Desde que fui al taller de Diana Pornoterrorista sobre eyaculación femenina el pasado 14 de Febrero, llevo toda la semana en plan mesías, anunciando la buena nueva: las mujeres tenemos próstata y muchas son capaces de echar un chorrazo, de forma natural o con algunas técnicas y un poco de práctica. Bueno, saberlo lo sabía. Alguna amiga me lo había comentado, y había curioseado "squirting" en alguna que otra página. Pero pensaba que era un rollo eso de ponerlo todo perdido y, conociéndome, dormir en un charquito por pereza.

Esa tarde parecía que iba a llover y mucho en Sevilla. Por todas partes y en todas direcciones. La pequeña sala contigua a Tramallol se llenó a rebosar, y Diana nos explicó pacientemente parte de su historia. Ella se corre a ríos de toda la vida. Pensaba, como muchas otras, que se meaba cada vez que lo hacía. Pero unas sábanas negras le hicieron dudar: aquello, que dejaba un cerco blanco, no era pis. Después de mucho investigar, y ver que todo lo que no servía para procrear era catalogado por la anatomofisiología como órganos “secundarios” o “accesorios”, se encontró con las glándulas de Skene. Que ya el nombre y la historia de su sanguinario descubridor son tema aparte. Son las responsables de fabricar ese líquido que, si no se expulsa de manera natural, se retroeyacula y se elimina por la uretra. Pero poca gente lo sabe. Ni siquiera las mujeres que eyaculan de manera habitual. Es un silencio incómodo que la ciencia perpetúa, en el que muchas mujeres se pierden, pensando que tienen un problema de solución quirúrgica. La sexualidad femenina siempre discreta, sin dar mucha lata. Si te tocas el clítoris mientras follas penes, mal, que molesta. Si te corres a chorros, fatal, no puede competirse con el lefazo masculino. La eyaculación femenina viene a decirnos que nos demos ese placer de incordiar un poquito, de hacernos visibles, y de entender nuestros cuerpos como son, no cómo deberían ser. Salgo de la sala encantada, me gusta la idea. Y me cabrea ser yo también la que no hace ruido no vaya a ser que…

Una hora y dos cervezas más tarde, la nave de Tramallol aguarda la perfomance. Va a eyacular salvajemente, follará con La Deny en el vivo y en el directo… hay expectación. Empieza a limpiar una mesa disculpándose por el “ataque de maruja” que le ha entrado y nos pide que nos sentemos. Mi miopía me deja intuir que se ha clavado agujas en las cejas y en el pecho, y ya está sangrando. Alguien pone cara rara, Diana le aclara que lo hace porque le apetece. Se mete una raya de sal y llora lágrimas y mocos mientras habla de los cuerpos que traspasan la frontera y son castigados por ello en México. Inevitable no pensar en Ceuta, tan cerca. Se quita los alfileres e imprime su propia sábana santa con la sangre de su rostro. Pero se le estropea el pie de micro, la música le salta sola en mitad de un poema… Es terrorista y “errorista”, según ella misma, cosa que yo personalmente agradezco. Hay espacio para la risa y mola. Nos hace escribir en un papel aquello que nos han llamado alguna vez, que nos ha dolido de verdad, precisamente por haber sobrepasado también alguna frontera: la del decoro, la moral... Ella se grapa en el cuerpo los papeles con los que se siente identificada: puta, bollera, perra, enferma… Y luego hace una pira con todos, que arden con la sangre de su copa menstrual, mientras ella y la Deny y todas las demás observamos como todo se quema y se convierte en cenizas. La venganza cura. Nos sanamos. Y nos quedamos por unos segundos tranquilas, asimilando. Alguien le pregunta que por qué no se ha corrido. Ella dice que se encuentra un poco molesta, es el primer día de regla, está dolorida… Ni falta que hace.