ARGENTINA: EL AUMENTO DE MADRES NIÑAS Y ADOLESCENTES HA DADO LUGAR A ESPACIOS COMO EL HOGAR NUESTRA FAMILIA
‘Adolescere’: criarse, estar creciendo, madurar

Es temprano. Katy y Lucía se despiertan. Entre bostezos y remoloneos, dan las últimas vueltas en sus sábanas de ositos y payasos. Katy es la primera en tomar la iniciativa; con una mano prepara la bolsita de tela azul y el delantal a cuadros de su hija Lucia. Y con la otra ordena las fotocopias del libro de matemáticas que deberá llevar a la escuela hoy en su mochila floreada.

01/02/11 · 7:55
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Foto: Lucia Baragli

Los 17 años de Katy transcurrieron
 desordenados: la niñez pasó
 volando y ahora tiene la obligación
 de comportarse como una mujer
adulta
y una madre responsable,
 mientras se las arregla como puede
con su adolescencia.

No hacen falta estadísticas, balances,
 ni grandes investigaciones para
reflejar la realidad que vemos todos los días en la calle. El aumento de los
 embarazos en niñas y adolescentes
,
 de entre 10 y 18 años, es evidente y
 no muestra indicios de retroceso. La
mayoría de los casos se dan en sectores
sociales de bajos recursos. La falta
 de información adecuada, la dificultad
 en el acceso a métodos de prevención,
la promiscuidad, las relaciones
 forzadas o el abuso por parte de
 personas cercanas –a menudo familiares–,
 hacen que la mayoría de estos
embarazos no sean planificados.
 Cargan mochilas difíciles de llevar.

En Argentina sólo el 47% de las adolescentes
embarazadas continúan
 con sus estudios
. Unos meses después
 del parto, otro 10% abandona. La Fundación Nuestra Familia trabaja
 junto a servicios zonales y locales
del Gobierno de la provincia de
 Buenos Aires, supervisados por el
Ministerio de Desarrollo Social.
 Nuestra Familia recibe a la madre
 con su hijo, allí donde la mayoría
 de ellas se ven obligadas a separarse
 de sus hijos que son asignados a hogares
 específicos para niños.

“La idea
es que las chicas no tengan que separarse
de sus hijos”, aclara Sergio
Richetti, director del hogar. Éste funciona
a puertas abiertas, las chicas
no tienen la obligación de quedarse y
pueden entrar y salir cuantas veces
quieran para divertirse, estudiar o
trabajar. “Destacamos que puedan
llegar a entender la importancia de
 sus estudios para que tengan algún
tipo de salida laboral”, comenta
 Richetti, pero el objetivo principal es
 volver a relacionar a las chicas con
 algún integrante de la familia
, ya sea
una tía, hermana o abuela, para que
 al salir del hogar tengan a quién recurrir.

También hacen hincapié en el
 fortalecimiento de los vínculos afectivos
 con sus hijos, para que puedan
asumir su presencia en la nueva vida
 y su rol como madres. Sin dejar afuera
la educación, como posibilidad de
reinsertarse laboralmente e ir armando
 su propio futuro fuera del hogar.
“Lo único que conocen es la calle,
 acá queremos que sepan que hay otra
 realidad, que pueden salir adelante y
tener su proyecto”, destaca Richetti.

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