Iván Menéndez
Realizador del documental “Los colores del viento”
Los colores del viento

El documental cuenta la historia de Francine Marcelle, su cambio de la gran ciudad por la vida autosuficiente en el bosque de Muniellos.

, Redacción Asturies
04/06/13 · 12:31
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AUTOGESTIÓN. El documental se realizó sin recurrir a ayudas públicas.

“Vine aquí por respirar. No para huir, como han dicho algunos, sino para estar en esta bombona de oxígeno. Y porque es lo que más se acerca a lo que a mí me hace feliz” Así explica Francine, la protagonista del documental del realizador asturiano Iván Menéndez, las razones que le llevaron a instalarse en El Corralín, un antiguo pueblo situado en el bosque de Muniellos. “Piensan que todo el mundo tiene que ser igual, pero si observamos bien la tierra, pasan las estaciones, los años, y siempre es diferente. ¿Por qué tendríamos que salir nosotros todos del mismo molde? ¿Por qué hacer exactamente lo mismo, vivir como ellos quieren?”. Francine reconstruyó una casa a partir de los restos de cimientos que aún quedaban con la ayuda de los vecinos de la zona, y se quedó a vivir entre lobos, osos y el resto de fauna y flora autóctonas con las que comparte los páramos.
Iván Menéndez la conoció en 2009 y la grabó a través de las diferentes estaciones durante tres años, con la colaboración de los productores de Cerveza Caleya y Algamar. El documental fue estrenado en noviembre de 2012, durante el último Festival de Cine de Gijón.

DIAGONAL: ¿Cómo surgió la idea del documental?
IVÁN MENÉNDEZ: Yo estaba buscando una idea para hacer un documental que me llenara, que me emocionara y que pudiera transmitir con los escasos recursos con los que contaba. Tampoco quería depender de subvenciones para hacerlo, era una prueba para mí mism.
Tengo una especie de “Biblia” del realizador que dice que si no encuentras una historia que te emocione a 15 kilómetros a la redonda de tu lugar de origen, es mejor que te dediques a otra cosa.
Yo soy de Degaña, concejo al que pertenece El Corralín, así que pronto me enteré del caso de Francine y fuí a conocerla. No sabía qué le iba a proponer, ni lo que quería, pero sabía que había una historia potente. Empecé a hacerle un seguimiento, y ella se volcó totalmente con la historia.

D.A: ¿Se reflejan en el documental las razones de Francine para irse a vivir al Corralín?
I. M.: Si. Es básicamente la idea de salud, pero no sólo física sino también mental. Ella estaba pasando un momento difícil en Francia, pero eso sólo fue el detonante. A la gente le cuesta creerse que se fue para allí porque le faltaba aire, siempre buscan motivos personales. En aquel momento tuvo además un problema con su hija y eso provocó que saltase un resorte en su cabeza. Esto no aparece en el documental porque hubiese condicionado todo el resto de la historia, dándole una importancia que no tiene. Ella lo reflexionó mucho. Es muy organizada y metódica, aunque tenga un lado fantasioso. El hecho decisivo fue que ella quería hacerlo, y lo llevó a cabo cuando pasaron una serie de cosas en su vida que sirvieron como detonantes.

D.A: ¿Por qué crees que está teniendo tanto éxito?
I. M.:Tuve suerte, pero también tiene que ver con las estrategias que utilizamos. Cuando la gente se fue enterando de que ella había llegado al Corralín, intentaron entrevistarla, pero Francine prefirió esperar a que se estrenase el documental.

D.A: ¿Mantenéis buena relación tras finalizar el rodaje?
I. M.: Sí, muy buena. Somos amigos, ella me cuida mucho y es como una madre. Hemos compartido mucho tiempo y reflexiones, hay confianza entre nosotros.

D.A: ¿Qué opinión tienes de su forma de vida?
I. M.: La verdad es que yo no comparto la forma en que ella ha decidido vivir, pero si que siento que tengo muchas cosas que ver con Francine. Yo no me iría a vivir un pueblo como el Corralín, pero creo que comparto ciertos aspectos de su manera de vivir en mi vida en la ciudad. Traté de buscar paralelismos entre la forma de ser de Francine y la mía para poder transmitirlo mejor.
Respeto mucho lo que ha hecho, me parece envidiable. Ella se dio cuenta de que yo quería transmitir su historia para dar un ejemplo a la sociedad.

D.A: Hay una sensibilidad ecologista en “Los Colores del viento”, ¿no?
I. M.: Si. Con la historia de Francine se podían haber hecho muchas historias diferentes con distintos enfoques. Durante el montaje yo sabía que podía contarlo de otras maneras, pero al final fue pidiendo un camino por si sólo. La parte medioambiental está presente, pero de forma transversal.

D.A: ¿Dónde lo has presentado hasta ahora?
I. M.: El tema de la distribución es también un poco especial. Quería autogestionarla porque no quiero que otra gente haga lo que quiera con el material, que tengan acceso al montaje.
Por eso de momento lo hemos presentado en Centros sociales y casas de cultura. También buscamos sitios rurales que están un poco deprimidos o que tienen poca actividad para contribuir a dinamizarlos y aportar nuestro granito de arena. aj
Hasta ahora hemos estado en Cangas del Narcea, Villablino, Degaña e Ibias (en el cole, con los niños y los padres), y además en Uviéu y Xixón. Siempre que puedo intento que venga Francine a las proyecciones porque es más bonito.

D.A: ¿Qué le suele preguntar la gente después de la proyección?
I. M.: Les llama mucho la atención cómo una persona puede vivir allí, sin agua y sin luz, tan apartada de cualquier sitio habitado. También les sorprende la fauna, les resultan curiosas las imágenes de animales. Francine vive rodeada de lobos y osos, entre otras especies animales típicas del parque. Un día, a su llegada, se quedó a dormir con los paqutes en mitad del sendero, con la chaqueta de almohada en medio del bosque. No les tiene miedo, teme más a la gente, pero ve a los animales como sus vecinos.

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