Iba a ser alcadesa, pero lo dejó todo y se fue a Telefónica
Palomitas en los ojos
_
El programa televisivo de transformaciones extremas de Cesar Alierta, Cámbiame Telefónica de Luxe, empieza como todos los días: se abre la puerta del escenario y suena una música triste. Hoy aparece un hombre con unas gruesas gafas, una actitud encorvada y tetas masculinas: “Hola, soy Felipe González, he sido presidente del Gobierno, soy uno de los grandes estadistas europeos vivos, he sido amigo de Mitterrand y actualmente soy un freedom fighter. Hoy el cambio que os vengo a pedir, no es para mí… snif… ay, perdón, que me emociono, sino para una de mis pupilas, Trini Jiménez, que tras muchos años en política ha decidido pasarse al sector privado, a Telefónica, conmigo, y me gustaría que la ayudarais”.
Mientras el estadista decía eso, una mujer rubia, de unos 50 años, visiblemente emocionada y sorprendida se subía al escenario: “Bueeeeeno, no me esperaba, para nada, esto… perdonad que estoy muy nerviosa. Bueno, me llamo Trini Jimenez y, como el compañero ha dicho, he sido de la comisión ejecutiva del PSOE, responsable de relaciones con América y, bueno, candidata para la alcaldía de Madrid contra mi primo Gallardón. He sido ministra de Sanidad y responsable de que vuestro pelo no huela a tabaco los sábados por la noche. También he sido ministra de Asuntos Exteriores. La peña no me ha apoyado mucho en las elecciones y siempre se han metido con mi ropa: que si iba muy choni, que si la chupa de cuero era muy sexy, que si me disfrazaba cuando iba a países exóticos… y por eso, me gustaría que me hicierais un cambio porque quiero abandonar la política y dar un salto al sector privado porque estoy buscando curro y creo que vestir como una política, pues, no me parece serio. Además que si me voy a Telefónica me cruzaré con Zaplana o con Narcís Serra”.
Mientras decía esto, los estilistas del programa apretaban el voto rojo, dando a entender que no accedían a cambiarla y el público irrumpía en un quejumbroso “¡¡oooooooooooh!!”. De los tres estilistas, Cristina es la que toma la palabra:
“Mira, Trini, ¿te puedo llamar Trini? Tú eres como yo una mujer madura, por eso te voy a hablar claro. Este tipo de programas se basan en dos cosas: en sacar tu feminidad normativa y en convertirte en una ciudadana neoliberal que demuestre que todos los problemas son personales, nunca colectivos, y que pueden ser resueltos a través del consumo. De lo primero, no te voy a decir nada porque estás guapísima, ¿qué digo guapísima? Un pibón. De lo segundo, Trini, hija, ¿qué te voy a contar del neoliberalismo? Además que tienes un look perfecto, muy flexible, con esta misma ropa que llevas, con la que has venido al programa hoy, con esos vaqueros y ese suéter, tú, hoy mismo, podrías estar en un Consejo de Ministros, por si Pedro gana las elecciones, o en una reunión de empresa del Ibex 35 para presionar económicamente a Iberoamérica. Es un outfit que realza tu aspecto progre pero que también podría encajar en una multinacional. No eres como Zaplana, que pasó por aquí y tuvimos que quitarle ese rollo Crematorio que tenía y darle un look más tecnócrata, pero Trini, tú vas ideal. Además, aquí hacemos un Servicio Público como la Sanidad, por eso te pedimos ¡¡¡que vuelvas por la puerta giratoria por dónde has venido!!!”.
Trinidad manda besos desde la pasarela, y el público ríe y aplaude tan fuerte que sus manos empiezan a enrojecerse y sus mandíbulas a desencajarse.