Damos la bienvenida a la Galería de Achicharrados a Rita Barberá, quien está pasando sus peores elecciones en 24 años
Por José Manuel Martín Corvillo
No parece que Rita Barberà haya leído demasiado a Lorca. Tal vez le vendría bien: al margen de que la poesía humaniza, quizá a la sempiterna alcaldesa de mi ciudad le vendría bien salir del hábito de leerse a sí misma y hacerse retweet, señalando enemigos invisibles de tendencias a cual menos amante de la causa patriótica valenciana y del trabajarhacercrecer.
Quizá en este caso el adversario incógnito tenga, en parte, denominación de origen. Tal vez sea una de esas veces en las que se comprueba que no hay peor cuña que la de la propia madera. Posiblemente hace falta que alguien le recuerde que, hablando de séquitos que la acosan de manera organizada, el más pulcramente estructurado es el que le rodea constantemente, el que sonríe de manera cínica ante cualquier atisbo de crítica, el que recibe consignas para silenciar lo incómodo.
Igual al final resulta que es todo una conspiración, y que la negación de un saludo forme parte de una trama urdida por los enemigos de la patria valenciana, quién sabe. Quizá ese sobre se fue al suelo porque no llevaba comisiones dentro, no porque su contenido fuese un insulto a la inteligencia del receptor, cansado de ser visitado cuando las encuestas aprietan y no cuando las apreturas del autónomo son un problema. Tal vez, quien sabe, un poder oculto faculta a la buena de Rita a identificar a voluntad a esas voces disonantes a sueldo de oscuras organizaciones.
Lo único seguro al margen de cualquier especulación es que, como proseguía el verso lorquiano que da título a este cruce de reflexión y crónica, “la vida es amable, tiene pocos días y tan sólo ahora la hemos de gozar”. Gocemos pues advirtiendo la tristeza en quien, a buen seguro, afronta sus elecciones más duras en 24 años. Con independencia de resultados electorales que –llámenme cenizo– no auguran nada mejor que un Ajuntament y unas Corts Valencianes ingobernables. Que quizás toca eso de gobernar mediante acuerdos y hacer, de una puñetera vez, política al margen del “i vostés més”.