Los migrantes secuestrados son en su mayoría de Centroamérica. Mujeres, hombres, niñas y niños son sometidos a todo tipo de vejaciones por las mafias.
¿Cuál es el número de migrantes secuestrados al año en territorio mexicano?
Hasta la fecha, las casas del migrante y la Comisión Nacional de Derechos Humanos de México han documentado alrededor de 20.000 secuestros al año cometidos contra personas migrantes en tránsito por México, la mayoría de origen centroamericano.
¿Cuál es el perfil que presentan los secuestradores?
El secuestro es perpetrado por miembros del crimen organizado, en colaboración, encubierta o explícita, con agentes estatales de los tres niveles de Gobierno, entre los que destacan funcionarios públicos del Instituto Nacional de Migración, de la Policía Federal y policías municipales.
¿A qué se exponen los migrantes centroamericanos en su tránsito por México?
Se exponen a todo. Los testimonios recogidos por la Casa del Migrante de Saltillo describen la tortura física y psicológica que las personas migrantes, víctimas de secuestro, han sufrido. Golpizas y tablazos [golpes con tablas], así como la privación de alimentos y de ropa, la restricción de necesidades fisiológicas, la privación del sueño y amenazas con armas, machetes o cuchillos de forma habitual, son, con frecuencia, ejemplos de tortura física. Esto va acompañado de humillaciones, insultos y burlas, e incluso se producen agresiones sexuales. Además, obligan a los detenidos a golpear a sus propios compañeros, presenciar asesinatos y violaciones sexuales.
¿Qué factores han contribuido en los últimos años a que se agrave la situación?
Centroamérica se ha consolidado como una región expulsora de migrantes debido a la falta de capacidad de los Estados de procurar condiciones de vida digna para sus ciudadanos. La condición de vulnerabilidad por falta de garantías individuales en el país de origen se agrava durante el tránsito por México. Eso responde a dos factores: la invisibilidad o clandestinidad en la que las personas migrantes están obligadas a moverse y el enfoque sobre el control de la política migratoria, que impide que quienes necesitan cruzar por México, lo puedan hacer de forma documentada. Eso les fuerza a viajar de manera irregular por los caminos más peligrosos del país.
El segundo factor es el contexto de violencia actual de México, que permite que se cometan con impunidad graves violaciones sin que ni siquiera la denuncia pública, y ante instancias internacionales, haya servido para detener los abusos.
¿Qué acciones ha emprendido el Gobierno mexicano para resolver este problema?
El Estado, responsable siempre de la vigencia de los derechos humanos de cualquier persona que se encuentre en territorio mexicano, ha sido omiso o negligente en la custodia de esta población. Las casas del migrante y centros de derechos humanos son las únicas organizaciones que han cumplido con procurar a las personas migrantes atención humanitaria y protección de sus derechos. Con los parámetros actuales, la política de control migratorio únicamente está causando más accidentes y un mayor estado de vulnerabilidad para las personas que cruzan México con la esperanza de encontrar un futuro mejor en Estados Unidos.
Es indispensable que el Gobierno contribuya a crear nuevas dinámicas migratorias en las que se protejan los derechos humanos. Además, los programas de regularización migratoria están basados en la expedición de documentos, pero no en la atención integral de las víctimas, así que las personas migrantes que deciden denunciar el delito no encuentran condiciones de vida digna en México y tienen que regresar a sus lugares de origen. A esto se suma que ni las personas migrantes ni sus defensores confían en la Administración, por lo que las denuncias son consideradas un acto de riesgo, ante la impunidad existente.
¿Qué se puede hacer para cambiar la situación que se vive en los países centroamericanos?
La transformación de la situación de las personas migrantes es también responsabilidad de países como Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua, que deben dejar atrás la conflictividad histórica y tejer bases de vida digna para sus habitantes. De esa forma, las personas no tendrían que verse obligadas a salir de sus países de origen.
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