Es probable que “La bárbara Europa” (2016), último ensayo de la filósofa y política Montserrat Galcerán Huguet, venga a remediar, o más bien paliar, una realidad sintomática que hiere generalmente a la producción intelectual del Estado español: la práctica ausencia de voces españolas críticas que se esfuercen en realizar el giro decolonial.
Lejos del superficial relato liberal y multiculturalista que en la sociedad moderna occidental se ha construido sobre el denominado “mestizaje”, habitamos aquellos cuya historia vital está atravesada por las complejidades, contradicciones y cicatrices que acompañan al mismo. Por regla general, se habla de “mestizaje” en términos románticos, insinuando que es hacia esa supuesta meta cultural donde debemos tender todos; que es en la mezcla donde está el futuro; que es a través de tal estrategia que los muros del racismo se derrumbarán por sí mismos. Sin embargo, nos preguntamos ¿quién construye ese discurso y para quién se articula? ¿De dónde surge el diagnóstico y cuál es el análisis que lo justifica?
A pesar de lo manifestado en los asépticos y pretendidamente académicos –cualidades sospechosamente vinculadas– análisis de numerosos intelectuales de la izquierda europea contemporánea, lo que se produce a partir del año 1492 está muy lejos de representar un simple y ramplón «choque de culturas». Muy al contrario, nos encontramos ante los inicios de la consolidación y mundialización de una férrea jerarquía civilizatoria que sitúa la identidad europea, en aquellos momentos sumida en el que será el proceso clave de homogeneización simbólica y militar que desemboca en el imperialismo occidental moderno, sobre las otras.
Resulta tan inusual, tan extraordinario y extraño encontrarse con la palabra ̒racismo̕ en textos políticos producidos por intelectuales blancos de izquierda en el Estado español que espontáneamente nos hicimos ilusiones. Quizás nos habíamos equivocado al señalar frontalmente la tradicional incapacidad del marxismo occidental para comprender el carácter racial de la civilización capitalista en la que nace. Quizás habíamos exagerado al recordar su ceguera general para comprender otras tradiciones críticas, otras historias; especialmente aquellas que tienen que ver con las resistencias de los pueblos cuya experiencia está marcada por el colonialismo, la esclavitud y el genocidio.
“Esta doble conciencia produce una sensación peculiar; un sentido de siempre verse a uno mismo a través de los ojos de otros, de medir su alma propia con el metro de un mundo que le mira con entretenido desdén y pena.”
W. E. B Du Bois
Las Almas del Pueblo Negro
W. E. B. Du Bois es, sin duda alguna, una figura fundamental de la genealogía del pensamiento crítico decolonial de principios del siglo XX. Por supuesto que se trata de un intelectual orgánico –como lo llama Cornel West− atravesado por innumerables límites, quiebras correspondientes a la época que le tocó vivir. No obstante, resulta poderosamente sugerente y enriquecedor recuperar algunas de sus lúcidas e imprescindibles aportaciones en torno a la comprensión radical de determinados efectos del racismo en la sociedades contemporáneas.
Hace escasamente unos meses, el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de la ONU, órgano encargado de velar por el respeto y correcta aplicación de la Convención Internacional Sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial, señalaba en sus conclusiones, tras estudiar el caso y consultar con Perogrullo, lo siguiente: al Gobierno español le importa un pimiento el racismo. Lo sabíamos, ¿le importa al violador la salud de la violada?

La tempestad de William Shakespeare condensaba, en el contexto de la expansión colonial europea, el potencial del antagonismo ontológico, epistémico y político que definirá la modernidad occidental temprana en dos personajes fundamentales: Próspero y Caliban. Mientras que Próspero representará al europeo ilustrado, germen de la colonialidad, Caliban, reinterpretado por Césaire en Una tempestad, simboliza al ser humano que se rebela ante su opresor.
Es probable que el término 'Calibán' provenga de la palabra romaní 'Kalipen', cuyo significado literal es 'negritud'. Los Kale –"los negros"– representan una de las grandes familias que conforman el Pueblo Rrom, los denominados gitanos/as.
Helios F. Garcés nació el año que Assata Shakur huyó a Cuba. Desde entonces se aplica en la práctica del antiautoritarismo radical caló, cuya filosofía política consiste en negarse a ser integrado. Aunque para él la necesidad real consista en desintegrarse.
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