Relatos guerrilleros

Saberes
Memoria de aquellos que resistieron al Franquismo después de la guerra.

listadoRelatos guerrilleros

Páginas

1 a 12 de 13
27 de Feb 2016
Imanol

  

 Grupo de pasadores de la red, Ponzán es el segundo
                     por la derecha. 1940. 

  Hace tiempo que no colgaba relatos, esas pequeñas historias o anécdotas fáciles de leer que hacen a veces un poco más ameno este   blog. Para ponernos un poco en situación localizaremos la acción en Barcelona, detendremos el reloj de nuestro viaje por el tiempo en mayo de 1940 y nuestros protagonistas serán Eusebio López Laguarta “Coteno” y Agustín Remiro Manero, integrantes y guías de la red que dirigía Francisco Ponzán.
  El grupo   Ponzán formado por un buen número de libertarios, hace poco que ha tomado contacto con los servicios secretos ingleses, quienes además de financiarlos, les consiguen documentos y pases falsos. El grupo enviará grupos de acción al estado, se encargará de conseguir papeles para excarcelar libertarios y pasarlos a Francia y posteriormente de montar una de las grandes redes de evasión para refugiados, judíos, militares y personas en problemas con la Gestapo en tierras francesas para pasarlas al estado español.
 Una de sus labores ha consistido en redactar una crítica octavilla antifranquista, pidiendo además la neutralidad de España en la guerra mundial, que tendrá gran repercusión debido a la tensión internacional del momento. Este documento será profusamente distribuido por el estado, se hicieron alrededor de 20 repartos, todos ellos pasados en las mochilas de los guías del grupo y llegará a diversas ciudades como Barcelona, Valencia, Zaragoza, Logroño, La Coruña o Valladolid.

         Eusebio López Laguarta "Coteno".

  Remiro y   “Coteno”, mientras permanecen en la ciudad condal, se hospedan en una pensión de la calle Aurora regentada por una familia gallega, y se hacen pasar por viajantes. Durante este tiempo traban una buena relación de amistad con el dueño de la pensión, y, lo que son las cosas, este tiene un buen amigo que suele pasarse a verlo en sus ratos libres, que es capitán de la guardia civil. A base de compartir momentos y charlas, el capitán toma cierta amistad con los guías, enterándose por casualidad que Remiro marcha unos días a La Coruña, ante lo cual, propone a este, ver si puede llevarle unos presentes a sus hijas que viven en dicha ciudad. A Remiro le parece bien y al día siguiente aparece el benemérito con unas alpargatas para sus ¡¡¡17 hijas!!! El hombre se ha empeñado en tener un hijo varón y hasta que no ha llegado a tan espectacular resultado no se ha dado por vencido.

       ¡¡¡Hasta aquí hemos llegao!!! y la cosa quedó en 17.

  Y lo que son las cosas, en su viaje de reparto de las octavillas, mientras se encuentran en la estación de Valladolid, tienen un percance con las fuerzas de seguridad, teniendo que abandonar alguno de sus paquetes en la huida, dando la casualidad que entre los pasquines antifranquistas aparecen 17 pares de alpargatas que el capitán manda a su familia y que al hombre le costará el buen disgusto de tener que explicar ante sus superiores, que es lo que hace mezclado con los grupos antifranquistas y la propaganda clandestina.
 Por suerte, todo queda en anécdota, Remiro y “Coteno” tienen tiempo de advertir al resto de compañeros que también usan habitualmente la pensión para que cambien de aires y nadie resulta detenido.

Agustín Remiro Manero, uno de los guías de la red.

  Por desgracia, esto no es una película de Hollywood y un infiltrado en las juventudes libertarias de Valencia, delata a los grupos de la ciudad del Turia que estaban distribuyendo los folletos, el resultado 32 detenidos, 10 de ellos condenados a muerte, de los cuales 7 verán conmutada la sentencia. Ángel Tarín, Enrique Goig y Enrique Escobar no tendrán tanta suerte y serán ejecutados, acusados de atentado a la seguridad del estado, alta traición y espionaje, según la justicia franquista.

Este es la octavilla escrita por Ponzán y repartida por su grupo.
 

Fuentes: La red de evasión del grupo Ponzán (Antonio Téllez).
 

03 de Feb 2015
Imanol

Martín Arnal Mur. Fotografía de su documentación de la UNE. 

  Durante los últimos años, la televisión nos ha acostumbrado a las terribles imágenes de campos de refugiados, de miles de personas huyendo de desastres naturales, pero sobre todo, huyendo de las guerras. Estas imágenes hace tiempo que parece que dejaron de asombrarnos, y sea por simple repetición, o por la lejanía con que las tratamos, ya no nos afectan. Si echamos la vista un poco más atrás en la historia, a cuando las imágenes eran en blanco y negro, resulta que si nos paramos a mirar, en una de esas retiradas, en algunos de esos atestados campos de ¿refugiad@s?, aún podemos distinguir la cara de alguna persona que no nos es desconocida, algún familiar hace tiempo olvidado, porqué resulta, que en los primeros meses de 1939, esa masa de desposeíd@s, de derrotad@s, éramos nosotr@s mism@s.
 

Los perdedores de todas las guerras, amontonados tras funcionarios
     armados. Pocos meses después, Francia se sumó a la derrota.

  Para que no resulte todo muy impersonal, me centraré en un caso particular, hubo algo más de 500.000 casos particulares, pero me quedo con el de Martín, primero por la amistad que nos une, y segundo, porqué desde que tengo la suerte de conocerlo, siempre me ha parecido un ejemplo a seguir.
  Martín nace en el pueblecito oscense de Angüés el 12 de noviembre de 1921, desde muy joven se dedica a las labores del campo y también desde entonces, forma parte de las Juventudes Libertarias y de la CNT. La llegada de la guerra civil lo sorprende sin la edad suficiente como para que pueda participar en los combates, pero donde si participa, y de forma entusiasta es en la colectivización de las tierras y los bienes, llevada a cabo tanto en su pueblo como en otros tantos por tierras de Aragón. Por desgracia, todo esto acaba de forma radical entre el 12 y el 13 de agosto de 1937, con la ocupación del pueblo, la detención de varios colectivistas y el asalto y expolio de varios locales libertarios y de la colectividad por parte de la 134 Brigada Mixta de la 31 División, unidad de reserva al mando de Antonio Escoda Xatruch. Parece ser que eran más peligrosos esos colectivistas que las cercanas tropas facciosas para los esbirros de Stalin.
  A finales de enero del 39, encontramos a Martín cruzando la frontera, rodeado de otra mucha gente, ya lo han perdido casi todo, saben lo que dejan atrás y que por delante, ahora solo van a haber dudas y dificultades, aún así, mantienen esa ironía tan del terruño mientras cantan “Allez, allez, reculez, allez, allez, reculez, que tienes que andar a pie, desde Cervera a Argèles”.
 

             Campo de ¿refugiados? de Argelès sur Mer.

  Tras algunos breves trabajos en el país vecino, acaba en el infame campo de Argelès, y le damos la palabra para que lo explique en primera persona: En Argelès, recibíamos mal trato, mala comida, y como colchón, la arena del mar. Si íbamos a beber al grifo el agua salada nos ocasionaba dolor de vientre, unos cólicos que te arrancaban las tripas. Mayormente los niños sufrían de disentería, lo que les ocasionaba graves enfermedades y muchas pérdidas de vidas. Como servicios había unas letrinas mal protegidas de la intimidad; cuando nos apretaba el mal de vientre se creaba una enorme cola de gente ante las puertas; había que subir unas escaleras de tabla; en lo que a mi me concierne, muchos días cuando subía la escalera ya llegaba tarde.
 

              Fotografía de Centelles...sin comentarios.

  Tengo que decir, que el escuchar a Martín cuando se pone a contarte sus cosas es una de las experiencias más emotivas de las que te pueden pasar, cuando hay que repartir, ya sean alabanzas, ya sean insultos, hay para toda aquella persona que se los merezca,  en esto no hay ideología, vuelvo a darle la palabra: Cuando pasamos a Francia, tod@s éramos refugiad@s, pero no te creas que éramos iguales, estaban l@s refugiad@s de primera, que rápidamente fueron pasando a México, la URSS y otros países, eran esos nombres conocidos de partidos, sindicatos, militares de graduación… Después estaban l@s de segunda, que aunque se quedaron en Francia, fueron ayudad@s por sus respectivas organizaciones, fueron acogidos en pisos o casas particulares…y después estábamos l@s demás, l@s de tercera, todos los que fuimos a parar a los campos, la gran mayoría…
 

Grupo de guías de la UNE, Martín es el primero por la izquierda de pie.
              Cruzando el Pirineo, otoño de 1944.

  La guerra mundial cambia los planes para la mayoría de refugiados españoles, desde 1942, Martín forma parte de la resistencia antinazi, primero en un grupo con amigos y conocidos y después en el 11 Grupo FFI en la zona de Gaillac-Salvagnac. Posteriormente pasa ya a la 7ª Brigada de Guerrilleros Españoles. Una vez liberado el sur de Francia de la presencia alemana, la mayoría de los guerrilleros que forman parte de la UNE (de mando comunista pero que aglutina también a socialistas, republicanos varios y anarquistas) pone sus ojos en España. Pronto empiezan a mandarse grupos y a prepararse lo que serán las invasiones de octubre de 1944. Martín forma parte de uno de los equipos de guías, el suyo está formado por 3 cenetistas, un comunista y un socialista. Su zona, el Pirineo central, con pasos por Bielsa, Urdiceto o Chistau. Pasó tanto en misiones de reconocimiento, como guiando una de las brigadas que tomaron parte en las invasiones pirenaicas, o pasando informaciones de ida y vuelta por la frontera. El 3 de marzo de 1945, se da de baja de las FFI-GE, no por ello abandonando la lucha antifranquista, pero continuándola ya en la reconstrucción de la organización confederal. Cedemos la palabra de nuevo a nuestro protagonista para cerrar este capítulo: Cuando de nuevo me integré a la vida civil, después de haberlo arriesgado todo, Francia no nos dio ninguna gratitud, mi madre, cuando me vio llegar a casa dijo: “Hijo me devuelves tu vida sin esperarlo, pero no traes ni camisa”.
 
Fuentes: Memorias de un anarquista de Angüés. (Martín Arnal) y entrevistas personales.

20 de Oct 2014
Imanol

El guerrillero, el hermano mayor que alimenta a los demás.

  Dado que el texto original es insuperable, me dedico simplemente a copiarlo, así que cedo la palabra (y la letra) a Avel.lí Artís-Gener.

  Hoy me he dedicado al exterminio de mis hermanos de sangre, piojos, pulgas y ladillas. Sangre de mi sangre, vida de mi vida, se alimentan de lo poco que me queda, comparten mi difícil de reponer jugo vital en una trasfusión no consultada. He efectuado una extensa acción fraticida. He empezado por las ladillas. Se requiere una sencilla puesta en escena: Un frasco de alcohol de 96º y unas hojas de papel de periódico. Del papel puede prescindirse perfectamente y su uso se constriñe a la simple curiosidad. Bueno, hay que armarse de valor y verter el alcohol por el pubis, escroto y zonas aledañas. Arde como doscientos cincuenta mil diablos, esa es la verdad escueta, pero hay que aguantarse. Cuando se ha evaporado el alcohol, se procede a la segunda operación, menos dolorosa, pero si más sucia: hay que rascar con las uñas toda la zona. Se recomienda hacerlo de cuclillas sobre el periódico previamente extendido debajo. Parece una nevada. Los bichos caen a millares y uno se maravilla del elevado número de huéspedes que tenía a toda pensión. Forman un impresionante cono de cadáveres blanquecinos, semejante al montoncito de la parte inferior de un reloj de arena. Ya es sabido que las ladillas son de la familia de los piojos, digamos unos piojos altamente especializados. Sólo en casos excepcionales de superpoblación (de verdadera explosión demográfica) abandonan el área original y se instalan en tierras vírgenes de los sobacos o las cejas (éste era mi caso). Envolví el cerro de bichos y no supe que hacer con él. Finalmente escarbé la tierra y los sepulté, cobijados en su periodístico ataúd.
 

La ladilla, el siguiente de los hermanos y huésped incómodo.

  Luego me dedique a sus parientes, los piojos-piojos. ¡Que increíble colonia! Éstos viven en la cabeza (es curioso su enorme sentido de demarcación, el respeto que sienten por las zonas ajenas) y en los pliegues de la ropa. Los abandonan a la hora del almuerzo, llenan la tripa, y regresan a ellos para digerir el ágape. Empecé por la camiseta y descubrí que los mayores núcleos de población residían en los dobladillos del cuello, brazos y parte inferior. Con mi pequeña navaja deshice la primera bastilla –léase bastilla como núcleo fortificado- y allí encontré  una tremenda multitud de padres, madres, hijos, larvas y huevos. Quemé la camiseta, incapaz de limpiar la zona por métodos más suaves. En la camisa y los calzoncillos moraban colonias más restringidas y también acabé con ellas por medio del fuego, si bien más lento y refinado: herví ambas prendas en una ex lata de petróleo, agitándolas con un palo durante el largo hervor que, presumiblemente, asfixiaba a  padres, madres, hijos, semihijos y fetos. A los de la cabeza los acabé mediante el mismo sistema aplicado a las ladillas, previa una buena rapada al cero.
 

      El piojo, otro familiar numeroso y desagradable.

  Las pulgas me hicieron saborear el fracaso. Son, sin lugar a dudas, mucho más listas que el hombre a cuyas expensas viven. Y poseen una formidable arma de combate, el salto, arma más bien desleal, porque entraña buena dosis de cobardía. Brincan a una distancia (proporcional, claro está) capaz de matar de envidia a un robusto canguro, por no decir a la mejor langosta de una plaga. Su fuerza y su poder para la “struggle for live” corren parejas con el salto y la vivacidad. Advierten el peligro, notifícanselo rápidamente, y se alejan  de él a volatines. Es mejor no matarlas. Esta decisión es el paliativo del fracaso. Es mejor no matarlas porque está demostrado que cuando matas una (como las moscas de Rusinyol),  vienen otras quinientas al entierro y se quedan a vivir aquí.
 

  La pulga, el hermano más inquieto y menos colaborador.

  Esta noche he dormido a pierna suelta, libre de realquilados. ¿Podré decir lo mismo mañana? Tengo mis dudas. Sospecho que ese mundo de pulgas que ayer ahuyenté están por ahí atrincheradas, a la espera de una distracción mía para recuperar el terreno perdido. ¿No serán fachas?
 
Fuente: La diáspora republicana. (Avel.lí Artís-Gener).  
 

25 de Ago 2014
Imanol

       Paquetaires con esquíes, en las cercanías de Andorra.

  La tierra de las mil sendas, entre montañas nevadas…caminos…senderos que llevan gente,  que recorren fugitiv@s, maquis, contrabandistas, civilones y sobre todo, l@s paisan@s del país…esta historia es una más de aquella difícil época de miserias, hambres y sobre todo miedos.
  Como es norma habitual en estas cuitas, empezamos en silencio absoluto, agazapados en una revuelta del sendero hasta que pasen nuestros protagonistas, Manel de Maçaners y el Ramón. Son dos “paquetaires” habituales, o contrabandistas, podéis llamarles de la manera que más os guste, vienen de Andorra, cargados de tabaco, medias de seda y unas aspirinas, que según la gente, no afectaban al estómago. Se dirigen al Berguedà, así que procuraremos seguirlos usando el mismo sigilo que ellos gastan. Vamos superando las dificultades del camino, atrás quedaron las crecidas aguas del Segre y los tremendos desniveles de la sierra del Cadí que hemos atravesado por el pas dels gosolans. Ahora descendemos hacia el pueblecito de Gosol, que hay que rodear bien entrada la noche, pero hoy, nuestros paqueteros han llegado pronto, y saltándose sus normas no escritas de seguridad, por la razón que sea, no han esperado. No tardarán en ser delatados e interceptados por la patrulla, al famoso grito de “alto a la guardia civil”…ahora toca correr, y siguiendo el ejemplo de Ramón y Manel, unos correremos barranco abajo mientras los otros corren vertiente arriba, así tratamos de dividir a la pareja y que no nos cojan a todos. Los civilones, que no les gusta mucho cansarse, se deciden a perseguir a Ramón, que es quien ha ido barranco abajo, y cuando ven que no van a poder atraparle le disparan hiriéndole en un brazo, entre el impacto y el cansancio, este se decide a jugar su última carta, tirar el paquete, pues muchas veces los civiles se contentan con la mercancía.
 

        La eterna partida entre perseguidores y perseguidos.

  Parece que ha habido suerte, los guardias han desaparecido y el  Ramón se dirige a la cueva de Torrensenta a descansar y curarse. Ha perdido mucha sangre, así que con las primeras luces, se dirige hacia el pont Cabradís y poco a poco hacia su destino en Berga. La debilidad puede con él y para cuando se da cuenta yace exhausto en el suelo.
  Cuando de nuevo consigue abrir los ojos, se encuentra en una cama, su herida limpia y vendada y a su alrededor una mujer y unos cuantos hombres. Las caras son amistosas, pero tampoco ocultan las armas, así que observando un poco más concienzudamente, pronto reconoce algún rostro, aunque no es difícil, tratándose de gente muy conocida en el Berguedà. Lo ha rescatado y curado la partida del “Massana”, lo encontró uno de sus hombres mientras hacía una ronda de guardia, y fueron rápidamente a por él. Normalmente, los que transitan estos raros caminos y más si vienen heridos de bala, no acostumbran a dar problemas, todo lo contrario, además, Massana también es de Berga, ha sido paquetaire y se conocen.
 

 Restos del aislado y abandonado pueblecito de Butner o Bonner.

  Ramón pasa una semana en Butner, recuperándose de sus heridas y como es de bien nacido, el ser agradecido, el siguiente viaje a Andorra, lo hace solo, y su cargamento, consistirá sobre todo en comida y licores con los que volverá a Butner, para recompensar a la masovera del lugar y a sus peculiares visitantes. Desde entonces y durante unos años, el Ramón en alguno de sus viajes, no solo pasará contrabando, sino que a veces trae pequeños paquetes o notas, que acostumbra a dejar en el cementerio, en el panteón de la familia Bassacs, que es una estafeta del maquis libertario catalán.
  La partida de Massana, estuvo en activo hasta 1951, la del Quico, hasta 1960 y otro tocayo suyo, Ramón Vila consiguió mantener la lucha en activo hasta 1963… tras esta fecha, la guerrilla desapareció de la tierra de las mil sendas, pero si te agazapabas en completo silencio en alguna revuelta del camino, aún hubo unos años en los que podías ver pasar a Ramón, a veces con Manel de Maçaners, otras veces solo, acarreando enormes paquetes con mercancía andorrana.

     Massana y "Talla-ventres", en Toulouse durante 1947.

 
Fuentes: Hores de lluna. (Ramón Guitó i Pons) y http://pirineosenguerra.blogspot.com.es/

 

.

28 de Mar 2014
Imanol


                José Moreno Salazar "Quincallero".

  Para la normal actuación de las guerrillas, tanto en la sierra como en la ciudad, estas necesitaban de una tupida red de enlaces o colaborador@s, eran los ojos y los oídos de los guerrilleros, quienes se encargaban de conseguir alimentos, ropas, información, medicinas, para posteriormente y sin levantar sospechas, hacerlas llegar a los grupos.
  Dentro del heterogéneo abanico de gentes dedicadas a ayudar a los guerrilleros, destacaban familiares y amig@s de los huidos, pero también aparecen en la lista, curas, militares, gentes de dinero, e incluso algún guardia civil, como aquel que solía pasar munición de vez en cuando al guerrillero gallego “Curuxás”.
  José Moreno Salazar “Quincallero”, era enlace de la partida de “los Jubiles”, oriundos del cordobés pueblo de Bujalance. En julio del 40, contando 17 años, tras un buen golpe, vuelve hacia el pueblo con su mula cargada de comida, escondida bajo una carga de leña, para repartir entre las familias de los huidos. Tiene suerte, diluvia, lo que hará que los guardias estén a resguardo, de repente descubre a dos chiquillas empapadas, llorando. Son sus hermanas. Los civilones están en casa, esperándolo. Esconde la carga en un trigal y con un nudo en el estómago se dirige hacia el hogar. Según entra es detenido y José, que finge sorpresa, es registrado al igual que la mula y el camino por el que ha llegado. ¿Cómo puede ser? se preguntan los guardias sin encontrar nada echando miradas furiosas. Junto a su hermano son llevados al bar, donde varios oficiales comen y beben hasta ponerse borrachos, momento adecuado para ir al cuartel y empezar el interrogatorio.

 Los rostros de los torturadores, pudieron ser estos, quizás otros similares.

  Allí empiezan los golpes, las preguntas y ante la falta de respuestas, mas golpes, después vergajazos porque a los guardias, ya les duelen las manos. Lo llevan a las cuadras, donde encuentra a su madre atada y a su hermano siendo golpeado hasta llegar la inconsciencia, encargada de acabar con el dolor. La madre desesperada, escupe, insulta, buscando soltarse, a la defensa de sus hijos, la apalean de vez en cuando para intentar que se calle. Pasa la noche y comienza el día, todo sigue igual, bueno, quizás duela menos porque se va acostumbrando, lo que le duele más es ver así a su madre y hermano.
 

  Recorte de prensa sobre la matanza del cortijo "Mojapies".

  Traen una testigo, a la madre de Manuel, también amoratada por los golpes, que cuando ve a José se derrumba –Perdóname, lo he contado todo, me han pegado mucho- José reacciona rápido, - ¿De que habla usted?, yo no la conozco de nada. Siguen los golpes, vuelve la grata inconsciencia, cuando abre los ojos, junto a él en el suelo, madre y hermano están extenuados de tantos golpes recibidos, un poco mas allá, los guardias, también extenuados, pero de tantos golpes dados.
  Como muchos de los enlaces, “Quincallero” acabará uniéndose a la partida guerrillera a la que ayudaba, siendo además, el único que consiguió salir con vida tras la matanza del cortijo “Mojapies”, otros muchos mas, acabaron en las ya masificadas cárceles de Franco.
 

José Moreno junto al cortijo "Mojapies", donde resultó herido y detenido.
       Allí murieron el 6 de enero de 1944
seis de sus compañeros.

 
Fuente: El guerrillero que no pudo bailar (José Moreno Salazar)

23 de Oct 2013
Imanol

        José Manuel Montorio "Chaval"

  Poco a poco, el año 49 va llegando a su fin, para la guerrilla, ha sido un año intenso, pero que ha llenado montes y ciudades de sangre guerrillera.Hoy, juntaremos nuestros pasos a los del grupo dirigido por “Chaval”, o José Manuel Montorio, encuadrado en el 11º sector de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón, conocida popularmente como AGLA.
 Nos encontramos a finales de noviembre, con un gran despliegue por parte de la guardia civil y con las últimas zonas de actuación bastante quemadas, por lo que la dirección del sector propone la búsqueda de una nueva zona guerrillera. Primero, se manda un grupito de tres hombres, naturales del lugar, para ver como están las cosas, movimientos y número de la guardia civil, receptividad campesina, existencia de bosques y terrenos abruptos donde ocultarse. Días después, los enviados regresan con buenas noticias, han conseguido alguna casa de suministro y ni rastro de los civilones.


Hambre y frío, eternos compañeros de camino.

 El grupo, formado por “Chaval” y otros ocho guerrilleros, abandona las tierras de Cuenca, para internarse en la región levantina, por la zona de Cofrentes con destino a la sierra de Enguera, llegando a las proximidades de un caserío, del que dependen media docena de casas diseminadas por tierras próximas. Según el propio testimonio de “Chaval”, la miseria saldría huyendo de allí si tuviera patas.
 Guiados por “Moreno” y “Ventura”, el grupo se queda apostado vigilando los movimientos de la casa y por la noche, los guías bajan haciéndose pasar por tratantes de ganado. Un rato mas tarde, “Ventura” regresa en busca del resto del grupo para comunicar que no hay problema, aunque hay que esperar un rato hasta que acuesten a los niños, para poder bajar.

                   Parte de acciones del AGLA, primavera del 48.

 Tras el siguiente aviso, el grupo se desliza en ese silencio del que a veces le va la vida en ello, hasta la puerta del corral contiguo, para pasar poco después a la cocina donde les espera la familia. El recibimiento es bueno, y de nuevo en palabras de “Chaval”, al poco tiempo de estar hablando con el matrimonio ya éramos viejos amigos. Las conversaciones fueron derivando de las cosas típicas del campo, a los robos de la fiscalía de tasas o el cupo forzoso para los campesinos. Por su parte los guerrilleros leyeron unos artículos de “Mundo Obrero” relacionados con el campo y la republica. De pronto, a la mujer de la casa, le da un calentón y empieza a echar pestes contra el alcalde, la falange y todo el pervertido sistema en el que se desarrollaba la vida durante aquellos duros años. Los guerrilleros no la interrumpen, la observan y le dejan hablar hasta que se tranquiliza, para después comentarle que es un peligro decir todas esas cosas en presencia de unos desconocidos, pues por los montes también circulan las famosas contrapartidas, o lo que es lo mismo, guardias civiles disfrazados de maquis, con la intención de ir descubriendo puntos de apoyo, enlaces o simplemente desprestigiar al movimiento guerrillero.
 La mujer sonríe, y tocándose la punta de la nariz, comenta: tenéis un “perfume especial” a ropa sudada, a humo, agrio, y un bronceado que no es solo del sol, sino de dormir a la intemperie y esto “os descubre a la legua”.
 

                    Octavilla distribuida por la agrupación.
 
Fuentes: Cordillera Ibérica (José Manuel Montorio)

04 de Ago 2013
Imanol

 Dibujo del Tartás realizado por el guerrillero Domenec Ibars, de esta base
                     salieron muchos de los libros caminadores.

 Tres años dicen que duró esta guerra, y aún así, dos décadas después, seguían volando torres de conducción eléctrica y muriendo personas, que continuaban luchando en aquella contienda.
 Nuestros protagonistas son Jesús Martínez Maluenda “el Maño” y Ramón Vila Capdevila “Passos llargs”, guías y guerrilleros confederales que actuaban en la región catalana. Pero nuestra anécdota de hoy no habla de sabotajes ni de tiroteos, sino de la sana costumbre que tenían al regresar a Francia, una vez concluidas sus misiones y que consistía en el intencionado abandono de libros prohibidos en aquella España de “la cruz y la espada”, junto a caminos, carreteras o a alguna población.
 Lo curioso es que aquellos libros tenían a su vez la sana costumbre de querer viajar, ya fuera en manos de los guerrilleros, de campesin@s, o incluso de la guardia civil, pues uno de ellos llegó a una familia de agricultores por medio de un número de la benemérita, quien ya fuera por miedo o váyase a saber porqué, acabó entregándolo en aquella casa de “izquierdas”. Por supuesto todos aquellos libros viajeros venían con los sellos franceses de la organización, provocando a la vez tanto sonrisas y admiración, como miradas asustadas alrededor y uniéndose a futuras corrientes como el “lee y pásalo”.
 

            

Jesús Martínez "el Maño" y Ramón Vila, en sus mochilas recorrían los libros
                      caminadores la primera parte del camino.

 

 Entre la curiosa estirpe de libros caminadores podían encontrarse ejemplares de “La madre” de Gorki o “La bestia humana” de Zola, aunque parece ser que el que mas caminó por su cuenta fue un ejemplar de “Mauthausen”, escrito por un compañero de nuestros protagonistas y que citaba el nombre y el pueblo de muchos de los españoles muertos en tan siniestro lugar. Parece ser que este libro cruzó la frontera en la mochila del “Maño” tras salir de la base del “Tartás”, que era el lugar de partida de los grupos de acción libertarios situada en La Cerdaña francesa, atravesó el Llobregat y acabó siendo depositado junto a un centenar de cestos con carbón entre los municipios de La Nou y Vilada. No pareciéndole suficiente el trayecto recorrido junto al guía aragonés, probó los zurrones de pastores y hasta los paquetes de los contrabandistas, pasó Manresa siguiendo camino hacia el Mediterráneo, hasta que descubrió el sitio al que realmente quería llegar, que no era otro que una masía entre Sant Vicent de Castellet y el Pont de Vilomara, donde llevaban varios años buscando información sobre un hermano desaparecido de la mujer de la casa, y allí, entre sus cansadas páginas, llevaba la desgraciada noticia que tenía que entregar a aquella familia, pero que por lo menos les permitió dejar de buscar.
 Unos meses después la trayectoria de este libro le fue referida a Ramón Vila, cuando entró en dicha casa, aparte del agradecimiento por saber de una vez donde descansaban los restos del familiar.
 Aún tendrían que pasar mucha gente, de ida o de vuelta, varios libros mas y tumbar unas cuantas torres, para que el silencio llegara definitivamente a aquellos rincones del Pirineo.
 

  Campo de concentración de Mauthausen, los españoles antifascistas saludan a
las fuerzas libertadoras. Este fue el origen de uno de nuestros libros protagonistas.

 
 
Fuente: L´ombra del maquis (Jaume Serra Fontelles)

18 de Jun 2013
Imanol

 

      El Guerrillero, órgano del ejercito guerrillero de Galicia.   (25-3.1947)

  Hoy nuestras mochilas van a llevar peso extra, pues a nuestro deambular guerrillero, le vamos a añadir lo que nos han dado “los pesaos” de la sección de propaganda, quienes están convencidos, de que hay que luchar contra la imagen de bandoleros y atracadores que se da contra la guerrilla desde los portavoces del fascio.
  Aquí, como en botica, hay para todos los gustos, desde bandos escritos a mano con peculiares dibujos como los que manda “el Carbonero” en verano del 41, a folletos o periódicos tirados en multicopista. De estos, ya mas profesionales, los primeros en sacar su pequeño periódico (de 5 ó 6 hojas a doble página) son los miembros de la federación de guerrillas León Galicia, publicando el número 1 el 1º de abril del 43 titulado “el Guerrillero”, que va a servir de ejemplo a la mayoría de agrupaciones guerrilleras.


             El Guerrillero, órgano de la Federación de guerrillas             
                          León-Galicia. (Septiembre 1944)

  Hay agrupaciones que llevan su pequeña multicopista portátil, como lo hace “Severo Eubel de la Paz” con la que tiran cantidad de panfletos y las publicaciones “Uníos” y “el Guerrillero Carpetano” y otras que prefieren no pasearla como en el caso del AGLA, que mantiene una en Valencia hasta que es descubierta y otra en uno de sus sectores guerrilleros.
  También encontramos a los que bajan mochilas llenas de propaganda desde Francia y para repartirla tienen que echarle imaginación, pongamos por ejemplo un buen taco de octavillas, primero se humedecen y después se colocan sobre techos de taxis o tranvías y según se van secando se van esparciendo con el movimiento de los vehículos. Aunque el puto amo para esto es Quico Sabaté, quien consigue que le modifiquen un mortero, para que en vez de disparar proyectiles, dispare tacos de panfletos, así que desde terrazas o descampados va bombardeando Barcelona.

El Combate, órgano de los Grupos Anarco-Sindicalistas.   (Octubre 1955)

  Todo esto cuando nos referimos a propaganda escrita, con la oral tenemos un problema, solo disponemos de “Radio Pirenaica” y como emite desde Moscú o Bucarest, nuestras acciones les llegan tarde y sin frecuencia, así que nos buscamos el público de otra manera, ocupamos un pueblo, juntamos a la gente y les damos una charla, de paso aprovechamos para desarmar a los somatenes y requisarles algo a los falangistas.
  A veces colocamos banderas (también como en botica, unos las colocan del partido, otros, del sindicato y otros, republicanas), según la mala ostia que lleves ese día, puedes colocarle una carga explosiva escondida y cuando vengan a quitar la bandera…

          Estudios de Radio España Independiente "la Pirenaica".  
                 En funcionamiento desde 1941 hasta 1977.                                    

  Para terminar hemos dejado los “métodos sutiles”, sabemos que desde el régimen nunca se habla de la guerrilla, ya que desde el 39 reina la “paz de los cementerios” en este terruño y que cuando se habla es siempre con la intención de eliminar todo poso ideológico a las acciones realizadas, todo se soluciona con dos palabras: bandoleros y atracadores. Así que ante el total silencio informativo, cuando en el monte vuela una torre de alta tensión,  o quizás una central hidroeléctrica, o salten las vías del ferrocarril, puede que la gente desde el valle no oiga la explosión, lo que si notarán es que se ha vuelto a cortar la luz, que mañana igual no pueden llegar al taller y aunque nada digan, saben, que “los del monte”, esta noche han estado cerca.

Solidaridad Obrera, órgano de la Agrupación de cenetistas en unión nacional.
                                              (Octubre 1944)

 

El Guerrillero, órgano de la Agrupación Guerrillera de Levante. (Enero 1947)

         Bando realizado por la partida del Carbonero. (Julio 1941)

             Quico Sabaté, probando su mortero lanzador de propaganda.

07 de Abr 2013
Imanol

 

       Imprenta y arsenal incautados a Cerrada. LE PARISIEN libèrè 11-5-1949   

                                                                             
 Hoy vamos a concederle  protagonismo a un personaje peculiar, comprometido con la guerrilla, pero que no era guerrillero, comprometido con sus ideales, pero expulsado del movimiento libertario, pero siempre, con un característico estilo y que no es otro que Laureano Cerrada Santos.
  Nuestro hombre ya se distinguió durante la guerra por su gran dirección y organización del ferrocarril en tierras catalanas. Tras pasar al exilio como gran número de compatriotas y sufrir la pronta invasión de los alemanes, se puso manos a la obra en las labores de resistencia. Lo que sucedió, es que en vez de formar un grupo guerrillero, se especializó en el asalto de polvorines y arsenales alemanes, a la vez que empezaba con sus labores de falsificación, que en el futuro le proporcionarían grandes cantidades de dinero. Sus primeras falsificaciones fueron las cartillas de racionamiento y a partir de ahí se abrió un mundo nuevo en el que cabían cualquier tipo de documentos, monedas de varios países o billetes de lotería. Según fue creciendo su capital, se fue rodeando de compañeros y fue ampliando negocios, pues empezó a traficar con armas, todas las que necesitara la guerrilla, para la guerrilla, pero las de mayor calibre, robadas a los alemanes, o las recogidas tras la guerra, había que buscarles salida.
 También para la guerrilla, compró una masía junto a la frontera, en el término de Oceja, la base del Tartás, que durante varios años fue punto de salida y llegada de los grupos de acción, otra de sus sonadas adquisiciones fue la avioneta Norecrin con la que se intentó matar a Franco durante las regatas de La Concha en San Sebastián en septiembre del año 48. No fue este el único atentado preparado y financiado por Cerrada, pues antes ya había fracasado en otro intento de matar al dictador durante su visita a la cuenca minera del Berguedá.
   Si en algo destacó este hombre y su grupo fue en las labores de falsificación, pues de hecho se decía que circulaban por el mundo varios miles de personas con documentos falsos realizados por él. Como anécdota curiosa, comentar que tras la adquisición de unas nuevas máquinas para realizar las falsificaciones, se decidieron a probarlas de la mejor manera que podían, falsificando, y ya que estaban en Nimes, ciudad donde las habían adquirido y donde había gran afición por las corridas de toros, decidieron triplicar el número de entradas para una corrida que se desarrollaba en aquellas fechas. Cerrada y su compañero Luís Robla, alquilaron una habitación en un hotel en frente de la plaza, una con balcón, para poder disfrutar del espectáculo,  una hora antes se sacaron unas sillas y unos refrescos y se prepararon para la función. Pronto se empezó a ver que toda aquella gente no iba a caber en la plaza, tras los gritos llegaron los alborotos y después el tumulto, que acabó con la intervención de los gendarmes y la suspensión de la corrida. Mientras tanto dos personas reían a mandíbula batiente desde el balcón de su hotel y se felicitaban por la mercancía adquirida.
 Pues eso, puro estilo Cerrada.

 

    

             Laureano Cerrada                                          Luis Fernández Robla

Fuentes: Los atentados contra Franco (Elíseo Bayo) y Historia de un atentado aéreo contra el general Franco (Antonio Téllez)

 

  Artículo aparecido en La Vanguardia el 18-7-1951 sobre las actividades de Cerrada

11 de Feb 2013
Imanol

       Uno de los peculiares "bandos" del Carbonero.

  Nos encontramos en las calurosas tierras de Almería, allá por 1941, siguiendo los pasos de la partida del “Carbonero” y “el Espailla”. Ambos se han fugado hace cosa de un año del castillo de Cuevas de Almanzora, donde estaban presos esperando una mas que probable pena de muerte, acusados de dar pasaporte para el otro barrio a varios sacerdotes durante la guerra civil.
  La fuga, a la antigua usanza, primero un agujero bajo los barrotes de la ventana y atada a estos, una hilera de sabanas y mantas entrelazadas, después…la libertad… y la vida.
  Otra vez en 1941, tras muchos golpes efectuados, la partida ha crecido, pero en un día de calma, descubrimos a la banda en la placeta del Saliente, mientras beben y se lavan, juran y bromean, en la fuente junto al santuario, hasta que debido al escándalo, acaba saliendo Don Ginés, el cura. Como no es muy católico lo que ve, les corta el agua y se queda junto a la puerta. No tardan en arreciar los gritos de “curilla de pacotilla” o “cura de misas y hostias” y al final “recibirás noticias nuestras”.
  A los pocos días, le llega una carta a Don Ginés, “tráenos 12.000 pesetas tal día a tal barranco, o te reunimos con tu Dios”.
  Llega el día de la cita y armándose de valor, para allá que se va Don Ginés a reunirse con los guerrilleros, incluso llega con antelación y tiene que esperar. Al rato, llega “el Carbonero”, viene solo, o solo se le ve a él:
 _ ¿Traes las 12.000 pesetas?
 _No te las iba a traer aunque las tuviera, que no las tengo. Pero en vez de doce… te traigo seis…
  Don Ginés saca una pistola de uno de sus bolsillos y apunta al sorprendido guerrillero.
 _ Seis balas para metértelas entre ceja y ceja.
 _ ¡¡Joder con el cura!! y yo que pensaba que no servíais mas que para echar sermones y estar con las beatas.
_ Saca la pistola, no quiero matar a un indefenso.
  Tras un rato de tensa expectación, “el Carbonero” estalla en carcajadas, a la vez nerviosas y sorprendidas:
 _ Con la de gente que llevo asaltando por los caminos y resulta que el más valiente de todos tiene que ser el cura. No lleves preocupación, que no tienes que darme nada  y puedes quedar tranquilo, que no volveremos a molestarte.
   Ya mas calmados, los dos hombres charlan un rato y poco después se separan, quedando las cosas arregladas entre la partida y Don Ginés, que no sabemos si le tocó volver a sacar a pasear la pistola en alguna otra ocasión, pero si le tocó, no fue contra “el Carbonero”.
 
 
                                      En el cielo manda Dios,
                                      En España los obreros,
                                      Y en Granada y Almería,
                                      El Espailla y El Carbonero.
 
 

Fuentes: “El Carbonero” Vida y andanzas. (Damián Alonso Pedrosa)

 

                                                Santuario del Saliente
 

09 de Ene 2013
Imanol

Una vez mas, la realidad supera ampliamente a la ficción, ¿que de qué estoy hablando?, pues empezar diciendo, que los ingredientes de este coktail son, la columna Durruti, la liberación de París, la 9ª compañía del general Leclerc y el maquis libertario. ¿Como se come esto?

  Vamos poco a poco, volvamos al año 39, al exilio forzado de cientos de miles de españoles, entre ellos, la 26 división, antigua columna Durruti. Muchos de ellos son forzados a elegir entre ser alistados a la legión extranjera francesa, o ser devueltos a Franco, muchos se alistan al cuerpo africano.

  Demos un salto adelante, hasta agosto de 1944, cuando la 2ª división blindada del general Leclerc, despues de luchar en los frentes de África, y desembarcar en Normandía, con la 9ª compañía en cabeza, "la de los españoles", entra en la capital francesa, liberándola, y allí es donde se encuentran viejos compañeros de la columna Durruti, unos, a lomos de los blindados de Leclerc, otros, parapetados en las barricadas parisinas combatiendo junto a la resistencia.

  Una vez llegados a este punto, presentaremos a algunos de nuestros protagonistas, por parte de la 9ª, nos centraremos en el sargento Bullosa, y el oficial Miguel Campos, por parte de los maquisards, están Joaquín Blesa, Manuel Huet,, quien había sido encargado de la antena marítima de la red de evasión Ponzán, Liberto Ros y algunos mas.

Tras algunas reuniones, Campos les hace la siguiente proposición, si los guerrilleros le designan a media docena de compañeros, él se encarga de incorporarlos a la unidad, con el fin de recuperar el mayor número de armamento posible y esconderlo, o irlo enviando a la retaguardia. Así, que cuando la división se pone de nuevo en marcha, esta vez hacia los bosques de Alsacia, la 9ª tiene un blindado extra, al que bautizan como Kánguro y seis soldados nuevos, eso si, siempre colocados en retaguardia.

                                                                                                                                                                                                                                                                     Y así, durante ocho semanas, seis soldados clandestinos se dedican a recoger ametralladoras, fusiles ametralladores, armas cortas y sus respectivas municiones, y a irlas enterrando, o a enviarlas hacia París en vehículos cargados hasta los topes, de los que sabemos se hacen al menos tres envíos, mientras los oficiales miran "hacia otro lado".                       
                                        

A lo largo de los dos meses, alguna vez les toca entrar en combate, incluso una vez están a punto de ser mencionados para ser condecorados, lo que les hubiera ocasionado un buen embrollo, otra de las anécdotas es, que como llevan tantas armas almacenadas en el suelo del blindado, sus tripulantes tienen que asomar mas de medio cuerpo por encima del vehículo, lo que ocasiona comentarios del tipo "que valientes son estos españoles", y es que muchas veces, las apariencias engañan.

 

Miguel Campos

Como colofón,y tras la vuelta por parejas de los seis clandestinos a París, solo decir, que parte de las armas que quedan bajo la tutela d la CNT en el exilio, serán utilizadas por los grupos de acción, sobre todo en las calles de Barcelona durante los siguientes años.                                                                                                 

 

Fuentes: Republicanos españoles en la segunda guerra mundial (Pons Prades)                                                                                           
 

Manuel Huet "el murciano"

22 de Dic 2012
Imanol

 

Hoy seguimos las huellas de Marcelino Massana  Vancell Panxo o Gordo, guía y guerrillero confederal. Su zona principal de actuación es la montañosa comarca minera del Berguedá. Ahí es nada: antes de la revuelta de Asturias del ‘34, antes de la insurrección de Aragón y La Rioja del ‘33, antes incluso de Casas Viejas, también en 1933, el Berguedá ya había declarado el comunismo  libertario en febrero de 1932.

Tras la guerra, sale de la cárcel y vuelve al pueblo, donde la Guardia Civil le somete a constantes vejaciones. Se echa al monte en 1944. Al principio, junto al conocido contrabandista Borni, de Peguera pues Andorra y la frontera francesa quedan muy cerca. Conél aprende los pasos de montaña que usará después y consigue dinero para ir tirando. Tras unos meses, marcha a Francia, contacta con CNT y forma su primer grupo de guerrilla. Grupo que alterna con sus labores de guía para la organización.

Bromista de carácter. De buen comer y beber (pesa más de 100 kilos). Pese a su corpulencia, cuesta seguirlo por el monte. Además, es listo y cuidadoso: no sólo es el único de los dirigentes de guerrilla libertarios que no es detenido o abatido, sino que no pierde a ningún hombre durante los siete años de actuación guerrillera(1945-1951). Un caso único.Un nuevo capitán de la Guardia Civil llega al puesto de Berga, capital de la comarca. Entre sus misiones: acabar con la guerrilla.

Un día, en un café de la localidad se acerca a pagar lo que ha tomado. Entonces, el camarero dice que al capitán le han invitado. Sorprendido, pregunta quién. El dueño responde que un hombre robusto que acaba de irse; que decía llamarse Marcelino Massana y que le ha dicho que ya lo conoce usted. El oficial monta en cólera y jura y perjura que atrapará a aquel desvergonzado malhechor. No acaba aquí la cosa. La gente de las comarcas cercanas a Andorra tiene durante esos años la costumbre de escuchar Radio Andorra.

Al día siguiente de la invitación al capitán: sorpresa y risas entre los oyentes. No de todos, claro. El locutor dedica una canción al comandante de la Guardia Civil de Berga. Espérame en el cielo de Antonio Machín, de parte de un tal Massana.
 

 

Páginas

Imanol

Saludos a tod@s y bienvenid@s a este intento de investigación, difusión y discusión sobre la guerrilla antifranquista en general y la libertaria en particular. Invitaros a corregir, ampliar o rechazar las cosas que poco a poco se irán colgando, pues espero que con vuestra colaboración, podamos aprender y tratar de rescatar esta memoria olvidada y mal enterrada, para devolverla a la luz y a la vista de tod@s. Salud.