DAVID CUARTIELLES
INGENIERO DE TELECOMUNICACIONES Y PROFESOR DE UNIVERSIDAD EN SUECIA
“Arduino es un sistema educativo que democratiza la tecnología”

Miembro del equipo desarrollador de Arduino, explica que su motivación siempre ha sido hacer más accesible el aprendizaje de cómo funciona la tecnología.

, Zaragoza
16/10/12 · 0:00

David Cuartielles es uno de los nombres que más suenan en foros, congresos y círculos relacionados con las nuevas tecnologías y el código libre. Tras concluir sus estudios comenzó a trabajar en Alemania y al poco saltó a Suecia, donde imparte clases en la Universidad Pública de Malmo e investiga desde hace más de doce años. Actualmente es también el responsable del laboratorio de diseño de prototipos, pero, según explica, ni siquiera es un departamento oficial, ya que el presupuesto es inexistente y no queda reflejado en ningún sitio. Cuartielles desmonta con esto el mito de los países nórdicos, para quienes los consideran panacea para la investigación. "Este departamento se creó de la nada, sin embargo de repente teníamos 200 alumnos por semestre, de cuatro carreras diferentes, interesados en nuestro trabajo, por lo que decidimos apostar por él aunque no recibiéramos financiación". De nuevo la misma historia, falta de recursos para contribuir a la investigación desde los centros educativos públicos e investigadores que han tenido que cobijarse en empresas privadas para sobrevivir. Esta vocación, en pro de hacer más accesible el aprendizaje, fue uno de los motivos que llevó a David Cuartielles y a su compañero italino Massimo Banzi a crear Arduino, el hardware libre que está revolucionando el mundo de la tecnología libre

¿De dónde surge la necesidad de crear Arduino?

En el colegio se enseña ofimática, programas que permiten hacer documentos, pero no se va más allá. Todo el mundo debería tener la oportunidad de programar, o lo que es lo mismo, de aprender y crear, que es donde radica el fallo en el sistema educativo convencional. Comencé dando clases de electrónica a estudiantes de diseño gráfico y en el mundo del arte, por ello me pregunté, por qué no podría enseñarle también a un niño de diez años? Ambos tienen los mismos conocimientos previos, con la diferencia de que los niños no tienen limitaciones en su imaginación, no le dan vueltas al para qué sirve y comienzan a aprender y crear sin darse cuenta. Para mí Arduino es simplemente un sistema educativo, muy sencillo y eficiente. Es una extraordinaria herramienta para aprender, puede usarla cualquiera. Uno de sus objetivos es lograr la democratización de la tecnología.

¿Cuáles son tus líneas de trabajo?

Trabajo fundamentalmente en dos líneas, la tecnología educativa, que es mi campo de aplicación preferido, y el internet de las cosas el análisis de cómo se pueden conectar diferentes aparatos a la red. No investigo tanto en su viabilidad, como en lo que ello implica para la vida diaria. Un ejemplo es la creación de sistemas de ahorro energético gracias a la conectividad.

¿En tu trabajo está muy presente la filosofía dentro de la tecnología?

Cada vez que se habla de nuevas tecnologías hay tres campos que explotar. Uno es la aplicación de la ciencia; otro el diseño estético de la
tecnología y por último el concepto que explica la tensión tecnológica. La tecnología genera tensión social, y como claro de ejemplo de ello podemos hablar de Facebook. Esta red social es genial para la comunicación, pero ¿quién es el dueño y qué uso se le da a la información
que estás enviando a través de ella? Esto poco a poco generará más tensión entre las personas, y yo lo que me pregunto es, ¿cómo va a transformar esto a la sociedad en el futuro? Esto es algo realmente difícil de predecir.

¿Cuál te gustaría que fuera el futuro de Arduino?

En el futuro me gustaría que fuera el primer paso para hacer ordenadores más complejos y libres.

¿Algún otro proyecto actual que quieras destacar?

Ahora mismo estoy trabajando con dos chicos de Madrid, tetracampeones del mundo en robótica infantil, con los que estoy construyendo un robot que esperamos vender por menos de cien euros para que cualquier niño del mundo pueda tener acceso a él.

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