LA MEDIDA ANTEPONE LAS TASAS DE ACUMULACIÓN DEL CAPITAL A LAS CONDICIONES DE VIDA DE LAS PERSONAS
La reforma laboral no sólo ataca al trabajo, ataca a la vida

La autora denuncia que la reforma del mercado de trabajo profundizará la inseguridad en el acceso a los recursos básicos para la supervivencia.

, Militante y economista
06/03/12 · 3:07
Edición impresa

La reforma laboral recientemente
aprobada por el
gobierno de Rajoy es un
paso más, gravísimo, en la
socialización de los riesgos del
proceso de acumulación de capital
y en la individualización de la responsabilidad
de sostener la vida.

Sobrecarga en el más-acá-del-mercado

Al interpretar y criticar la reforma,
no debemos perder de vista dos cuestiones.
La primera: el trabajo remunerado
es una de las formas de acceso
a recursos necesarios para vivir,
pero no es relevante en sí, sino como
parte de un engranaje más amplio
cuyo funcionamiento debe valorarse
según su impacto en la vida.
Tampoco es la única forma imaginable
de acceder a recursos, y resulta
urgente buscar otras maneras.

La
reforma precariza el empleo –a través
de nuevas modalidades contractuales
desprotegidas–, reduce a la
mínima expresión la vigilancia colectiva
de las condiciones laborales
–ataque a los convenios colectivos–
y vuelve tremendamente fácil pasar
del empleo al desempleo –despido
cuasi-libre de facto–. A la par, degrada
los derechos sociales que cubren
el riesgo de perder el empleo, y
con él, el salario –se degradan las
prestaciones por desempleo, enfermedad
y envejecimiento–. Dicho de
otra forma: con esta reforma es cada
vez mayor la dependencia del
empleo como fuente de acceso a recursos
,
pero la garantía de acceso a
un empleo estable y digno es cada
vez menor. Esto resulta en una presión
recrudecida por sostener la vida
en algún lugar que no es ni el
mercado, ni el Estado. Pero ¿dónde?

He aquí la segunda cuestión a no
perder de vista: el mercado laboral
se sustenta sobre una base de relaciones
y trabajos no mercantiles
,
una esfera social que está más-acá-del-
mercado (en conexión más directa
con el bienestar), que es la que
regenera de forma cotidiana y generacional
a la mano de obra y sostiene
la vida en su conjunto. Al insertarnos
en el empleo, se nos exige
plena disponibilidad y ninguna responsabilidad
extra-laboral.

Exigir
los mal llamados derechos de conciliación
era una forma de luchar contra
esta figura de trabajador aislado
del mundo. La reforma, por contra,
la refuerza, sobre todo al permitir el
cambio unilateral por parte de la
empresa de condiciones básicas como
horarios, jornada y espacios de
trabajo. ¿Qué conciliación es posible
así? Más aún, esa figura se expande
al funcionamiento de lo público,
con la posible imposición de
servicios a la comunidad para quienes
cobren el paro. En definitiva, se
da por hecho que no hay vida más
allá del empleo, cuando de hecho
son las relaciones y trabajos más-acá-
del-mercado los que sostienen
el mundo laboral
.

Precariedad y exclusión con la nueva reforma

Esta reforma va a implicar el aceleramiento
de un tripe proceso que ya estamos
viviendo. En primer lugar, el
incremento de la precariedad en la vida
(que excede la laboral), es decir, de
la inseguridad en el acceso sostenido
a los recursos necesarios para satisfacer
las expectativas materiales y emocionales
de la gente. ¿Qué posibilidades
hay de vivir una vida propia y satisfactoria
si hasta los 33 años puedes
cobrar el 75% del salario mínimo?

En segundo lugar, el aumento de
las situaciones que pasen de la precariedad
a la exclusión y, en este sentido,
la expansión de un fenómeno de
crisis de reproducción social. ¿En qué
situación quedará quien, a los 50
años, se quede en la calle por un ERE
incontrolable? ¿Y quien lo sea por motivos
de enfermedad común, en un
contexto de crisis de la salud en el que
se ocultan las dimensiones ambientales
y sociales
de la enfermedad?

El trabajo no remunerado
no es la única forma
de acceder a recursos,
y resulta urgente
buscar otras maneras

En tercer lugar esta reforma va a
producir una profundización de un
proceso de hipersegmentación social,
esto es, de multiplicación de las desigualdades
y establecimiento de nuevas
y complejas vías de exclusión de
la ciudadanía
, a menudo escondidas
en la letra pequeña. Si es escandaloso
que el contrato de formación con despido
gratis pueda hacerse hasta los
30 años... ¿qué decir de que no tenga
límite de edad para las personas con
diversidad funcional
?

Frente a este ataque: conflicto social

En este contexto, muchas son las urgencias;
nombremos tres. Primero:
mantener una vigilancia permanente
para evitar la normalización del proceso
de degradación de las condiciones
vitales e incremento de la desigualdad.
Están acaeciendo profundos
cambios que debemos identificar
y no asumir la realidad de fuerte desigualdad
de poder al negociar las condiciones
de vida. Las empresas imponen
la reducción de las cotizaciones a
la Seguridad Social y el conjunto social
lo compensamos con bonificaciones,
llegando incluso a pagar con
nuestra prestación de paro parte de
nuestro salario. Es imprescindible visibilizar
el profundo conflicto capital-sostenibilidad
de la vida como una
tensión estructural e irresoluble que
está agudizándose.

¿No se suponía
que las empresas legitimaban la ganancia
por el riesgo que corrían al invertir?
Ya ni nos limitamos a cubrir
sus pérdidas, sino que garantizamos
que no reduzcan beneficios. ¿Vamos
a seguir priorizando su lógica? Lo más
estratégico es sacar a la luz el conflicto
no desde el mercado laboral
, donde
se nos reconoce como interlocutores
por nuestro papel en el proceso de
acumulación (patronal-sindicatos), sino
desde las esferas invisibles donde
el conflicto se absorbe: los trabajos no
remunerados y atípicos, la vida cotidiana
en su conjunto y no su reducción
laboral: el más-acá-del-mercado
que sostiene al mercado. Tercero: situar
como reivindicación prioritaria el
reparto justo de todos los trabajos, los
pagados y los no pagados, partiendo
de la reivindicación de la reducción
de la jornada laboral, pero yendo más
allá. De entre la inmensa cantidad de
horas destinadas al empleo, es preciso
dilucidar cuáles son las dedicadas
a trabajos socialmente necesarios
(que generan bienestar), y las malgastadas
en realizar un trabajo alienado,
que permite obtener ganancias, pero
no genera bienestar.

Es necesario un rechazo muy duro
a esta reforma laboral, porque es
una escandalosa vuelta de tuerca
en el frontal ataque a las condiciones
de vida de la población como
medio para recuperar las tasas de
acumulación de capital.


La profesora de Derecho laboral Adoración Guamán explica la reforma laboral

por Niavero.org

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comentarios

3

  • |
    anónima
    |
    09/06/2012 - 3:32pm
    Yours is a celver way of thinking about it.
  • |
    anónima
    |
    24/03/2012 - 8:26pm
    Muy clarito, muy bien explicado; me quedo con una frase: "Esta reforma laboral va a crear pobreza". Sin duda, así será, a no ser que la paremos sí o sí.
  • |
    anónima
    |
    06/03/2012 - 4:04pm
    <p class="spip">El deficit cero sin recortes se hace posible subiendo los impuestos a las grandes fortunas de todos esos deportistas, locutores, actores, empresarios etc etc con sueldos y patrimonios de escandalo.</p> <p class="spip">Contra su deficit cero proponemos PARO CERO POR IMPERATIVO CONSTITUCIONAL</p> <p class="spip"><strong class="spip"> [COMPARTE Y VENCERÁS-</strong></p>
  • Olmo Calvo
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