ENSEÑANZA SECUNDARIA // LA NUEVA LEY GENERAL DE EDUCACIÓN SE DEBATE EN EL PARLAMENTO
La reforma educativa en Chile se topa con la oposición estudiantil

Han pasado dos años,
varios ministros, el
presupuesto ha crecido y
el Gobierno ha propuesto
la nueva Ley General de
Educación... pero los
estudiantes secundarios y
sus profesores siguen
mostrando su rechazo.

12/06/08 · 0:00
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AULAS VACÍAS. Durante todo el mes de mayo miles de estudiantes chilenos se han manifestado por la educación públic

La modificación de la Ley Orgánica
Constitucional de Enseñanza (LOCE)
estuvo en el centro del programa
que movilizó a los estudiantes
en todo el país durante varios meses
desde mayo de 2006. Unas movilizaciones
caracterizadas por la
toma de centros de secundaria por
los propios alumnos, con un masivo
apoyo del profesorado y de las familias,
y también por la fuerte represión
ejercida por la Policía.

Incluso la presidenta Bachelet tuvo
que reconocer que “la movilización
de los estudiantes secundarios
ha puesto la mirada de toda la sociedad
en la educación y sus desafíos”,
y reaccionó con una buena oferta,
algo más que simples palabras.
Esta oferta no paró las protestas, pero
sí empezó a romper la unidad entre
los estudiantes.

“Los secundarios llevaron a cabo
un sentir de repudio a las políticas
educacionales de la dictadura y de
la concertación. Es el mayor movimiento
en muchos años, ni el colegio
de profesores, ni los universitarios
fueron capaces de movilizarse
en estas magnitudes”, afirma Ignacio
Reyes Cayul, estudiante universitario
de pedagogía.

Nuevas tomas de liceos

Después de dos años, la lucha de
los secundarios sigue. Una generación
que demuestra su preocupación
por el futuro y ha entendido
que puede desempeñar un papel de
mayor protagonismo. Es lo que temen
los partidos. La horizontalidad
del movimiento y su madurez
cívica sorprendieron al país entero
y en particular a la clase dirigente
que no estaba preparada.

Los pingüinos [como son conocidos
los estudiantes de secundaria
en Chile] lograron romper algunos
de los esquemas de exclusión social
impuestos durante la dictadura y
que se mantuvieron durante los gobiernos
de la Concertación. Pero,
¿bastará esto para que las cosas
cambien de verdad? ¿A qué jugarán
ahora los partidos? ¿Será este 2008
de verdad el año de la educación?

El primer semestre está terminando
y las manifestaciones y los
detenidos de estos últimos meses
parecen repetir un guión ya visto:
masivas protestas y numerosas detenciones.
Entre el pasado 29 de mayo
y el 4 de junio, mientras se debatía
la nueva Ley en el Parlamento,
centenares de estudiantes fueron
detenidos. El paro de profesores del
día 4 fue seguido por el 90% de los
docentes, según los sindicatos.

En su última aparición pública el
mensaje presidencial del 21 de mayo,
la presidenta parecía preocuparse
más por la educación superior
que por los desafíos de la educación
básica y secundaria.

En su discurso la presidenta quiso
resaltar el gran esfuerzo empezado
el año pasado con “más de
7.600 millones de dólares a la educación”,
que permitieron realizar “el
mayor aumento que se haya hecho
en materia de subvención escolar”.
Sin embargo, los techos del liceo A-
45 de Lota, sarcásticamente llamado
“el colegio acuático”, todavía siguen
goteando como en abril de
2006. Al igual que otros liceos y centros
universitarios que han sido tomados
por estudiantes.

Bachelet está segura de que 2008
será el año del acuerdo en educación.
Sin embargo, y lo afirma ella
misma, la reforma será efectiva sólo
cuando “se incluyan también los
cambios en la institucionalidad que
permitan asegurar una educación
de calidad y un adecuado marco de
financiamiento”. Aquí está uno de
los escollos: ¿con lucro o sin lucro?
¿De verdad el actual Gobierno será
capaz de fortalecer una “educación
pública humanista y laica, robusta y
de calidad… principal fuente de cohesión
y de movilidad social”?

Los miembros del Observatorio
Chileno de Políticas Educativas son
escépticos. El acuerdo entre las dos
coaliciones sigue consagrando los
viejos pilares contra los cuales empezaron
las luchas: igualdad de trato
a la educación pública y privada
subvencionada, papel central del
sostenedor privado o del municipio,
selección de los alumnos desde
sexto de la educación básica,
responsabilidad de los padres en
garantizar la educación de sus hijos,
mientras el Estado sólo colabora
con esta labor paterna.

Entonces, ¿qué ha cambiado?
Para los estudiantes y los profesores,
poco o nada. El 21 de mayo,
esta vez de 2008, el discurso de la
presidenta recibió los aplausos de
los partidos pero la reacción de los
secundarios es otra: al día siguiente,
muchos liceos emblemáticos
amanecieron ocupados.

El acuerdo político se
olvida de los pingüinos

_ Cuando la presidenta
Bachelet, en su primera
aparición pública tras asumir
su cargo, afirmó que no
toleraría actos vandálicos,
daños a las cosas o personas,
nunca imaginó que sus
palabras pudieran provocar
una reacción tan decidida
por parte del estudiantado:
centenares de colegios
tomados en todas las regiones,
el apoyo de los padres
que llevaban comidas a los
hijos en toma, la solidaridad
de los profesores y el gran
aporte de universitarios.
A comienzos del 2007 los
estudiantes regresaron al
coro, para representar un
papel más secundario. Con
la presentación del Proyecto
de Ley que deroga la
vieja LOCE, el Gobierno
retomó la iniciativa abriendo
un gran debate, y la
oposición, que hasta ese
momento se quedó en un
segundo plano, volvió a ser
un actor más del escenario.
Así hubo tiempo para
un nuevo acuerdo entre las
dos coaliciones antes del
inicio de 2008, el «año de
la educación», según la
presidenta, aunque todavía
no se haya llegado al
acuerdo necesario para
aprobar la Ley General de
Educación. Los partidos
volvieron a ser los protagonistas.
«Una vez más
asistimos a un proceso
de reforma que nos
imponen desde arriba
sin un verdadero proceso
compartido», subraya
Cecilia Pizarro Varas,
profesora del liceo
comercial B-71.

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