El Encuentro Netlach reunió en
Bilbao a finales de noviembre a
varias iniciativas de artistas,
activistas e investigadores para
reflexionar sobre la cultura digital.
Las nuevas tecnologías
de información
y comunicación han
irrumpido en nuestras
vidas con una fuerza que
ni los más entusiastas podían
anticipar. Nos enteramos de
que nuestro grupo favorito
actúa en la ciudad en su
MySpace, buscamos el lugar
del concierto en Google
Maps, quedamos con nuestros
amigos a través de mensajería
instantánea y al día siguiente
colgamos las fotos en
Flickr o en cualquier otro servicio
de alojamiento de imágenes.
Vemos lo que ocurre
en Iraq en el videoblog de un
periodista freelance y compramos
una nevera de segunda
mano en Ebay. Buscamos
datos sobre la historia de Sri
Lanka en la Wikipedia y vemos
los últimos capítulos de
Los Simpsons en You Tube.
Sin embargo, hablar de
cultura digital sigue provocando
extrañeza. La velocidad
de las innovaciones es tal
que, a menudo, no hacemos
un uso consciente de ellas ni
conocemos del entramado
social, cultural y económico
que acompaña a eso que
llamamos sociedad de la información.
Las industrias
asociadas a las nuevas tecnologías
(medios de comunicación
y entretenimiento, fabricantes
de software y hardware)
son, en la actualidad,
el sector económico de
mayor crecimiento. Pero su
buena salud se asienta en regímenes
de propiedad intelectual
abusivos y en la precarización
de los trabajadores
de la info-cultura. Las patentes
de software pertenecen
a grandes firmas de
países desarrollados pero las
tareas de programación y la
fabricación de los elementos
electrónicos se realiza mayoritariamente
en Asia, en condiciones
laborales que rozan
lo infrahumano. Potencialmente,
podemos tener acceso
a una gran cantidad de información,
pero esto se convierte
también en una modalidad
de censura en forma de
ruido informacional. El ciberespacio
es ilimitado, nos dicen,
y es cierto, pero nuestro
ciber-tiempo no lo es. Aunque
el precio de la memoria
virtual disminuya, nuestras
capacidades de memorización
siguen siendo las mismas.
Y esta desigualdad provoca
nuevas patologías sociales
e individuales como la ansiedad,
los trastornos de la
atención y, paradójicamente,
la degradación de las capacidades
comunicativas.
Espacio para la reflexión
El objetivo de Netlach (netlach.
org), Encuentro de
Cibercultura Crítica y Nuevos
Medios cuya III edición
se celebró del 22 al 24 de noviembre
en Bilbao, es precisamente
el de proporcionar
un espacio-tiempo para pensar
colectivamente en todo
esto a través de algunas iniciativas
que, desde la investigación
social, el arte o el activismo,
exploran las nuevas
formas de vida de la era digital.
Entre los invitados ha estado
el teórico de los medios
Franco Berardi, más conocido
por su apodo Bifo, impulsor
de diversas iniciativas de
agitación mediática como
Radio Alice o el movimiento
de las telestreets en Italia
que, en videoconferencia
desde Bolonia, reflexionó sobre
las nuevas formas de esquizofrenia
colectiva asociadas
a la hiperconectividad.
Daniel Miracle, por su parte,
presentó algunos de los proyectos
de televisión experimental
que desarrolla con
Neokinok TV en escuelas de
Brasil y África, donde imparte
talleres audiovisuales con
los dispositivos tecnológicos
más extendidos en esos países:
la telefonía móvil. En
Netlach también estuvieron
Flavio Escribano con Atari
Cold War, una investigación
sobre la carga ideológica de
los videojuegos comercializados
en los últimos años de
la guerra fría; la programadora
Lilia Villafuerte, autora
de una pieza de software-art
que relaciona diferentes
fuentes de datos online sobre
la situación de los derechos
humanos en Perú;
Mery Cuesta con Canal*ACCESIBLE,
una obra a medio
camino entre el net-art y la
intervención social que dota
a las personas con minusvalías
de una aplicación para
denunciar los problemas de
accesibilidad que encuentran
en las ciudades; o
Patxangas del Hacklab de
Iruña, que hizo un exhaustivo
recorrido por el cine ciberpunk
y sus implicaciones
en la formación de los movimientos
tecnopolíticos actuales.
El programa incluyó
también dos días de taller de
Bending para aprender a
modificar circuitos electrónicos,
una performance sobre
la relación entre conexión y
desconexión por el artista
Fausto Grossi y un concierto
multimedia con el videojockey
Entter y Yes Robot, músicos
que componen electrónica
con muestreadores, sintetizadores
y juegos modificados
por ellos mismos.
En total, tres días de actividades,
todas gratuitas, en diversos
espacios culturales de
Bilbao, en las que descubrir
algunas de las propuestas
más interesantes de esta
emergente escena cultural y
reflexionar sobre un futuro
que ya está aquí.
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