FINANCIACIÓN UNIVERSITARIA // LAS HIPOTECAS YA NO SÓLO SON PARA LAS CASAS
Las becas-préstamo entran en escena

Máster académico de
iniciación investigadora,
de especialización, de
orientación profesional...
Gran parte de la
financiación de los
nuevos estudios de
postgrado recae sobre la
empresa y el alumnado.

24/01/08 · 0:00


La financiación privada consta de
dos vías fundamentales, las inversiones
de empresas o instituciones y las
tasas de los estudiantes, que en los
postgrados y máster están aumentando
progresivamente. De cara a favorecer
el acceso de los estudiantes a
este tipo de titulaciones, sensiblemente
más caras, el Ministerio de
Educación y Ciencia (MEC) ha sustituido
las tradicionales ayudas a fondo
perdido (becas) por mecanismos
de pago futuro para los costes de las
titulaciones universitarias (en la
práctica un préstamo hipotecario).

Este nuevo concepto supone otro
salto cualitativo en la concepción de
la educación y de las ayudas públicas.
Los estudiantes están pasando
de ser becarios a prestatarios, es decir,
clientes del propio MEC o de una
entidad bancaria que les proporciona
una cantidad prestada para el desarrollo
de los estudios superiores.
En Gran Bretaña, el primer país europeo
en el que las tasas altas fueron
compensadas con la financiación
mediante préstamos-renta, las becas
han sido totalmente sustituidas por
este tipo de financiación al estudio.

De esta forma, hoy en el Estado español
existen dos tipos de préstamos
educativos públicos: las llamadas
propiamente ‘becas-préstamo’ y los
que se titulan eufemísticamente como
‘préstamos-renta’.
Por un lado, las becas-préstamo
están destinadas a estudiantes de primer
y segundo ciclo, y tienen como
único fin facilitar a los estudiantes la
finalización de sus estudios oficiales
universitarios. Se pueden solicitar
créditos de un mínimo de 3.000 euros
y un máximo de 9.000 euros, que
serán financiados entre el MEC
(70%) y una entidad bancaria (30%)
que tenga convenio con el MEC. Se
aplicará un período de amortización
de tres años más otro (el primero) de
carencia, cuyos intereses se acumularán
en los tres años restantes. La liquidación
total se realizará por cuotas
mensuales iguales.

Además, el MEC ha especificado
que el tipo de interés que se aplique
se basará en el Mercado Interbancario
Europeo (EURIBOR), más un
diferencial de 0,3 puntos porcentuales.
Una vez deducida la subvención
del MEC, el total de intereses que se
deriven de cada operación será asumido
por los estudiantes y los bancos
en una proporción de 2 a 1.

Este nuevo sistema de financiación
del estudio genera una relación
mercantil en el panorama educativo,
donde entran en juego las entidades
bancarias como un actor destacado.
Éstas serán las que, a través del marco
legislativo actual, tendrán el papel
de acreedoras financieras de los estudios
universitarios, abriendo las
puertas de un nuevo nicho de mercado,
los créditos para el estudio, que,
como apuntan todos los indicadores
interbancarios, no ha parado de crecer
en los últimos tres años. En este
sentido corremos el peligro de que lo
que ahora nos venden como una excepción,
pronto se convierta en una
norma para poder acceder a unos estudios
superiores.

Por otro lado, los préstamos-renta
están dirigidos a aquellos titulados
que quieren financiar el coste de los
estudios de máster oficiales en España
o en cualquier país del Espacio
Europeo de Educación Superior (EEES),
así como facilitar una renta
mensual a los estudiantes que lo deseen.
La que fuera ministra de Educación
y Ciencia, María Jesús San
Segundo, los definió ante el Senado
como: “Un pacto entre generaciones.
Las generaciones que trabajan y contribuyen
con fondos públicos están
financiando a los estudiantes de
postgrado que, a su vez, devolverán
el dinero prestado cuando trabajen”
(Gaceta Universitaria, 17-04-2006).
Los préstamos-renta consisten en
un pago inicial de hasta 6.000 euros,
pudiéndose solicitar además una
cantidad mensual de hasta 800 euros
por mes de duración oficial del máster,
hasta un máximo de 21 meses.
Los dos primeros años de vigencia
del préstamo serán de carencia obligatoria,
más el período que transcurra
hasta el primer día 15 de marzo
posterior a los dos años de la firma
del contrato. La dotación presupuestaria
que ha destinado el MEC para
este tipo de préstamos es de 50 millones
de euros, por lo tanto el número
plazas se cerrará cuando se agote
dicha cantidad.

Lastre hipotecario de 15 años

El plazo de amortización empezará a
contarse a partir del ejercicio siguiente
a aquel en el que la renta del
alumno sobrepase en el ejercicio anterior
el umbral de base imponible
general y del ahorro/IRPF de 22.000
euros/año. El préstamo se amortizará
en ocho años.
En cualquier caso, la deuda se extinguirá
trascurridos 15 años desde
la formalización de la operación. Las
amortizaciones del Prestatario Final
serán lineales y trimestrales, y no podrá
superar el total anual de 1/8 de la
deuda total contraída. Los préstamos-
renta suponen un lastre hipotecario
de, al menos, 15 años para la
mayoría de los estudiantes que opten
por esta opción para poder cursar
estudios de postgrado y máster.

Una hipoteca para alcanzar una
mayor cualificación laboral que se
tendrá que devolver a cómodos plazos
una vez que el estudiante alcance
una remuneración bruta de, por lo
menos, 1.571 euros al mes. En ningún
sitio se menciona el aumento del
nivel salarial en estos supuestos 15
años de amortización.
Según un estudio previo a la
aprobación de los préstamos-renta,
aún con la implementación de
este tipo de créditos de financiación
de los estudios, el postgrado
será la oportunidad para que las
universidades, manteniendo un
número total de estudiantes probablemente
menor que el existente
en los estudios de Grado, conciban
un horizonte en el que, como dice
el profesor Vicente Ortega, “al menos
el 30% del total de estudiantes
sean estudiantes de postgrado, de
los que un 10% estarían en programas
de doctorado” (Encuentro ‘Los
ingenieros y arquitectos ante Europa’,
UPM, 2004).

Elitización del postgrado

Esto supondrá que, al menos, entre
un 60% y un 70% de los titulados de
Grado no podrá acceder a los estudios
de postgrado, ni siquiera hipotecando
su futuro inmediato. En la
práctica, el Grado –titulación común
para todos los estudiantes universitarios–
adecuado a las necesidades
del mercado laboral será el último
peldaño para la mayoría de estudiantes,
produciéndose de facto la elitización
del postgrado.

Este sistema de financiación agudiza
la competición entre las universidades
por los recursos escasos, haciendo
que “las distinguidas por su
calidad se lleven la mejor parte y las
que no reciban sólo fondos para asegurar
su subsistencia. Así habrá
competencia y ésta, como creen algunos,
genera eficiencia y, como sabemos
otros, genera desigualdad”,
como explica Albert Corominas en
“Acerca de la Universidad española,
ahora” (Mientras Tanto, nº 68-9, Barcelona,
1997).

La esencia de este nuevo giro fue
resumida por el anterior Consejero
de Educación de la Comunidad de
Madrid cuando declaró hace tres
años que “las universidades no pueden
aspirar a vivir exclusivamente
del presupuesto público que tiene
un límite; cuantos más fondos privados
obtengan, más fondos les va
a dar la Comunidad; una buena financiación
permitirá a las universidades
madrileñas competir y ser un
referente en el mundo”.

Tags relacionados: Educación Universidad Educación
+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

separador

Tienda El Salto