La desbandá

Uno de los capítulos más terribles y olvidados de la Guerra Civil Española, el crimen sobre civiles en la carretera de Málaga-Almería, tuvo lugar en febrero de 1937.

31/03/13 · 15:02

Texto de Fernando Alcalde

En los primeros días del mes de febrero de 1937, Málaga estaba totalmente colapsada por la población civil que se había refugiado en la ciudad, huyendo del avance de las tropas sublevadas, de las provincias más occidentales de Andalucía. El golpe militar había triunfado en el Campo de Gibraltar y en la sierra gaditana. La propia Línea de la Concepción había sido tomada a sangre y fuego por las primeras tropas africanas, que habían llegado a la península. Sevilla había sido controlada por el sanguinario Queipo de Llano, expandiendo la sublevación hacia el sur con tropas al mando del comandante Castejón. El avance del general Varela, con la caída de Antequera. Todo ello supuso que hubiera muchos miles de refugiados en la ciudad de Málaga, siendo acogidos por los malagueños al límite de sus posibilidades, siendo así que hasta la propia catedral hubo de ser utilizada para acoger a tantos refugiados.

Todos ellos traían un bagaje de terribles informaciones sobre el comportamiento de las tropas sublevadas, siendo especialmente truculentas las que se tenían de las unidades africanas, que como motivación y derecho de conquista, sus jefes, dejaban actuar de forma que saquearan, mutilaran, violaran y ejecutaran a su libre albedrío. Siendo estos relatos los que conformaron un estado de terror colectivo al avance de estas fuerzas hacia Málaga.

Cuando se conoce en la ciudad la proximidad del ejército sublevado, precedido durante meses de continuos bombardeos de la aviación fascista, cuyo único objetivo estratégico alcanzado fueron los depósitos de combustible de CAMPSA, provocando sobretodo muertos y heridos en los barrios más populosos de la ciudad. Asimismo los barcos fascistas cañoneaban a placer la ciudad y toda la línea costera por la que las familias discurrían hacia Málaga evacuando Estepona, Marbella, etc. ante el avance de las tropas rebeldes.

Cuando los fascistas lanzan el gran ataque y el frente republicano se derrumba, una gran masa de población civil comienza su éxodo hacia el este, buscando el amparo de la zona republicana; ocasionando una situación realmente caótica en Málaga, que no tiene capacidad para acoger a tantas personas, que huyen de la represión explícitamente proclamada y difundida por el propio Queipo de Llano a través de Radio Sevilla.

Da comienzo a la terrible Desbandá de miles de personas (mujeres de todas las edades, niños y ancianos), que con lo que pueden transportar y con los medios (escasos) a su disposición, caminan en busca de su libertad, hacia tierras del levante: Motril y Almería, como lugares que consideran seguros y lejos del alcance de los fascistas.

Es un largo recorrido hecho a pie, básicamente; pero pronto comprendieron que éste no iba a ser ni tranquilo, ni seguro; pues desde el primer momento fueron hostigados por la aviación italiana, que los bombardea y ametralla a todo lo largo del recorrido, y por los barcos: Cervera, Canarias y Baleares, que hacen lo propio desde el mar. Practican con ellos un acto de lo más vesánico, pues no tienen la protección de aviones republicanos, ni de la marina republicana, por lo que fue una cacería sin riesgo la que realizaron sobre una población civil, que pretendía acogerse en la zona aún en manos de la república.

La carretera discurría frecuentemente tan cerca de la línea de costa, que muchos de los supervivientes recuerdan la situación de ver claramente a los artilleros de los barcos, cuando éstos cargaban las piezas para disparar sobre ellos. Las situaciones fueron terribles.

Aún les quedaba lo peor. Cuando llegaron al río Guadalfeo, que tenían que cruzar para llegar a Motril, primera parada casi segura que intuían en su éxodo; se encuentran con el puente destruido y el río muy crecido, debido a las lluvias de los días anteriores. Fueron muchas las personas que se dieron la vuelta de regreso, ante la imposibilidad de cruzar el río. De las personas que lo cruzaron, muchas de ellas fueron arrastradas por las aguas hacia el mar, pereciendo en el intento.

Muchos balances de víctimas hay sobre este terrible suceso, precedente del de Guernica, pero ¿quién puede concretar en una situación de movimiento de miles de personas, procedentes de tantos lugares, con destinos tan diversos y finales tan terribles, el número de fallecidos en el recorrido? Las miles de personas caídas a consecuencia de la metralla, el hambre, el agotamiento, arrastradas al mar por el Guadalfeo, se pierden en los miles de los que emprendieron este éxodo hacia Almería y que terminaron en los lugares más apartados de la geografía española y extranjera.

HOMENAJE:

Desde hace varios años republicanos y colectivos de memoria histórica homenajean a las víctimas de este terrible ataque a través de diversos actos en varias poblaciones. Marchas reivindicativas de algunos tramos del trayecto que recorrieron los represaliados, exposiciones, charlas o presentaciones son algunos de los actos que tienen lugar año tras año, habiendo sido el presente el más cargado de actividades y el que más difusión ha alcanzado.

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