¡Malditas!

El Colectivo Arias Montano organizó el I curso internacional de verano "Mujeres Malditas, Malditas Mujeres" en Alájar, sierra de Huelva. Esta es la crónica de una semana de charlas y actividades, que nos hicieron reflexionar sobre el papel de esas mujeres transgresoras a lo largo de la historia.

16/07/13 · 14:16

El aquelarre tuvo lugar bajo el impávido cielo estrellado de Alájar, en la sierra de Huelva, durante la semana del 8 al 13 de julio. Sabias, magas, artistas, brujas, hetairas, petardas y locas han sido convocadas y congregadas en torno a las hogueras del malditismo femenino, en unas jornadas del Colectivo Arias Montano, en colaboración con las Universidades de Huelva y Sevilla, el ayuntamiento del pueblo, la Diputación Provincial y la Junta de Andalucía: Mujeres malditas, malditas mujeres.

Invocadas fueron las malditas de la historia – o las historias de las malditas- para dar sentido y protección al conciliábulo: Rosalía de Castro y su versión más transgresora;  las beguinas, unas monjas poco usuales; algunas actrices italianas y españolas, barrocas, renacentistas y hasta del cine de no hace mucho; aquellas primeras locas sufragistas y las escritoras New Woman, unas histéricas, a saber, de bicicleta y pantalón. También despertaron el espíritu combativo de unas bandoleras que se negaron a la unificación italiana, la memoria de bailarinas que revolucionaron la danza, o de unas locas mujeres que se dedicaron al psicoanálisis, e incluso trajeron al presente a ilustres damas, como Maria Antonieta y sus problemas con la moda, Frida Khalo y su inescrutable arte y Raquel de Queiroz, escritora, brasileña y marginada para variar. No se quedaron olvidadas brujas, toffanas y envenenadoras seguidoras de la Gran Madre y la Naturaleza, las pecadoras fétidas de la literatura y las marranas judías que fueron amenazadas por la Inquisición. ¡Qué cosas! La Inquisición, libro en mano, también nos escondió que en la misma Biblia había unas cuantas malditas. El mito de Medea sublimó el orgasmo. Todo un elenco de pecadoras y transgresoras, desgraciadamente, olvidadas por la historiografía oficial.

Y ¿qué sería un pasado sin un presente? No todas las pensadas habían pasado a la historia, también hubo lugar para invitadas de honor actuales. Artistas vírgenes (y forradas) como Madonna y Lady Gaga, Pilar Albarracín, la sevillana que hace de la sangre una obra de arte, o la loca Alda Merini, una maldita escritora italiana, fueron algunas de las disipadas en vida invocadas para el evento. Sin olvidar, que para eso están de moda, las primaverales mujeres árabes de Marruecos y Egipto, luchadoras contemporáneas, que por romper, quieren romper hasta con el feminismo más occidental. Se habló de artistas rompedoras y degeneradas de museo y postal, se esgrimió en defensa del papel actual de la maternidad y de los cambios habidos tras nuestra nebulosa transición, y por supuesto y como no podía ser de otro modo, de esas musas malditas urbanas que pasan con facilidad de los márgenes a la radio fórmula.

Como buen concilio, contó este con libros malditos de conjuros y pócimas: “El enigma de Tina”, que nos conjuraba la historia de una actriz desaparecida durante la guerra civil; “Las bicicletas no son para El Cairo”, con sus relatos entrecruzados en la ciudad egipcia; las emociones poéticas de una prostituta barbuda en “La posesión del humo”;  e incluso una guía para matar a familiares y vecinos molestos, “Seductoras, encantadoras y gravemente perjudiciales para la salud”. ¿Pero qué serían los libros sin voces que le dieran cuerpo a conjuros y rituales? El cuentista cubano de voz engolada nos invitó a viajes más vitales que viales, las majas bailarinas rompieron con sus manos y piernas el éter caluroso del mediodía, una histérica psicodramática puso a las aprendices a teatralizar sus imágenes y a pensar con marionetas, un grupo de brujos de negro invocó un vasto “basta ya” frente a la violencia, y finalmente, unos principiantes que aún juegan al “Patio de mi casa” cerraron el festín final con canciones dulces a modo de postre.

Las brujas organizadoras, las novicias participantes y las sabias magas expertas, que deleitaron con sus conjuros, terminaron el aquelarre satisfechas de colaborar con la lucha por la hechicería de los buenos tratos, por los sortílegos de los feminismos (dicho en voz alta y con orgullo),  y en definitiva, por la magia de la igualdad y la libertad. Y así se quedo para la historia este I Curso Internacional de Verano de Mujeres Malditas, Malditas Mujeres. Ya sólo resta esperar para el segundo. 

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