Grupo de pasadores de la red, Ponzán es el segundo
por la derecha. 1940.
Hace tiempo que no colgaba relatos, esas pequeñas historias o anécdotas fáciles de leer que hacen a veces un poco más ameno este blog. Para ponernos un poco en situación localizaremos la acción en Barcelona, detendremos el reloj de nuestro viaje por el tiempo en mayo de 1940 y nuestros protagonistas serán Eusebio López Laguarta “Coteno” y Agustín Remiro Manero, integrantes y guías de la red que dirigía Francisco Ponzán.
El grupo Ponzán formado por un buen número de libertarios, hace poco que ha tomado contacto con los servicios secretos ingleses, quienes además de financiarlos, les consiguen documentos y pases falsos. El grupo enviará grupos de acción al estado, se encargará de conseguir papeles para excarcelar libertarios y pasarlos a Francia y posteriormente de montar una de las grandes redes de evasión para refugiados, judíos, militares y personas en problemas con la Gestapo en tierras francesas para pasarlas al estado español.
Una de sus labores ha consistido en redactar una crítica octavilla antifranquista, pidiendo además la neutralidad de España en la guerra mundial, que tendrá gran repercusión debido a la tensión internacional del momento. Este documento será profusamente distribuido por el estado, se hicieron alrededor de 20 repartos, todos ellos pasados en las mochilas de los guías del grupo y llegará a diversas ciudades como Barcelona, Valencia, Zaragoza, Logroño, La Coruña o Valladolid.
Eusebio López Laguarta "Coteno".
Remiro y “Coteno”, mientras permanecen en la ciudad condal, se hospedan en una pensión de la calle Aurora regentada por una familia gallega, y se hacen pasar por viajantes. Durante este tiempo traban una buena relación de amistad con el dueño de la pensión, y, lo que son las cosas, este tiene un buen amigo que suele pasarse a verlo en sus ratos libres, que es capitán de la guardia civil. A base de compartir momentos y charlas, el capitán toma cierta amistad con los guías, enterándose por casualidad que Remiro marcha unos días a La Coruña, ante lo cual, propone a este, ver si puede llevarle unos presentes a sus hijas que viven en dicha ciudad. A Remiro le parece bien y al día siguiente aparece el benemérito con unas alpargatas para sus ¡¡¡17 hijas!!! El hombre se ha empeñado en tener un hijo varón y hasta que no ha llegado a tan espectacular resultado no se ha dado por vencido.
¡¡¡Hasta aquí hemos llegao!!! y la cosa quedó en 17.
Y lo que son las cosas, en su viaje de reparto de las octavillas, mientras se encuentran en la estación de Valladolid, tienen un percance con las fuerzas de seguridad, teniendo que abandonar alguno de sus paquetes en la huida, dando la casualidad que entre los pasquines antifranquistas aparecen 17 pares de alpargatas que el capitán manda a su familia y que al hombre le costará el buen disgusto de tener que explicar ante sus superiores, que es lo que hace mezclado con los grupos antifranquistas y la propaganda clandestina.
Por suerte, todo queda en anécdota, Remiro y “Coteno” tienen tiempo de advertir al resto de compañeros que también usan habitualmente la pensión para que cambien de aires y nadie resulta detenido.
Agustín Remiro Manero, uno de los guías de la red.
Por desgracia, esto no es una película de Hollywood y un infiltrado en las juventudes libertarias de Valencia, delata a los grupos de la ciudad del Turia que estaban distribuyendo los folletos, el resultado 32 detenidos, 10 de ellos condenados a muerte, de los cuales 7 verán conmutada la sentencia. Ángel Tarín, Enrique Goig y Enrique Escobar no tendrán tanta suerte y serán ejecutados, acusados de atentado a la seguridad del estado, alta traición y espionaje, según la justicia franquista.
Este es la octavilla escrita por Ponzán y repartida por su grupo.
Fuentes: La red de evasión del grupo Ponzán (Antonio Téllez).