no que se inserta en un modelo más amplio que contempla las matrices policías, sociales y económicas. El modelo californiano evidencia no solo la no eliminación del privilegio si no su multiplicación y reificación en medio de un debate nacional en el país del norte marcado por la legislación migratoria. La economía californiana solo puede mantenerse mediante el control salarial por lo bajo de los sectores productivos de servicios y la agricultura, sectores que los datos socioeconómicos revelan como profundamente racializados. Esto no quiere decir, como algunos aún repiten que es necesario facilitar las medidas de ascenso social, si no que el propio sistema necesita no solo de una fuerza de trabajo sometida, sino también de una clase intermedia pero próxima o en el privilegio que es la de los trabajadores asiáticos, cuya posición de semejanza con la figura del mestizo durante las repúblicas liberales de Nuestramérica merecería un análisis aparte.

Resulta representativo que a pesar de la enorme producción dedicada a la cuestión del racismo, inclusive desde un punto de vista de vulneración de derechos sean pocos los estudios que se acerquen a ello desde un enfoque estructural, sistémico y procesual. La inmensa mayoría de los estudios que relacionen las cuestiones de racismo se hacen en respuesta a circunstancias coyunturales que buscan una solución garantista, de políticas públicas, y que tienden a considerar estas manifestaciones como desviaciones sistémicas y no como elementos estructurales. Caen en muchos casos en la mitología multicultural o pluricultural liberal abiertamente integracionistas.

La verdadera virtud del modelo capitalista occidental no estriba solo en su seducción, si no en su inmensa capacidad de transformación y adaptación que le otorga virtudes cuasi alquímicas al permitirse en el transcurso de una generación el tornar lo amarillo, negro o marrón en blanco.

La relación entre identidad, cultura y capital viene mediada por el Derecho y articulada por una ética más profunda y más antigua basada en el afán de acumulación y de dominio, algo que definitivamente elude lo racional y se instaura en una larga tradición de pretensiones universales que más que pretender el cuerpo aspiran al gobierno de las almas. Por eso no puede extrañarnos ciertos movimientos en apariencia contradictorios del funcionamiento jurídico hegemónico ya que la manifestación más obvia de su poder es la de precisamente definir el principio y el fin de las reglas del juego, no el de cumplirlas o hacerlas cumplir.

Todo esto nos invita a pensar en profundidad en la propia metafísica del derecho a la hora de construir realidad, la que nos hace pensarle no solo como una resonancia social tal y como dirían las corrientes progresistas del Law and Politics, si no como algo mucho más espiritual, casi podríamos decir que es la plasmación de nuestro pensamiento mágico, un conjuro y una exoneración.

Que la teología se hizo política no es nada nuevo. Schmitt escribió acerca de ello mirando figuradamente a los ojos de Benjamin y reconociendo en él a ese innombrable Nietzsche que menciona veladamente en su Teología política. Que el poder, además, cobraría una nueva forma era algo que intuyeron, tanto Schmitt como Benjamin. El primero contempló al demonio y su imperial cuerpo, señaló a la mundialización y el principio inspirador del humanismo, como lo que era: domino, conquista, y la total erradicación de la posibilidad política8. Su reflejo, su opuesto, Benjamin, aportó la profundidad que solo un verdadero pensador estético puede tener, en un puñado de páginas enunció de la manera que Weber nunca pudo la naturaleza mesiánica del capitalismo.

El poder se realizó en la subversión de su propia norma, pero había camino más allá de la excepción, y este reside en la excepción a la excepción misma, esto es, contra toda lógica, su institucionalización. Benjamin dijo: “La tradición de los oprimidos nos enseña que el “estado de excepción” en que ahora vivimos es en verdad la regla”. Esto que puede sonar a metarrelato postmoderno del norte es la realidad varias veces centenaria de los campos de concentración de Haití, Cuba y Brasil, de esos masivos territorios controlados biopolíticamente, perfectamente regulados, milimetrados y calculados a la perfección al servicio de la reproducción del capitalismo esclavista.

El factor que hoy día determina la excepción postmoderna, no supone una paralización, es una aceleración del flujo capitalista. La excepción formalizada es una masiva movilización sistema orquestada en torno a un disperso conjunto de excepciones a las normas fundamentales del propio Estado. Los principios, derechos y libertades reconocidos en la constitución permanecen vigentes, pero siempre bajo el permanente riesgo de suspensión dónde el primer y último criterio de conformación de verdad viene marcado por el mercado. Se trata de la seguridad de la inseguridad, salvo la certeza de una vida precaria para aquellos que viven el sur global. Este es desde luego el escenario jurídico de toda guerra civil en un contexto postmoderno, una guerra civil permanentemente ocultada bajo la esperanza de acceder a la zona de privilegio. Esta es condición de derecho hegemónico de nuestro tiempo, derecho producto de la modernidad. Por esa razón Fitzpatrick dice que la condición del derecho moderno es el imperialismo. Y esto no solo hay que entenderlo en una visión dependentista, leninista o emancipatoria de un imperio como forma política, si no bajo la forma de un poder-imperium que ordena desde el presente hasta al pasado de toda forma que lo ocurra, de lo que ocurrirá vendrá determinado por él.

Las minorías modelo no son mas que excepciones al sistema de privilegio blanco con la única finalidad de mantenerlo, justificarlo, realizarlo en su plenitud. Sirven como excusa para el poder imperial y como argumento humanitario de la izquierda blanca. La posibilidad real de acceso al privilegio, la buena voluntad de determinados progresistas del centro hace que el ominoso edificio de la jerarquización racial permanezca incuestionable. No se trata de que cada vez más accedan al privilegio, se trata de demolerlo.

15 de Nov 2015
Nuda Vida

 

Por Teresa Sanjurjo y Aitor Jiménez

 

En un mundo concebido para la inmediatez, para la eterna adolescencia, para el gasto permanente en uno mismo. En un mundo construido para el consumo,  para el trabajo precario, la movilidad incesante no decidida. En un mundo donde el amor se experimenta como el mercado, supuestamente libre, guiado por  la gran mano, pero condicionado como el capitalismo por los criterios heternormativos y patriarcales que movilizan la sociedad entera. En un mundo donde  la vida y su discurso han ido apropiados por la iglesia y por el estado. En un mundo donde la geografía de los pueblos y las ciudades esta conectada para el flujo de capitales y no para el encuentro de personas. En un mundo así la maternidad, la paternidad, es por si mismo un acto político, que devenga en  decolonial es decisión nuestra.

 

Las maternidades nos exponen desde el mismo momento de la concepción frente al biopoder. Todo el proceso del embarazo está medicalizado, requiere un tratamiento, se lo atiende como una enfermedad. Portar una vida en el vientre sitúa a la mujer frente al médico inferiorizándola. En tono grave, serio, científico el personal médico aconseja, recomienda, ordena, sin miramientos. Respaldado por su autoridad responde el poder médico ante cualquier  cuestionamiento con el clásico “ustedes sabrán”, “firmen este papel, yo me lavo las manos”, es el todo o nada, o ellos o la muerte, civilización o barbarie. La  ciencia construida por el hombre para el hombre, tiene ante si a la mujer como objeto reproductivo. En la mayor parte de los centros públicos toda la cadena de acontecimientos que conducen hacia el parto están tecnificados, guiados por protocolos maquínicos, deshumanizados. Llegado el mismo incluso en los centros que tienen reconocido otra forma de actuar, más humana, más cercana, mas personal, el poder médico toma el control. No cabe explicación, ellos  son el sujeto de poder, de conocimiento. Si el parto se complica ciertamente salvan vidas, pero quien haya experimentado el riesgo de la muerte de alguien tan cercano como un hijo es consciente de la impotencia de cada uno de sus actos, del acto miserable de delegación con el que hemos ido transigiendo a lo largo de nuestras vidas. Estar frente al poder médico guiándote en el camino de la vida es estar cara a cara frente al despojo que el estado, que la iglesia, que la ciencia, ha ido llevando a cabo contra los comunes. Un despojo de los saberes. Un despojo incluso de la esencia biológica que nos compone, pues estamos discapacitados para gestiona nuestra propia reproductividad.

 

Y esto comienza desde la infancia, desde niñas se nos enseña a no escuchar nuestro cuerpo, a no conocerlo, a ocultarlo y repudiarlo: no te toques ahí;  confiando desde la pubertad nuestra salud sexual y reproductiva al de la bata blanca, revisión una vez al año, nadie sabe porqué, si nuestros cuerpos están  sanos. Nos han enseñado a no reconocer señales, a ocultarnos: nuestra menstruación es algo que esconder, en vez de ser una puerta al conocimiento y la sabiduría; tenemos mucha suerte porque ahora diseñan compresas para que la regla no huela y nos sintamos libres y seguras... perdonen ustedes, no sabía  que por tener la regla era una esclava y estaba en peligro constante, menos mal que inventaron esos artilugios. Antes nos quemaban en la hoguera, ahora  nos desnudan ante la autoridad médica que se encarga de infantilizarnos, de negarnos, de anularnos. Llegado el momento del embarazo estamos tan desconectadas que parece que no podemos dar ni un paso sin que el médico nos de permiso. Y llegado el momento del parto, te rasuran, te humillan, hasta te atan... tú no mandas, aquí decido yo, y cómo seas díscola lo vas a pasar peor. Una serie de prácticas destinadas a situarnos por debajo, a despojarnos de  nuestras armas (si es que las hemos tenido alguna vez), a hacernos creer que nosotras no podemos y olvidarnos de que nuestros cuerpos están diseñados para parir; control, control, control.

La maternidad, la paternidad, nos sitúan frente al hecho desnudo de la vida en su esencia mas obvia. Un cuerpo frágil que nos es entregado para su cuidado  y que por entero depende de nosotras. Es preciso actuar, alimentar, abrigar, velar el sueño, limpiar el cuerpo pequeño, aprender con el, caminar en su devenir. Esa sensación de impotencia, de desconexión absoluta de falta de control se extiende ante cada gesto de la nueva vida. No sabemos sobre su salud, sobre su alimentación, sobre sus procesos de aprendizaje, sobre su sociabilidad, sobre su sexualidad, sobre su psique. Todos los aspectos de esa vida con su entorno y con nosotras ha sido delegada de una manera u otra al poder medico o al poder educativo. Y ¡ay del pobre que ose enfrentarse a ellos, que ose  transgredir o simplemente pensar, estudiar, investigar. 

 

¿Vacunas si o vacunas no? El mero hecho de preguntar ya te sitúa como prófugo de la ciencia. Aquí da igual si tienes o no tienes formación universitaria, de  la vida, o de la experiencia. Cualquier cuestionamiento de los protocolos, aunque estos repetidamente fallen, aunque sean inciertos y cambiantes, aunque están cansados de revisarlos por que matan, le sitúan a uno frente a la vergüenza de no seguir lo científicamente correcto ¿Acaso entre los que leen estas líneas no hay alguien que se haya sentido sonrojada por no haber vacunado o seguir todos los consejos del poder médico?. El poder médico mantiene todas  las formas del poder patriarcal mas tradicional. Irrebatibilidad, autoridad absoluta, suma potestas.  Y lo mismo sucede con la “educación”, ¿escolarización o no escolarización? El poder médico deja paso al poder ilustrado de lxs maestros, una compleja red  para socializar a nuestrxs hijxs en los valores del estado, para seguir cercenando nuestras mentes, moldeandolas a su imagen y semejanza. Una vez más el  cuestionamiento es perseguido. Siempre bajo la amenaza del bien mayor que es la criatura.

Quizás lo mas complejo no quede solo en la relación con la nueva vida. Si no en el contexto familiar que se ha creado ¿Como no verse reducido a aquello que siempre detestaste, al trabajo asalariado precario, a la estabilidad residencial periférica, a la vida de consumo, a la lógica de la familia nuclear, cristiana occidental? 

Confrontar la nueva realidad existencial de conjunto es darse cuenta como ya han dicho otras por ahí de que estamos carentes de tribu. Distanciados de la comunidad nos vemos rotos, fracturados de los saberes educativos compartidos, del conocimiento sobre salud, de la economía común. La nueva realidad familiar te hace ver, por mucho que te esfuerzes por convencerte de lo contrario y de hacerlo, que tu existencia precaria previa no vale para un bebé de 6 meses: es necesario planificar, estructurar, organizar un plan de contingencia. Ello requiere una base material, recursos, medios para satisfacer las necesidades. Pronto, una es consciente de que está sola ante la producción. La comunidad en la que vivías no es mas que un agregado de individuales sin proyecto común, un sálvese quien pueda capitalista. ¿Hasta que grado la alienación nos impide ver que ninguna de las facetas de nuestra vida nos pertenece, no como individuos, si no como colectivos? Para la inmensa mayoría de las personas que vivimos en el occidente cultural es imposible satisfacer nuestras necesidades biológicas mas elementales fuera del mercado. Es mas, el mercado es también el espacio donde se satisfacen nuestras necesidades afectivas, el mercado guía los espacios de consumo donde nos socializamos, donde nos encontramos, donde gozamos. El mercado guía nuestras conversaciones, nuestras tardes de parque. El mercado quiere entrar de lleno también en la crianza de nuestros hijxs, y el mercado da las vueltas de tuerca para que nosotras, díscolas, acabemos cayendo en su red. Quiere reubicarse, que caigamos en sus trampas, que creamos que necesitamos. Cómo sortear esta trampa, es tarea pendiente. Tarea difícil pues siempre encuentra la manera de entrar, con esos tentáculos tan escurridizos y persistentes. 

 

El mismo hecho de amamantar transgrede los valores de la lógica del mercado; un acto reproductivo en su esencia, fuera del mercado, solo dos, la naturaleza actúa si nosotras la dejamos. Como bien han dicho por ahí, “dar la teta es gratis y por lo tanto un pecado capitalista”. Rompiendo los esquemas del mercado, donde príman consumo y producción. La lactancia materna es en sí mismo un desafío a la mercantilización de nuestros cuerpos, de nuestras  vidas y de las criaturas.

 

Nuestras vidas mercantilizadas nos exigen para su reproducción un esfuerzo mas. Lo que antes podías sortear con curros de temporada ahora te expone frente a un horario standar, si tienes la suerte de hallarlo. Te encuentras entonces situada frente a un dilema. La nueva vida, la nueva estructura, requiere recursos, trabajas para satisfacerlos. El hecho de que trabajes te fuerza a delegar más su vida, a alejarte de ella. Aún más, la ausencia de comunidad real te  expone ante el frío hecho de que tu salario precario solo no basta para mantener el conjunto, al menos hace falta otra contribución mas…

Y ante esta situación, ¿dónde nos quedamos? ¿Seguimos dejando que se reapropien de nuestros cuerpos, de nuestros partos, de nuestrxs hijos? ¿seguimos dejando que la mercantilización de nuestras vidas llegue hasta la vida en su mas pura esencia? ¿dónde esta nuestra tribu? ¿cómo recuperar la sabiduría del  cuerpo, la sabiduría de las brujas? ¿es necesario colectivizar lxs hijxs? Como las mujeres negras esclavas, que ante la adversidad más grande, comprendían, y sabían desde sus entrañas pues es lo que habían hecho desde siempre, que el cuidado de lxs hijxs era colectivo, pues era la única forma de sobrevivir... la colectivización de las criaturas como forma de resistencia. Ahora la esclavitud es otra, pero seguimos necesitando de esa tribu. Luego, puérperas perdidas, depositamos todas nuestras necesidades sobre una sola persona, pues estamos adiestradas a vivir bajo el modelo de la familia nuclear, y una sola persona no puede abarcar todo lo que antes abarcaba la tribu. No podemos sustituir a la tribu. Necesitamos a la tribu, como lugar de encuentro y empoderamiento, de construcción y de creación, de reproducción y de crianza.

Nuda Vida

Nuda Vida es el lugar donde un grupo variopinto de gente que vive en lugares tan distintos como México, Castilla o Canadá, convergen para reflexionar en torno a la potencia colectiva, la comunidad que viene, la autonomía y la construcción del comunismo.