CRISIS // ACADÉMICOS EUROPEOS SE REUNIERON EN LONDRES PARA BUSCAR ALTERNATIVAS A
“Las calles son la única esfera política que aún no se ha apropiado el capitalismo”

Intelectuales del sur de Europa se han dado cita en Londres para articular resistencias. Entre otros efectos, explican que tras la prohibición de financiar la deuda a través de bancos estatales se pagan 350.000 millones de euros al año sólo en intereses.

, Londres (Reino Unido)
14/12/12 · 11:49
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PORTUGAL. Alusiones a los ‘Pigs’ (Portugal, Irlanda, Grecia y España) durante un día de protestas, junto a carteles del movimiento “que se joda la troika”. / Tiago A. Pereira

Los efectos de las políticas de austeridad impulsadas desde la troika (Fondo Monetario Internacional, Comisión Europea y Banco Central Europeo) en los Estados del sur de Europa están resultando devastadores. Según datos publicados por Eurostat, la Eurozona entró en recesión en el tercer trimestre de 2012, en el que el producto interior bruto descendió un 0,1%, lo que se suma a la reducción del 0,2% en el trimestre anterior.

Los datos también señalan una Europa en la que los recortes acentúan aún más la diferencia entre las dos velocidades del centro y la periferia: mientras que Alemania y Francia crecieron al 0,2% mejorando las previsiones del segundo trimestre, los países que más sufrieron fueron Grecia (-7,2%), Portugal (-3,4%), Italia (-2,4%) y España (-1,6%). Las consecuencias sobre la población del sur de Europa han provocado una reacción de protesta de la sociedad civil que cristalizó en la huelga paneuropea del pasado 14 de noviembre, y desde diversos sectores se promueven puentes entre los movimientos de resistencia nacionales.

En este marco se engloba la conferencia The southern Europe crisis and resistances (La crisis y las resistencias de la Europa del sur), organizada el 22 de noviembre en la Universidad de Birkbeck, Londres, por el profesor portugués Luis Trindade. En este foro participaron académicos de Portugal, como Boaventura de Sousa Santos, de la Universidad de Coimbra; de Grecia, Costas Duzinas, Birkbeck; de España, Juan Carlos Monedero, de la Universidad Complutense de Madrid; de Italia, Andrea Fumagalli, de la Universidad de Pavia, y la periodista Maria Margaronis de The Nation y The Guardian se reunieron para debatir alternativas y posibles direcciones de la contestación civil a las imposiciones de la troika.

Reforma laboral y crisis

Andrea Fumagalli, profesor de economía política, recalcó la importancia del euro en el desarrollo de la economía italiana: “El crecimiento anterior a la moneda única se basaba en la devaluación de la lira, mientras que al llegar el euro el Estado tuvo que modificar su política”. Fumagalli explicó que la aparición del euro, unida a la pérdida de competitividad de las empresas italianas, también derivada de los procesos de globalización, condujo a un pacto social en el periodo entre 1992 y 1997 destinado a una disminución de la deuda pública sostenida en la liberalización de servicios y la privatización de compañías estatales. “Hubo una primera etapa en la que se trató de incrementar la competitividad de la economía italiana a través de la reforma laboral que exigía sacrificios a los trabajadores.

La reforma ha supuesto una reducción de los salarios reales de los italianos de hasta un 15% en 15 años”, explicó el catedrático italiano, que se lamenta de que la segunda etapa del proceso, que pretendía constituir un modelo de cogestión de la economía entre el Gobierno, los sindicatos y las empresas con el objetivo de la redistribución de la riqueza y el desarrollo del Estado de bienestar, nunca se llegara a producir: “Es como estar esperando a Godot”.

Desobediencia a la troika

“¿A qué nivel de catástrofe vamos a esperar para encontrar una solución a la crisis?”, se preguntaba Boaventura Sousa Santos, que promueve la desobediencia a la troika como salida del problema de la deuda. El sociólogo portugués endureció su mensaje contra el FMI, el BCE y la Comisión Europea: “La desobediencia tiene que ser conjunta, coordinada entre aquellos países que más la padecen”. Portugal vivió una de las mayores demostraciones de rechazo a las políticas impuestas por las instituciones europeas de las últimas décadas.

Cientos de miles de portugueses se lanzaron a la calle en septiembre y consiguieron parar los planes de Pasos Coelho, que incluían una subida del impuesto sobre la renta de un 7% a los trabajadores al mismo tiempo que reducían un 6% la tasa de las empresas. “Con el euro vamos al desastre”, insistió Sousa Santos, que promulgaba una salida de la moneda única y la quita de la deuda: “Nuestro déficit es igual al interés que pagamos por la deuda, así que las cuentas del Estado se sostendrían unos meses”.

El caso portugués no es único: según el economista español Juan Torres, los Estados europeos, desde la prohibición de la financiación del Estado por los bancos nacionales por el tratado de Maastricht, pagan 350.000 millones de euros al año sólo en intereses de deuda, lo que beneficia enormemente a la banca privada.

“Con la ilusión del progreso”

El intelectual portugués admitía que los bancos colapsarían, pero consideraba que aquello podría determinar el contexto para la creación de otra concepción de la política y la economía: “Los europeos han vivido con la ilusión del progreso, de la transición del subdesarrollo al desarrollo, y ahora se encuentran en Estado de shock”. Reconociendo la crisis de los partidos de la izquierda, Sousa Santos abogaba por la búsqueda de un sujeto político que englobe los movimientos de protesta: “Las calles son la única esfera política que aún no ha sido capitalizada por el capitalismo, de ahí debe aprender la izquierda”. Santos finalizó su intervención con una pregunta que considera clave –e incómoda– para el futuro de Europa: “La nueva generación no ha padecido el trauma de la guerra, veremos si conseguiremos construir una nueva Europa sin este trauma”.

“El problema del déficit temporal es que es como una muerte temporal: dura para siempre”, así de rotundo comenzó su ponencia Costas Duzinas, director del Instituto de Humanidades de la Universidad de Birkbeck. Duzinas no creía que ninguna de las soluciones propuestas fuera a mejorar la situación en Grecia, sino todo lo contrario. Detalló los efectos de las políticas de la troika sobre la sociedad griega: “Los sueldos de los funcionarios se han recortado hasta un  50%, los de los trabajadores del sector privado un 32%; la reforma laboral tiene como objetivo la eliminación de los mecanismos de negociación colectiva.

Esto ha provocado que la economía griega encogiera un 25%, la mayor reducción de un Estado europeo en tiempos de paz” según Duzinas. Esta semana la troika ha desbloqueado un nuevo paquete de ayuda de 40.000 millones de euros al Gobierno griego, aunque Bruselas sigue exigiendo que prosigan los ajustes en forma de aumentos de impuestos (IVA y carburantes) y disminución de salarios: “Grecia se está convirtiendo en el manual de la decadencia moral del sistema de poder”, dijo Duzinas.

Sin embargo, el catedrático encontraba esperanza en los movimientos de resistencia, en  particular las protestas de la plaza Syntagma que provocaron la dimisión, en dos ocasiones, del primer ministro Papandreu. Costas Duzinas considera que de esta experiencia se pueden extraer lecciones muy valiosas sobre cooperación, solidaridad y democracia directa. Asimismo, Duzinas confía en el ascenso al poder de Syriza, partido político de izquierdas que rechaza el memorando de la troika y que ha crecido “de un 4% de los votos a un 27%  en pocos meses, y al que las encuestas dan ganador si las elecciones se celebrasen ahora mismo”.

Como contraste a la visión esperanzadora de Duzinas, Maria Margaronis resaltó algunos de los peligros que acechan a la sociedad griega, principalmente el viraje de la población hacia partidos extremistas como Amanecer Dorado: “La situación es terrible. El hueco dejado por los partidos de centro lo está ocupando un sentimiento antieuropeo de inciertas consecuencias. En Grecia se ha vuelto normal que un partido neonazi como Amanecer Dorado infiltre a la  policía, que diputados de ese partido rompan escaparates de inmigrantes y que no pase nada”, dijo la periodista de The Guardian, que en otoño permaneció en contacto directo con la ciudadanía griega: “La sociedad está al borde del  colapso. No puedo, aunque me gustaría, compartir la visión optimista de Costas, y no creo que Syriza sea la solución”. Amanecer Dorado ha incrementado de forma alarmante su porcentaje de votos del 0,3% en 2009 al 7% en 2012.

España y el 15M

“La crisis representa el final del consenso sobre la Transición, que fue incompleta y dejó casi intocadas las estructuras  de poder del Franquismo; el final del consenso sobre la monarquía (“robar es una costumbre de reyes, pero los Borbones la exageran”, explicó Stephan Zweig); el final del consenso sobre el saber hacer de los bancos centrales”, afirmó contundente Juan Carlos Monedero, profesor de Ciencia Política la Complutense.

Monedero situó en el Tratado de Maastricht uno de los pilares de la crisis y lo calificó de acto de barbarie que disolvió la política y redujo a los trabajadores a mercancía. Y subrayó que la crisis no es económica sino política. Sin embargo, señaló al movimiento 15M como una fuerza que puede recuperar la política para los ciudadanos: “El 15M ha retornado la conciencia a los votantes del PSOE, es un primer paso”. Además, dijo que “el 15M no es una respuesta, es una pregunta directa a la democracia, y posee dos cualidades que  ahora son fundamentales: capacidad de improvisación y de aprendizaje”.

En España, los pagos del Estado por los  intereses de la deuda han aumentado de 16.000 millones de euros en 2007 a 29.000 millones en 2012, según el economista Jorge Fonseca, y la deuda pública ha alcanzado el máximo histórico en el tercer trimestre de 2012, lo que indica que las políticas de recortes de los populares no funcionan.

Gran parte de la deuda es debida al rescate del sector bancario, situación que sólo empeorará tras la llegada de los 37.000 millones de euros que se destinarán, principalmente, al saneamiento de Bankia, Catalunya Banc,  Nova Caixa Galicia y Banco de Valencia, además del banco malo creado por el Gobierno, inversión que será difícil recuperar, como ya sucedió con el banco de Valencia, que se vendió a un euro. “No saldremos de ésta hasta que el miedo no  cambie de bando”, concluyó.

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comentarios

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    16/12/2012 - 6:20pm
    Compas, supongo que cuando habláis de Juan Carlos Monedero os referís al profesor de Ciencias Políticas, no catedrático de Economía como menciona el artículo (el cual es muy interesante).<br /><br />Abrazos.<br />
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