El 3 septiembre, de madrugada, la
calle Acuerdo, en el céntrico barrio
madrileño de Malasaña, despertó
sobresaltada por una explosión. Se
trataba de una bomba incendiaria,
potente y relativamente elaborada
(unos sprays atados a una gran lata
de gasolina provista de mecha), colocada
a la altura del número 8 de
la calle, ante el centro social okupado
Patio Maravillas.
El estallido originó un importante
incendio que afectó a la fachada del
edificio y al balcón de un vecino,
además de calcinar una cabina telefónica
que el centro social había habilitado
para realizar llamadas gratuitas
mediante tecnología IP. “Era
una infraestructura que utilizaban
numerosas personas del barrio, sobre
todo migrantes”, subrayan desde
el Patio Maravillas. “Apagamos
el fuego y, mientras tanto, algún vecino
llamó a los bomberos que fueron
los que terminaron de extinguir
el incendio”, explican los
miembros del centro social que se
encontraban en esos momentos en
el interior del edificio. “A nivel colectivo
se queda, claro, el susto tremendo
y el miedo que una situación
así mete a los vecinos y vecinas
de la calle”.
Dudosa reivindicación
“El problema es que no podemos sacar
conclusiones cerradas de lo sucedido”,
aclaran. “Es cierto que un
supuesto grupo se atribuyó el ataque
en una página de contrainformación
en la que puede publicar
cualquiera, pero también que no es
la primera vez que queman la cabina
del Patio (fue incendiada usando
un método más rudimentario hace
unos meses) y las veces anteriores
no hubo reivindicación de ningún tipo.
Por lo que no nos cerramos a
ninguna hipótesis y, sobre todo, no
queremos señalar sin pruebas”. Y es
que una de las peculiaridades de este
ataque ha sido su posterior reivindicación
por parte de un supuesto
grupo autodenominado Células de
Agitación y Ataque Anticapitalista
en un comunicado hecho público en
internet pero rápidamente eliminado
por la web donde fue publicado.
Una de las hipótesis manejadas dentro
de los movimientos sociales madrileños
apunta a la posibilidad de
un montaje policial. La aparición,
relativamente infrecuente, de comunicados
de autoría, y el empeño, en
este caso, en delimitar los entornos
políticos que podrían estar detrás,
despiertan recelos en los activistas
ante un probable desenlace represivo.
Desde el Patio creen que “ésta es
una de opción que entra dentro de
las posibles, pero no podemos cerrar
una conclusión al respecto”.
Para la asamblea de este centro social
okupado “lo único evidente es
que este ataque ha sido realizado
por alguien que quiere evitar que el
Patio haga política, o que quiere utilizar
el suceso para tensar las relaciones
entre el Patio y otros espacios
políticos de la ciudad. No van a
tener ningún éxito”, afirman.
Ahora, explican, “nos estamos
centrando en evitar que sucesos así
vuelvan a suceder. Además, insistimos
en que es inútil. A principios de
octubre celebraremos un Hackmeeting
y estamos seguros de que la cabina
estará lista para entonces”.
[Web del Patio Maravillas->http://www.patiomaravillas.net]
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