El barrio se mueve al ritmo del bote

Basket Beat fusiona deporte y música.

, Nueva York
04/04/14 · 8:00
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Momento de un taller de Basket Beat en un colegio de Nueva York. / La Tarumba

“La música y el deporte, igual que otras disciplinas artísticas, generan beneficios a las personas. De la misma manera, Bas­ket Beat nace de la certeza de que todo el mundo tiene el derecho y la habilidad de estudiar, crear y disfrutar de la música”, comenta el educador social y creador de la metodología, Jo­sep Maria Aragay. “Es una técnica sencilla que consiste en convertir una pelota de baloncesto en un instrumento musical a través de la emisión de un sonido grave al botar la pelota contra el suelo y el sonido agudo al golpearla con la mano abierta y los dedos separados”.

Los inicios del Basket Beat se remontan a 2010 en el barrio multicultural del Raval de Barcelona. Ese año se les ofreció a los jóvenes que asistían al Casal de Infants del Raval participar en un taller llamado Basket Beat. Los chicos que se apuntaron eran jóvenes etiquetados como menores extranjeros indocumentados no acompañados (Mena). “El primer día que aparecí en el Casal nadie me hacía ni caso, no me miraban a la cara y no eran capaces de trabajar durante 30 segundos seguidos. Desde entonces, ha cambiado muchísimo el grupo. Ahora son chicos de entre 20 y 22 años autónomos, es una cosa maravillosa. No ha sido sólo gracias al taller de Basket Beat, pero éste ha tenido un papel importante”, recuerda Aragay.

En 2012, al acabarse el proyecto en el Casal de Infants del Raval por cierre de una de las fundaciones inversoras, Josep Maria Aragay cogió la maleta. Con la idea de que Basket Beat sirve para todo el mundo –por ejemplo, personas que sufren Parkinson o con problemas de psicomotricidad– y también para crear conexiones entre las personas, Aragay decidió emprender un viaje por cuatro conti­nen­tes, impartiendo Basket Beat con grupos de jóvenes de diferente bagaje cultural, aptitudes y conocimientos tanto en el deporte como en la música.

El viaje comenzó en Inglaterra y pasó por Colombia, Uruguay, Sudáfrica, Perú, Es­tados Unidos y Canadá con el objetivo de evaluar el método Basket Beat. Siempre con el reto de adaptar Basket Beat a cada destino; en Colombia practicando ritmos como el currulao o el tamborito, en Perú ritmos afroperuanos o en Sudáfrica ritmos tradicionales. “En el viaje nos hemos encontrado talleres con 40, 60 o hasta 70 personas y esto es increíble”, comenta Josep Maria. “En Colombia me sorprendí porque nunca había visto a nadie pegarle tan fuerte a la pelota. En Perú, en cambio, el resul­tado musical fue malo. En Su­dáfrica estuvimos trabajando un total de 35 horas, haciendo seis horas cada día y nadie se quejó nunca del cansancio; Basket Beat es un trabajo duro por sus movimientos repetitivos a los cuales no estamos acostumbrados”.

En esta gira mundial, Basket Beat ha pasado por diferentes tipos de instituciones, desde universidades en París y Pretoria, pequeñas comunidades en Co­lombia, talleres de colaboración con la policía de Nueva York y la selección de fútbol sub 16 de Uruguay. Después de esta experiencia, Josep Maria intentará seguir mostrando Basket Beat a grupos de jóvenes del mundo. “A lo largo de tu vida y a medida que vas haciendo cosas necesitas tener relaciones amigables, relaciones deportivas, artísticas y expresivas que permitan profundizar en cómo eres tú, cómo te expresas o cómo te comunicas con el otro”, concluye Josep Maria mientras se viste con su ponche rojo en una cafetería de Nueva York. //

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